bandera blanca
Por primera vez, creo, desde que se inventó este invento, abro el portátil y me siento ante él con el único objetivo de intentar mantener con
vosotros este semanal contacto que tanto aprecio. Espero que no sea por sentido
del deber o siquiera por responsabilidad profesional. Me haría mucho más feliz
pensar que es, sencillamente, porque me gusta vuestra compañía.
No pasan por buenos momentos las cosas que interesan mi
salud, de manera que debo medir con sumo cuidado mis esfuerzos para no caer en
el agotamiento por esos gestos menores en cuyo consumo energético nunca habría
reparado de no estar yo tan blandito.
Y todo por haberme sometido, sin rebelarme, a esa odiosa manera de
hacer medicina supuestamente preventiva que padecemos en este país de locos y
que consiste en romper lo que no está roto como brillante método para que
alguien pueda después suponer lo que podría sucederte en el futuro según permiten suponer ciertos
resultados que no son además, tampoco, fiables. Total, en resumidas cuentas,
otro al saco de “yo estaba normal, me hicieron unas pruebas y ahora me encuentro como el
culo”. ¿Os suena de algo?
Así estaban las cosas esta madrugada, tras varios días en
los que, por su parte, la preselección de amigos de confianza ha ido siguiendo su curso, cuando -en una operación nocturna perfectamente organizada- me he
encerrado en mi baño, silencioso, clandestino, en la mano un bote de blanqueante de
esos que llevan muchos rayos de colores, vete a saber por qué, donde, en secreto, con la
minuciosidad de un orfebre, con la insistencia de un obseso y la inapreciable
asistencia del agua muy caliente, he convertido el breve lavabo en el lavadero
antiguo de frotar y frotar, campo de mi batalla particular contra las huellas
sangrientas que estos desmanes clínicos se obstinaron en dejar impresas a fuego
en el frontal mis gayumbos.
Cualquier cosa para evitarle este espectáculo al amor de mis
amores, que cree que estoy hecho de espuma de mar.
Como podréis comprobar, han quedado impolutos.
(Basado en la columna del mismo título publicada en Rota Información el 22 de marzo 2013)
(Basado en la columna del mismo título publicada en Rota Información el 22 de marzo 2013)
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