sábado, 23 de mayo de 2009

Pérez Rodríguez, Florentino: el aspirante (y II)

Como os amenazaba hace unos días, ésta que ahora publico es la segunda y última, por el momento, parte del artículo que preparé por encargo. Su paso por El Mundano me ha dejado más de 20 comentarios y el reencuentro con algunos viejos amiguetes, lo que no es parca cosecha. Espero que os guste y os informe de algunos claroscuros de la figura de este magnate "self made man" que volverá en breve, sin duda, a regir los destinos del Real Madrid proporcionándonos con ello, a los que nos gusta el fútbol, las cabriolas y volatines que acostumbraba. Para hacer negocios, está claro que no se la pilla con papel de fumar. Pero, en cuanto al fútbol...


Entre 1983 y 1986 demostró nuestro Floro otras nuevas particularidades de su ya bien forjado carácter negociador: su habilidad para sacar ventajas en la derrota y su buena disposición para agradecer los servicios prestados. Tras la caída en picado de la UCD de sus entretelas, no tardó demasiado en abrazar los postulados de la aventura liberal de Roca i Junyent llamada Partido Reformista Democrático, formación de la que llegó a ser secretario general y candidato en las generales del 86. Aunque no se comieron un colín, que diría el castizo, aquel ingeniero ya empresario del que dicen que entraba sin llamar en el despacho del ministro Arias-Salgado estableció lazos indelebles con el político catalán, quien acabaría casualmente de consejero en la cúpula de ACS en 2003, sentándose al lado de figurones como Juan March de la Lastra o Javier Monzón, presidente de INDRA. Claro que posiblemente las buenas relaciones con el Banco de Sabadell no hayan sido ajenas a tan tardío reconocimiento.

En tiempos del pelotazo, al que tan proclives resultaban buena parte de los presidentes del Real Madrid, como Lorenzo Sanz o el breve Martín de MARTINSA, que tanto le gustaba a Jiménez Losantos, justo es decir que Pérez ha apostado siempre por otras vías de crecimiento y de negocio menos arriesgadas. Salvo mejor información, nunca ha formado parte de los constructores que compraban empresas en quiebra (en 2007 todos sabían ya lo de la burbuja) con créditos de las mismas “caixas” que se las vendían, fabricando así beneficios ficticios, operaciones oscuras ahora perseguidas más por las circunstancias que por los inspectores del Banco de España. Acaso sea esa la causa de que la crisis no esté afectando seriamente su poderío ya que el 85 por ciento del área de negocios del grupo está dedicado a Obra Civil y edificación no residencial. Pero no es menos cierto que, durante su presidencia del Real Madrid, los palcos del Bernabéu se convirtieron más en ágoras que en palenques, en cuyas trastiendas políticos y empresarios esbozaban proyectos de acuerdos y negocios al calorcito del Ribera con jabugo que circulaba sin medida. Ni resulta discutible que la capitalización bursátil de ACS, que en julio de 2000 era de 1.889 millones de euros ascendió en 2006 a 9.492 millones. Y el incremento podría haber sido mucho mayor si Aznar no hubiera relevado a Rafael Arias-Salgado del ministerio de Fomento, sustituyéndole por Francisco Álvarez-Cascos, tan rocoso enemigo de Florentino en asuntos de estado como lo ha sido de siempre Matilde Fernández en el ámbito madrileño.

