lunes, 28 de enero de 2008

hoy puede ser un gran día

A pesar de que el amor de mis amores ande empeñado en acaparar mi atención y exigirme conspicua presencia a su vera, siempre a la verita suya, con métodos patentables por el Mossad o, para no irse tan lejos, por los que acostumbra a usar EspeAguirre, alias Clarence, a pesar, decía, del trasiego absurdo y gratuito suplicio que este proceso apareja para mí, hoy puede ser un gran día (y mañana también si hemos de hacer caso a Serrat).

Después de tres años de despellejar vivo al doctor Montes y al Hospital Severo Ochoa en pleno, después de hacerles sufrir calumnias e insultos y de ser acusados sin vergüenza de 400 horribles crímenes por esas plumas vesánicas* de torticeros guarrindongos con licencia obispal para matar, después del auténtico linchamiento con su brea y sus plumas al que estos honrados profesionales de la medicina fueron sometidos por parte de correveidiles como el tal Lamela, que lo mismo aconseja en Sanidad que en Transportes, que monta tanto lo que tanto monta, y de perpetrarlo con la cobarde anuencia de la presidenta del madrileño Colegio de Médicos, Juliana Fariña, para una vez que el gremialismo no se impone, pues...

..., pues va la Audiencia Provincial de Madrid y ratifica en un auto el sobreseimiento y archivo definitivo del caso de las presuntas sedaciones irregulares en el Hospital Severo Ochoa, ordenando que se suprima en adelante toda referencia a la posible mala práctica (praxix dixit) de los médicos denunciados...

..., Montes anuncia querellas individuales y colectivas, lo que aplaudo con entusiasmo, el amigo Marciano y su profética Asociación para la Defensa de la Sanidad Pública exigen la dimisión de unos cuantos responsables mientras otros que guardaron hipócrita silencio arriman ahora el ascua a su sardina confiando en la proverbial falta de memoria de nuestras buenas gentes y a la par los de IU denuncian la auténtica naturaleza del asunto como estrategia popular contra los logros progresistas en la aplicación de la medicina al servicio de los ciudadanos, uniendo esta sarta de brutales ataques contra las famosas sedaciones terminales a la actual desaforada e ilegal batalla antiabortista, y ahora va y se les ve el plumero...

..., hoy puede ser un gran día que culmine de lujo si el trásfuga Losantos demuestra tener un par de esos cojones de los que alardea y vuelve a repetir, mañana sin ir más lejos, punto por punto, palabra por palabra, todo lo que se hartó de afirmar desde el púlpito por el que tanto cobra acerca del citado médico y su equipo hospitalario...

..., para mí que no caerá esa breva.

* Vesánico, que padece vesania, demencia, locura, furia.

viernes, 25 de enero de 2008

denuncié al Ayuntamiento de Madrid

Mal que le pese a Gallardón (que bastante tiene con el corte de mangas que se ha llevado de su propia banda, el pobre, por bobazo y bocazas), todavía quedan entre sus súbditos díscolos, como el aquí firmante, que andan sacándole fotos a las meteduras de gamba de su equipo de gobierno, para denunciar sus atropellos -aunque en este caso lo sean a la lengua que nos aglutina- y aún resisten entre la internáutica prez seres atrabiliarios hasta en su carné de identidad como el autor y principal motor de una página muy divertida y cabrona titulada ABRA (Oficina de Corrección del Español), donde figura como nombre propio Antonio Machín. Con vigilantes como los mencionados, lo lleva claro este hombre.

Mi amigo Antonio ha tenido a bien, contaba, publicarme en su página una denuncia al alcalde, apoyada en la fotografía que adjunto y ante quien corresponda, por el uso de un anglicismo muy de moda pero asaz incorrecto para denominar nada menos que a un tramo subterráneo de la nueva M30 de Madrid, al que alguno de los adláteres del prócer, sin duda con más iniciativa que conocimientos, ha denominado en cartelones y rótulos luminosos como By_Pass. Me llamó la atención, fue fotografiado para dejar constancia, denunciado de inmediato y obtiene ahora un carácter formal del que deja constancia la página dirigiendo un escrito al ilustre regidor en que le concede generoso plazo de 30 días para corregir dicho error so riesgo de resultar encerrado en la cárcel de papel por un periodo que no recuerdo.

