desde mi sonrisa etrusca
Pues eso. Que no estoy bien. Que
ando tocado del ala, escorado, fastidiado, jorobado, débil, que hablo con la
ronquera del padrino pero sin su profundidad y estilo furioso-reprimido, un
poco amanerado, que no estoy regular ni católico, que se decía antes, sino
antes bien jodido.
Ya está, ya lo he dicho. Qué
tranquilo se queda uno tras un arrebato sentimental de sinceridad avasalladora,
la autovacuna de la confesión, qué bien se lo supieron hacer los católicos,
para amansar conciencias y serenar los ánimos. Pero luego está, por otra parte,
el contrasentido, la parajoda que
decíamos ayer, la otra cara de la moneda, la frase lapidaria con que se
despidió de mi humilde persona el único sabio al que he tenido el placer de
conocer y tratar en la corta, mi amigo Juan
Villarín, ya fallecido hace años pero cuyas palabras perduran para siempre
en mi memoria, “a los amigos no les cuentes tus penas, Antonio, ¡que les
divierta su puta madre!”, me decía repleto de cordura, conocimiento de la vida
y mala leche de la que presumimos en esta página.
Los que nos vemos día sí día
también por Rota estamos acostumbrados a unos ritmos que parecen inamovibles,
pausados pero sólidos. O nos encontramos paseando por el marítimo o recorriendo
la playa persiguiendo nuestra sombra, o haciendo los mandaos menos sofisticados
que imaginar se pueda, o en tal cantidad de convocatorias y reuniones que es
imposible no reparar en que alguien ha desaparecido momentáneamente del paisaje
común, como es ahora mi caso, por lo que mejor será comentarlo en directo y por
las buenas, que es justo lo que estoy haciendo ahora mismo. Confesar mi
ausencia, que no acudo, que he dejado de pasearme, que me tengo que cuidar un
poco, comunicaros que, como decía al principio, pues eso. Que no estoy bien.
Que ando tocado del ala, escorado, fastidiado, jorobado, débil, que hablo con
la ronquera…
Pero que sigo con la misma fuerza
de siempre.
8 comentarios:
Hay un tiempo para cada cosa. Si ha llegado el momento de mirar por ti pues así debe ser al igual que el tiempo de mirar por otros también lo fue.
Cuidate
Un afectuoso saludo
Bego
Killo, quería comentar tu escrito pero me ha salido un anuncio de un coche con toda su casta y me ha desconcentrado. Así que ya no me acuerdo que te iba a decir. Bueno, pñues eso, que te quiero un huevo, compañero.
Manolo A.
Fuerza, no te mandamos, que y la tienes; nuestra compañía, si.
Mamen y Germán
Aunque no nos conocemos en persona (quizás tampoco haría demasiado falta, pues la tecnología nos ofrece otras posibilidades), la verdad es que no me aburro leyendo tus parrafadas...
Pues eso, cuídate. ;)
Sácale el mayor partido a esta nueva situación, seguro que sabes como hacerlo, con la misma fuerza de siempre.
Salud-os!
¿Te he dicho que te quiero? Pues eso, has sido, eres y serás siempre el amor de mi vida...
¡Fuerza, niño! Como siempre, yo estoy contigo y juntos podemos con todo...
¿Necesitais algo?. de momento os mando muchos ánimos por que la fuerza ya la tenéis.Y un besazo gordo.
Gracias, Jorge. Desde tu atalaya sabes bien ver cuándo los cosas se ponen feas, cuestión de experiencia, y qué hacer en esos momentos, cuestión de sensibilidades. Abrazos para todos en casa y ya os diremos algo, si acaso. Por el momento, todo controlado.
Publicar un comentario