Del espléndido trabajo de investigación del Martí Perarnau para El Periódico de Catalunya, publicado en diciembre de 2005 y a cuya lectura completa os remito sin rubor me permito tomar prestado este párrafo: “De la mano de Aznar, el presidente del Real Madrid consiguió ampliar la internacionalización de la compañía. No son ajenas las imágenes del palco del Bernabéu en esa etapa al hecho de que el primer contrato adjudicado en Irak por el Cuerpo de Ingenieros de la Armada de Estados Unidos (22 de febrero del 2004) a una empresa española fue para Florentino. Ningún observador se sorprendió de ello, como tampoco que el primer contrato conseguido por una empresa española en Libia, al día siguiente de la visita del presidente Aznar a Muammar Gaddafi tras el levantamiento de restricciones comerciales, fuese a parar a Cobra, filial de ACS”. Lo traigo a colación para subrayar el progresivo afianzamiento de una relación Pérez-Aznar que se ha ido incrementando mediante hitos como la tan pantagruélica como vergonzosa boda de los mil invitados de la hija del entonces Presidente del Gobierno, a punto de dejar de serlo, con Alejandro Tarik Agag. Acaso también en el marco incomparable del monasterio del Escorial aprovechara Floro para sentar las bases de su sigiloso desplazamiento crediticio hacia la Banca europea, más concretamente hacia el Banco Portugués de Negocios (BPN), que en la última memoria del Grupo Cobra, uno de los pools más fuertes de ACS, figura con 15.000 millones de euros como su mayor proveedor de líneas de crédito y descuento a largo plazo frente a unos ridículos 229 millones que suma el conjunto de la Banca patria. Nada tendrá que ver, por supuesto, que el Director de Expansión para España y Brasil de dicho Banco portugués se llame Alejandro Agag. Seguramente, Florentino Pérez se dedicó a pasar buenamente el rato con su esposa María de los Ángeles Sandoval y departir amablemente acerca de lo divino y lo humano con los también invitados Juan Abelló, Alberto Cortina o Fernando Fernández Tapias diseñando de paso la próxima Junta Directiva del Real Madrid con la bendición de Rouco Varela, que dirigía el casorio.


Nada que ver estos invitados mencionados con algunos boquerones de tercera, los tan ufanos Bigotes y Correas, que también andaban organizando un poco tan infames alharacas junto a Alberto Bosch, Alberto López Viejo, Jacobo Gordon, el misterioso Antonio Cámara o el resto de los cachorros del clan de Becerril. Los unos juegan el Mundial y los otros se vadean en Regional Preferente. Los unos tiran de trajes por un par de millones y los otros cierran operaciones en alguno de los 48 países que alcanzan los tentáculos del grupo ACS. Nada que ver. No hay color. Hoy, Florentino Pérez Rodríguez posee una fortuna valorada, según la indiscutible Forbes, en 1.800 millones de dólares, que ocupa el puesto 397 entre las más grandes del mundo y dirige y controla la segunda empresa constructora del planeta Tierra. Su estrella menos conocida, IRIDIUM, ha sido la primera empresa europea en conseguir 1.000 millones de dólares de Obama para construir una autopista en USA.

Afirman que le gustan la música, el arte contemporáneo, el mar y el fútbol. Pero posiblemente Conchita, su fiel secretaria y cancerbera del sancta sanctórum de la planta décima del edificio acerado donde tiene Floro la sede de su imperio, sonreiría socarrona al escuchar esta afirmación.

jueves, 21 de mayo de 2009

Pérez Rodríguez, Florentino: el aspirante (I)

Hace unos días me pidió el amigo Adrián Vogel una colaboración para su blog El Mundano, sugerida por nuestro asiduo Gustavo. El encargo era alrededor de la figura del magnate de la construcción Florentino Pérez y se trataba de elaborar una aproximación que permitiera conocer las luces y sobre todo las sombras que rodean la trayectoria de este personaje. Basándome en datos biográficos públicos y alguno de mi particular cosecha, he intentado acercarme a su figura interpretando a mi entender las claves de su fulgurante ascenso que le han conducido a inventar y encabezar la segunda empresa de construcción del mundo. Como la entrada era excesivamente larga para lo que se lleva, la dividí en dos partes, de las que la que sigue es la primera con algunos retoques de Adrián y propios que, a mi entender, no han hecho más que mejorarla. Es ésta:


Cuando el 20 de diciembre de 1975 veían la luz del kiosko las 64 páginas de La Guía del Ocio de Madrid, pocos imaginaban que aquella aventura editorial, fruto de la visión comercial de un joven y oscuro ingeniero de Caminos, iba a sentar las bases de una de los mayores grupos empresariales de nuestro país ni que se iniciaba el camino de Florentino Pérez Rodríguez hacia la presidencia del club de sus amores, a la que aspira ahora por tercera vez. Sin vergüenza alguna, había calcado de arriba abajo el muy contrastado Pariscope, copiándole desde el formato “de bolsillo” y los contenidos de pé a pá hasta la tipografía de la cabecera. Traía consigo la experiencia adquirida con la revista que editaba la Asociación Española de Carretera, la cual dirigía desde 1973. Y alguna sinergia de recursos debió aplicar. Con esta jugada empezó el apodado Floro a ganar el dinero con que sentaría luego las bases de su imperio de la mano, entre otros, de aquél José Luis Gutiérrez que luego dirigiera el Diario 16 y ahora pontifica cual Erasmus, al que, por cierto, dejó olvidado en el camino y de quien acostumbra a renegar en privado.

Nacido en Madrid en el 47, hijo de una familia oriunda de Valladolid, su padre llevaba un negocio de perfumería que le permitió educar a sus cinco hijos en colegios de pago, por lo que nuestro protagonista pasó a engrosar la lista de sufridores del prefecto Rufino, quien regía con mano de hierro los escolapios de San Antón de la calle Farmacia y fue uno más de los que se burlaban del pobre Cañerías, aquel seglar bueno para todo alto y calvo que tanto se parecía a Mortadelo. Ya le apasionaba el fútbol, aunque en aquel pío recinto que fuera cárcel franquista en posguerra se practicara en la modalidad fútbol-patio, en la que las porterías estaban pintadas en las paredes y el balón sólo salía fuera si le acertabas a una puerta o rompías los cristales de alguna ventana distraída. Como portero era bastante bruto y algunos aseguran que bueno, por lo que estuvo a punto de engrosar las filas de los juveniles del Real Madrid, aunque no lo consiguiera. Lo mismo de ahí le quedó la querencia.

Al terminar la carrera de Ingeniero de Caminos y tras iniciar la aventura de la Guía junto a Jaime Borrell y José Miguel Juárez, ya había descubierto no sólo que le adornaba la rara cualidad de relacionarse de maravilla con los poderosos de su entorno, sino que se le daba bien sacarle partido a esas relaciones. Se hizo un auténtico experto en la materia, y lo sigue siendo a los sesentaypocos. Cuando Juan Carlos Escudier le bautizó de conseguidor en su libro “Florentino Pérez: retrato en blanco y negro de un conseguidor” (FOCA-Akal), libro que, por cierto, tomó por costumbre desaparecer de las librerías madrileñas nada más llegar a ellas y que se convirtió en uno de los títulos más vendidos y menos leídos del mundo, como bien comenta en cuanto se le presenta la ocasión el que fue su editor, Ramón Akal, acertó de pleno en la característica esencial de la fulgurante carrera de este aprendiz de magnate, aunque cabe decir que no la única. Buen estudiante, inteligente y capaz, tal vez le deba al fútbol (lo otra constante de su vida, además del poder) su extraordinaria capacidad para “ver el hueco”.

Así supo entender que hay que sembrar para luego recoger y dedicó el primer tercio de su vida profesional a lo que los argentinos llaman “posicionarse”, por lo que hizo sus pinitos en la vida pública, primero del Ayuntamiento de Madrid, luego del Gobierno del Estado, ya en las listas de la UCD. Y todo gracias al padrinazgo de su mentor político Pedro Antonio Martín Marín –con quien fundaría la productora Cartel-, quien décadas después sería el tercer pasajero del famoso viaje a Sudáfrica de Ignacio “Nacho” González. Su evolución en este terreno puede seguirse en la Wikipedia, de modo que nos referiremos aquí a las amistades cultivadas, su auténtica pasión. Desde Arias-Salgado a Juan Abelló, desde Eduardo Zaplana a Rubalcaba o los Albertos, desde Luis Eduardo Cortés a Jaime Lissavetzky, pasando por el tándem Esperanza Aguirre/Nacho González, desde Gallardón a José María Aznar (cuya sesgada aventura madridista está aún por escribirse), desde Juan March a Botín, todos han acabado sucumbiendo en uno u otro momento a los ocultos encantos del hombre a quien Mendoza definiera, en un alarde de la prepotencia ciega a la que era tan dado, como “tristón, gris y con aire de cenizo”.