La iniciativa de esta página me agrada y quiero hacerla llegar a vuestra consideración no sólo porque haya tenido a bien publicar mi colaboración en su justa causa, que ya mi ego anda suficientemente satisfecho por mor de este encuentro que mantengo con vosotros, sino porque me parece manifiestamente loable el hecho de que algunos se ocupen de mantener diaria pelea en defensa del uso correcto de nuestra maltratada lengua, medio al que adoro y rindo pleitesía como vehículo eficaz y ejemplar de comunicación y convivencia. Espero que navegar por los recovecos de esta divertida página os depare tantos buenos ratos como los que yo mismo he disfrutado al hacerlo.

lunes, 21 de enero de 2008

políticos

Con los idus de marzo, ¡guárdate, oh César!, llegan otras generales. Se escuchan cada vez más próximos los clarines que anuncian los cinco minutos de gloria del populacho, esos cinco minutos invertidos voluntariamente (hasta que Fraga se salga con la suya y sea obligatorio) por gentes como tu y yo, trescientos segundos malgastados en seleccionar en manos de quién, o quiénes, depositamos los próximos cuatro años de poder a cambio de nuestro muy disciplinado y pagano silencio. Debo confesaros, antes de nada, que no me pone nada, pero nada cachondo, el hecho de perder esos jodidos cinco minutos, (y eso, si descontamos la cola), porque me parece injusto y poco proporcionado lo que obtengo a cambio de ellos, sin hablar de la paliza que se nos avecina.

Hablando en general, no me gustan casi ninguno de los políticos que nos representan. Y no me gustan por una conjunción de factores que pueden resumirse en dos: a) Porque no son profesionales, sino arribistas, y que conste que ni siquiera utilizo tal palabra como un insulto, sino como una definición. b) Porque servir al ciudadano suele estar ubicado, en su orden de prioridades, muy abajo de la tabla, justo antes de donde figura pagar la factura bimensual del agua.

En un breve espacio de tiempo he hablado sobre nuestros políticos con dos personas de muy diversa índole, y he coincidido con ellos en sus crueles constataciones. Me decía Cruz que para un político español tipo, la ubicación de sus aspiraciones personales en el entorno del propio partido, más exactamente en las cercanías del magma donde se reparten las cuotas de poder, es la máxima prioridad. Y punto pelota, añadía. Para Juan Pedro, un muy reciente y grato descubrimiento surgido en el devastado erial de mis relaciones profesionales, todos (o casi) carecen de cualquier tipo de contacto congruente con los problemas, inquietudes y aspiraciones del ciudadano pedestre. Añadiré yo, de mi coleto, que actuan como si vivieran en un mundo-ficción tan independiente de la realidad como El País lo fuera de la mañana, considerando a las personas que formamos esta sufrida sociedad exclusivamente como entes votantes. Los tres hemos coincidido, además, en un factor agravante, y este tan general que tiene mando en plaza. En España, y en el resto del mundo, con mayor o menor descaro, es la Economía la que hace la Política. Lo demás, zarandajas y agitar el árbol hasta que caiga la fruta.

Sé que se trata de afirmaciones arriesgadas, que algunos podrían tachar de generalizaciones injustas y hasta filofascistas, pero me da igual. No es así. Lo que duele que te cagas es tener que alcanzar estas conclusiones después de haber depositado en ellos tanta confianza durante tanto tiempo. No hablo de buenos ni malos, los maniqueísmos me la refanfinflan, que creo que se decía así, sino porque considero que se trata de una clase política que ha perdido el norte de su naturaleza y que vive por y para sí, endógena, obsesionada por su individualidad, trepa, aprovechada y definitivamente ajena a lo que a mí, al menos, me preocupa. Mires hacia donde mires, con todos los matices que queráis, que los hay e importantes, es lo mismo. Luchas intestinas y frontalidad entre barrios, los unos contra los otros y la casa por barrer. Ellos y yo tenemos ideas enfrentadas sobre el qué hacer, que decía Vladimiro, y sobre el cómo y el cuándo, el dónde, el porqué o el cuánto, ni os cuento.

