malos usos de las Infantas
Cantábamos de niños en los aquelarres aquellos, aunque sin
hembras, que dimos en llamar fuegos de campamento quienes decidimos seguir los
pasos de lord Baden Powell de Gilwell
o al menos salir de excursión los fines de semana para dejar tranquilos a los
papis, que la infanta doña Eulalia
gustaba a menudo de acariciarse con mimo la zona más sensible de su apéndice
nasal con la tersa flor de la dalia,
que es la de esa planta tuberosa que suponen originaria de Cuernavaca y pasa
por ser la flor nacional de México.
Continuaba el cantable informando al oyente del hecho de que
a la infanta doña Isabel le apeteciera, sin embargo, hacérselo en próxima
zona de su rostro con un clavel,
acaso por las rimas o quizás no solo por ellas, sino por ser anécdota cierta,
para acabar coligiendo el autor de los ripios de referencia una burda tesis
acerca del uso que, en estos y algunos otros casos que también se mencionaban
pero que seguro he olvidado, recriminando el mal uso -decía- que de las plantas
hacían las infantas.
Tal vez fuera por la sencillez de las rimas o por su peculiar
evocación de una especie de gaseosa muy en boga en la época, no me suscita mi
infancia recuerdos que no vayan ligados a chistes varios y chascarrillos sin
cuento acerca de la cualidad refrescante de la infanta de naranja aunque, para
muchos a gran distancia en cabeza, hubiera que apreciar sin duda alguna que ésta
no le llegaba ni a la suela del zapato, contra la sed rebelde, a una buena
in-fanta de limón, chimpón.
¡Qué poco respeto a la realeza, Antonio!, me dije. Con
razón. Exactamente el mismo con que nos tratan ellos a nosotros, los de a pie. Nóos, Urdangarín, la economía del chantaje, Gürtel y su PP, la casa
palacio de los once millones, los correos sexuales y…, ahora, los carnets para
vender propiedades, como si fuéramos imbéciles. Cero. Ningún respeto. Nada.
2 comentarios:
Entre la infanta de naranja y la infanta de limón, en el norte siempre fuimos más de KAS... No sé si me explico... ;-)
Cuídate, maestro, que en septiembre te necesito para un show...
¿Habrá alguien que recuerde con exactitud el texto de la canción que aquí gloso? Es que me temo que mi memoria falla y que no era precisamente la nariz lo que se acariciaba con la dalia doña Eulalia...
¡Qué sé yo!
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