Cuando se supo preparado, y con el riñón blindado por las ganancias de la revistilla, se tiró Florentino al mundo de los negocios, entendiendo que el futuro pasaba cerca del ladrillo. A peseta la acción se hizo primero con Construcciones Padrós, la base de su imperio, con una inversión de cinco millones, y al mismo precio por acción fue adquiriendo otras sociedades previamente saneadas como OCISA. Había visto el hueco en dos direcciones: que la chicha estaba en la obra pública, que de esa hay siempre y más con el desarrollismo tardío que abordaba la recién llegada democracia, sin olvidar que justamente ese era el territorio en que campaban sus recientes pero buenos amigos, y que hacía falta crecer, tener volumen para abordar el modelo alemán hacia el que estas obras públicas derivaban, es decir que el concesionario financiaba su propio trabajo para cobrarlo bien cobrado pero a posteriori. Con estas claves disfrutaréis sin duda repasando la ilustración adjunta hasta intuir, si no entender, las razones del brutal crecimiento de su cabecera, el grupo ACS, conglomerado de cerca de mil sociedades para el que trabajan 140.000 personas y que factura… Luego iremos con ello, porque hay un antes y un después en el valor de ACS entre el año 2.000, fecha en la que se hizo Pérez con la presidencia del Real Madrid, y aquel 2.006 en que salió del club por la gatera.









Obsérvese la enorme entidad de las incorporaciones al grupo acontecidas entre 2000 y 2006, el tiempo que Floro estuvo presidiendo el club de sus amores.


BIBLIOGRAFÍA:

Florentino Pérez: retrato en blanco y negro de un conseguidor. Juan Carlos Escudier. Ed. FOCA.

Riquísimos. Jesús F. Salgado. La Esfera de los Libros

ENTRADA RELACIONADA:

Yo, Florentino

(continuará)

viernes, 8 de mayo de 2009

migrañas

Ante la migraña, no hay refundación que se resista. Mi sobrino la padece, desde hace años, y su vida es un sinvivir. Siempre te parece, a su lado, que le hablas demasiado alto, que te mueves demasiado deprisa, que respiras demasiado fuerte, que necesitas demasiada luz, que el timbre de tu teléfono móvil está ajustado a un volumen fronterizo con la tortura...

Está jodido a pesar de que le han hecho de todo, punciones en la frente, sesiones de noséquéterapia, de que ha viajado a visitarse con la crème de la crème... Ronda los treintaytantos y su dolencia, tenaz e implacable como una maldición, remite cuando le parece o le ataca por la espalda al menor descuido, o enarbola la razón del porquesí para preñar su vida del dolor más atroz, inacabable, gratuito y esclavo.

Con el arrojo de quien se yergue contra la injusticia, o acaso con la desesperación de quien no tiene otra que hacer algo, mi sobrino no se da por vencido y se asocia y edita libros divulgativos sobre el tenebroso mal que tan profundo le afecta, empeñado en encontrar para sí mismo y sus hermanos en el perpetuo malestar alguna solidaridad, alguna solución que se parezca remotamente al alivio de su pertinaz dolencia, ante la indiferencia de la administración del Estado que ni siquiera se ha dignado considerar como crónica esta trágica enfermedad, feroz donde las haya, y susceptibles por tanto quienes la padecen de percibir de la Seguridad Social el tratamiento que por dolor e incapacidad sobrevenida les corresponde. Ni más ni menos que el mismo que ya desde hace tiempo reciben quienes padecen de migraña en Europa.

Ahora, me ha pedido ayuda y se la presto de corazón escribiendo esta entrada. También imprimiré todas las hojas de firmas que pueda rellenar, que son las que ilustran esta entrada, y las llevaré a la farmacia de al lado, que tanto me quiere porque tanto la visitamos, para ver si las puedo dejar allí y que se las presenten a sus clientes, por naturaleza solidarios con toda la gama de disfunciones del cuerpo. Lo mismo que me permito pediros a todos que hagáis, si bien os parece. Luego, por el e-mail, me lo decís y os doy la dirección a la que hay que enviar las firmas.

Abrazos.