Parafraseando a Serrat, entre esos tipos y yo hay algo personal. Y vosotros, estimados visitantes, ¿qué pensáis? Debatamos, si os place. Sé de antemano que mi postura es radical y peligrosa, así que, si así os parece, saquémosle entre todos punta al lápiz.

Nota. Ilustración debida al genio de Antonio Fraguas, Forges, que abunda en cierta crítica, ya de partida, a lo que aquí parece haber sido afirmado.

miércoles, 16 de enero de 2008

a veces, la vida

A veces, la vida, escribe con renglones torcidos. A menudo, la vida nos colma de dificultades que se extienden, como si de aquella tinta derramada que todo lo manchaba se tratase, por todos y cada uno de los terrenos en que se desenvuelve nuestra existencia, con el proceloso mimo que aplica el alfarero a su obra de manos sucias, que lo vi en un documental.

Con frecuencia pasa que te sientes preparado para afrontar una contradicción diminuta, a la que miras de reojo diciendo para tu coleto, ¡vas de culo, enana, si te crees que podrás conmigo!, hasta que adviertes que a la muy puñetera le acompaña su primo de zumosol y adviertes luego que al bigardo de referencia le escoltan cuatro macarras de la tuna de Derecho y a los jodidos del clavelitos le siguen los cien mil hijos de San Luis y ya no te abarca la vista cuando miras al horizonte de tus problemas de cada día y ves tantas cabezas con ojos y bocazas abiertas pretendiendo comerte los hígados que nunca hubieras pensado pudieran resultar tan atractivos por mucho que te gusten los que tu mismo cocinas de volátiles putas, léase de gallina, con mucha cebollita y cierto vino blanco de retropaladar exquisito.

No es menos cierto que la mitad de los poblemas que abarca tu mirada suelen ser farfolla que adora la buena compañía y se presenta siempre donde hay jaleo, pero tampoco lo es menos que la mitad de mucho es también mucho, por mucho que parezca de pero grullo y hasta por mucho que resulte serlo. Total, que aquí sigo, me encantaría afirmar que impasible el alemán, pero debe ser éste el mismo que consigue que no recuerde dónde hostias acabo de dejar las gafas de ver y ese, de impasible, lo justito, así que mejor no lo digo aunque, sin embargo, resulta innegable que aquí estoy de nuevo, sacando fuerzas de flaqueza, mirando al mundo con el ojo crítico de enorme lupa con que me parió mi madre, la misma que últimamente adora rematar de cabeza los escalones de su casa en busca de una goleada ineficaz y absurda, a sus años, y escribiendo sin parar a vuelapluma, porque en diez minutos haré la cena que me tomaré al galope para inmediatamente... Ni os cuento. Es un somero sinvivir acelerado, más propio de un quinceañero que del solaz sereno que bien merece vuestra compañía, pero qué se le va a hacer, la baraja tiene estas cosas y la mano que me ha tocado no sé si sabré jugarla o si lo haré por mucho tiempo, pero de la partida no me levanta ni dios.

Así que, s'il vous plaît, hacedme la flor de disculpar mis entradas tartajas, si no por otros méritos al menos por la conmiseración que os haya provocado este escrito, al que añado un relativo propósito de enmienda que espero no se parezca demasiado a vuestros proyectos bienintencionados y cuasinonatos de los que antes poblaban el limbo, para el año en curso.

martes, 8 de enero de 2008

adiós, hasta septiembre

Con la festividad de Reyes se cierra el ciclo anual de las Navidades y se despide hasta septiembre, que cada vez hay que vender más y mejor y empiezan antes, dejando tras de sí cierto regusto amargo, para unos por los varios kilos de más, para otros por los demasiados euros de menos. Para mí, en cambio, ya conocéis mi especial debilidad por estos festejos, el regusto final es el mismo que cuando de pequeño salía del circo. La función terminada, cada mochuelo a su olivo. Vuelve a ponerse en marcha la maquinaria productiva, vuelven los jefes a su gesto airado, vuelve el trabajo por do solía y vuelve la burra al trigo. Cuando llamas por teléfono, la gente va y está en su sitio, con la inocencia de quien no ha roto en su vida un plato, cuando te han estado mareando con ausencias y festejos de toda índole.

Así que demos por bien concluido este circo de dromedarios y renos domesticados, de payasos disfrazados de eunucos de blancas barbas, de equilibristas intentando que les alcance para regalos y comidas, de fieros domadores de niños desbocados... Durante el descanso ha habido sorteos entre los asistentes y a los niños pobres les han tocado chucherías y bobadas del todo a cien y a los hijos de los pudientes les han faltado manos para recoger docenas de artefactos tan caros como inútiles, que tal y no otro es el sentido profundo de estas fiestas para todos en las que lo desigual es la ley. Los tristes han pasado a estar más tristes y los encantados de haberse conocido siguen en ello.

Así que cuando la encargada del bar del polígono me ha preguntado eso de ¿qué tal se han portado los reyes?, no he podido reprimir una salida de pata de banco. Tita, corazón, a mí los reyes me la sudan. Yo soy republicano.

Y, además, he adelgazado un par de kilos.

domingo, 6 de enero de 2008

el mago escoba

Sé que existen, y son centenares de miles entre nosotros, cuando no millones. Hoy les he visto, otro año más, moviéndose con la prisa a cuestas, transportando sus paquetes redentores envueltos en papeles brillantes y de vivos colores. Yo les llamo los magos-escoba, pobrecitos míos. Son los tíos. Las tías. Los divorciados y divorciadas, los de las parejas de hecho, los/las amantes clandestinos, los parientes homosexuales, esa enorme minoría silenciosa y pagana que en la mañana de Reyes circula rápido por calles y avenidas como si fueran el conejo de Alicia ("llego-tarde-llego-tarde") dejando regalos en los domicilios de sus familiares legales, formales, casados y bien casados, regulares, que son sus hermanos o sus padres, ciudadanos ejemplares con la vida blindada de vulgaridad o son sus antiguas parejas vueltas a casar con ese señor convertido ahora en el papá de sus hijos. Van a las casas de la gran mayoría, de los asentados, de los regulares, de los votantes, de las personas formales y de bien que tanto ama Rajoy, en busca de la redención momentánea que les ofrece la mirada ilusionada de un niño y la palmada en el hombro del familiar residente.

Ellas visten bien, a menudo el cuerpo ajustado en pantalones estrechos que ciñen en exceso sus carnes libres y pecadoras, suelen ir de peluquería y su mirada cargada denota que anoche, también anoche, volvieron a pecar de libertad. Ellos con ropa varios años más joven que la que les correspondiera en los anaqueles del Corte Inglés, algunos incluso disfrazados en la sección de Moda Joven, que vaya usted a saber por qué buscan tan evidentemente aquel tiempo perdido. Todos, todos, se hacen perdonar en este día el pecado de la diferencia, la excepción de la regla, el inconformismo que les da derecho a que su puesto en la mesa familiar cambie a menudo y no sea fijo, sino de relleno. Aportan el roscón más caro (¿por qué todos los madrileños conocemos el sitio donde hacen el roscón más roscón de todos?), y sus regalos, salvo con la excepción de los más recalcitrantes que van por libros o cosas educativas, constructivas, que demuestren que se preocupan por la educación de sus sobrinos queridos.

Eso cuando no les han espetado:
- Este año te toca la Wii para Juanito.
- Joder, pues yo había pensado en el último de Ken Follet.
- Pues va a ser la Wii.

Y la puñetera Wii viaja hoy bajo su brazo, pesada como la losa de una renuncia, porque aunque no quieran aceptarlo, viven con el complejo del desertor, del huido, del paria. Pobres tíos, ¡cuánto os admiro!

sábado, 5 de enero de 2008

Noche de rey/es

Hoy todo son genuflexiones, así que estoy por unirme a esta oleada de erotismo y poner rodilla en tierra, para desde tan adecuada postura dirigirme al cumpleañero y trasmitirle mi felicitación que me parece muy adecuada en la noche de Reyes, que también es casualidad y a lo mejor debía también felicitar al Leka de Albania, caso que viviera, o al Ramoncín por lo del pollo y eso que menos mal que hoy no juega el Atlético que tiene también Reyes en sus filas, no sé si será casualidad pero siento como una especie de ofensiva real a la que se unen sin duda mañana el Real Madrid contra el no menos Real Zaragoza, por lo que desde mi mismidad me siento realmente apabullado. Así caigo en la cuenta de que hoy es además noche de regalos, por lo que no tendré más remedio que regalarle a mi empleado mayor algo por su cumple, aprovechando la efemérides, y me pongo a pensar en algo que no tenga, que es vano esfuerzo porque para mí que debe tener de tó, hasta que escucho en la tele que se han puesto de moda los regalos que no manifiesten tendencia sexista, para los niños muñecas y a las niñas camiones, trailers o taulines descapotables, porque así de mayores los chavales hagan la compra y las niñas vayan mientras al fútbol, si sobreviven en su cole o a sus primos cuando les vean a ellos dándoles besitos a la barbie-putón o acelerando a ellas que cuanto más acelero más calentita me pongo dale que dale al camión de sus amores, así que se me ha ocurrido regalarle al señor ese ya tan mayor que hasta dicen que lo mismo se abdica encima y todo una muñeca, aunque sea de esas que se construyen en los USA y que tienen las formas y los colores y los bultos de alguna modelo famosa por ellos, no tanto por su cantidad, que viene a ser la habitual, como por la calidad y disposición de tanta materia esponjosa o silicona. De eso seguro que no tiene y se acostumbra enseguida, de forma que lo mismo deja de jugar a los soldaditos en Afganistán y a lo mejor desaloja de la mesilla de noche, de una vez por todas, el Armada bifronte que lleva ahí ya un rato, lo mismo que quitó enseguida un Tejero-payá con pistola que le regalaron por estas fechas o así. No sé qué le parecerá mi regalo a la pelos, pero ya no creo ni que le tire platos ni nada, como hacía antes, bien porque se ha acostumbrado a las cosas de su señorito o porque le vuelvan a gustar las muñecas y piense que lo mismo puede jugar con ella cuando se vaya de viaje a hacer callar conquistados.

Nota: Espléndida la ilustración de SrPaquito.net

jueves, 3 de enero de 2008

la Iglesia sí que cuesta

Cuesta y le cuesta, ahora me explicaré, pero cada vez me cuesta más soportar a la iglesia, lo que os digo al hilo de que, ahora, esa otra cuesta, la de enero, comienza sus rampas del ocho por ciento y subiendo que tan bien conocen (y temen) los ciclistas que no ruedan con la sangre de su tío del pueblo. Cuesta ella misma, en pasta gansa, a lo que hay que sumar lo que cuesta (cada vez más) soportar su condenada diatriba derechosa embotellada como agua bendita, sus mentiras descaradas (creo que había un mandamiento contra lo de los dos millones todos juntos, aleluya, que si pasaban de 200.000 era ya un milagro, más aleluya, ¿era el octavo?), su juego político con la (mano) derecha pero sin quitar la otra por donde se les alimenta para que salgan con estas y otras parecidas, su hipocresía, su maldad social intrínseca como cáncer acomodado y oportunista de una sociedad que les da la espalda despacio pero firmemente, tanto como a ella, a la Iglesia, le cuesta entender que ya pasó la etapa de sus privilegios, de su condena eterna a las minorías y su exclusión del inventado paraíso, la de sus herencias millonarias de viejecitos/as descerebrados que ahora se la dejan a sus mascotas, la época del palio al dictador, de la gente bien que eran sólo los ricos, la edad de oro de la todopoderosa Iglesia maniobrando los pasillos del poder, colocando ministros, arrimando prebendas, escaldando conciencias, engañando a las masas, bendiciendo sentencias. Les cuesta entender que sólo a ellos se debe el vacío de sus seminarios, la senectud de sus acérrimos, la escasa presencia social de sus manidos mensajes y su devenir hacia las dimensiones propias de todas las sociedades que deben ser y se proclaman autosuficientes. Les cuesta, y entonces van y gritan, articulan amenazas, prohiben, proclaman, exigen, vociferan, toman prestada la calle y no se dan cuenta de que lo que les rodea empieza a ser no ya hostilidad, sino profunda indiferencia. Mezclada con cierto asco que a mí, en particular, me dan los alzacuellos sudados, que todavía se ven algunos.

Tanto paso de ella, y de ellos, y de su verborrea, que me estoy planteando seriamente, a medida que se acerca para mí naturalmente el final de este paseo entre vosotros, apostatar en sus narices. Cualquier día me pongo a ello y os lo voy contando, por si alguno se anima si le peta.

miércoles, 2 de enero de 2008

un dígito más

Vaya costumbre ésta de empezar el año aumentando los precios de las cosas. Es como si la subida de un número más en el rosario de los años que llevamos a cuestas fuera el pistoletazo de salida para que se desbocaran los números de nuestra micro (pero que muy micro) economía, al calorcito oportuno del espíritu navideño que se fue con viento fresco y lluvia racheada. Tal vez es que yo no he estado atento, pero se me ha pasado la noticia de que nuestros sueldos se van a incrementar también, automáticamente, en ese casi 4 por ciento en el que todos parecen haberse puesto de acuerdo para las subidas. Lo mismo me ha pillado mirando para otro lado, distraído mientras dilucidaba entre invertir los remanentes acumulados en "indras", por aquello de la alta tecnología, o comprarme un yate, que ya le tengo yo ganas al mar. Lo que es seguro es que nuestro amado gobierno no va a permitir que los currantes perdamos poder adquisitivo. Ni mucho menos.

Hablaba yo el otro día con una amiga, que lleva meses enfrascada en variopintas peleas davideñas (de David versus Goliath) con Telefónica, el Corte Inglés y alguna empresilla más del tres al cuarto. Convinimos en que ha desaparecido de nuestro entorno el imperio de la Ley. Las empresas ya no escriben sus compromisos, sino que te los cuenta de palabra una señorita de call-center radicada en Albacete (es un poner) que menciona su nombre a toda prisa con la esperanza de que nunca lo recuerdes. Entran en tu cuenta corriente como Pedro por su casa, en cuanto has cometido el error de domiciliar cualquier pago. Enseguida te encuentras con una factura de tamaño inesperado, o con que te cobran sus servicios por adelantado, o con que no mantienen los compromisos que te contó aquella señorita cuyo nombre no conseguiste retener, o con un aluvión de incontables pequeñas cantidades en conceptos difusos... Luego, decenas de llamadas en las que, si le arrancas cualquier compromiso, tu interlocutor desaparece milagrosamente, la línea se corta y vuelta a empezar. Las empresas han descubierto Sierra Morena. Empiezan a desaparecer las sedes, el engaño juega con ventaja desde el anonimato, la sombra les protege cuando lo único demostrable es que tu, pobre iluso, has firmado a tu banco que les pague los recibos.

El caso es que toda la estructura que nos castiga el bolsillo hasta el vaciado sistemático depende de nosotros mismos. También los derechos cuestan dinero, y si no repasa la minuta de ese abogado amigo que también pagas cuando decides defenderlos ley en mano. O el procurador, y su prima, y el notario que da fe..., hasta al juez que te condena o falla a tu favor (que tanto da) le pagas con tus impuestos. Por no hablar de los bancos, de los ayuntamientos, de los gobernantes, del tendero, de los maestros, de los artistas y de los mendigos. Todo sale de los que trabajan a cambio de un dinero del que cualquiera se cree con derecho a servirse, hasta cuando ya no queda, que una deuda es también dinero realizable a medio plazo. El mercantilismo escandaliza cuando lo contemplas de cerca, aunque haya casos en los que la gallina de los euros de oro deja de poner los huevos al alcance de los depredadores y entonces se dice que el sistema se tambalea.

¿Sabéis que en el último año los impagos bancarios se han disparado hasta cotas desconocidas? Lo mismo la gallina va y dice que no, como cantaba Llach. ¿Y entonces?