verano de poniente
Me dicen las que entienden de vientos (que aquí, en Rota, sois legión las personas expertas en mirar los
cielos y prever lo que darán quienes se supone que saben, pueblo de
meteorólogos medio frustrados), que el próximo será un verano de poniente,
de esos fresquitos y morigerados que gustan tan poco al turisteo y tanto, con
perdón, al autóctono con achaques. Malas noticias para los hosteleros, me temo,
que deberán buscarse de nuevo la vida retorciendo su ingenio un par de grados
más.
Ignoro si tales predicciones son consideradas por el equipo
de gobierno de nuestro Ayuntamiento mientras prepara su habitual y próximo
pavoneo mediático y fotográfico entre banderas azules hábilmente negociadas y
obtenidas a ciegas o si habrán sido valoradas y asumidas por ciudadanos
ecologistas cargados de razones para enarbolar banderas negras a la nefasta
gestión de nuestro mar, playas y costas convertidos en vertederos o depósitos
de basura.
Probablemente no sea para ellos de capital importancia, y me
temo que, al final, tampoco para los de a pie, ahora que la verdadera amenaza que
contiene y desarrolla esa nueva legislación costera que se cierne sobre los
seres humanos nos sitúa al borde de un futuro inmediato en el que la playa se
llena de chiringuitos, los chiringuitos se hacen fijos para todo el año y de
inmediato se convierten en permanentes focos de contaminación litoral por obra
y gracia de un Rajoy que hace lo que
le viene en gana como si no le hubiesen informado o no estuviese al tanto de
que realmente no es él quien manda aquí, sino que está puesto en su puesto por
una cadena de mando -poder financiero internacional/Club Bildenberg y
similares/Partido Popular- al que estas veleidades para congraciarse con los
poderes locales les traen al fresco.
Por cosas como éstas tiene, en un grito, Rajoy al señorito.
1 comentario:
ANTONIO, COMO SIEMPRE INCONMENSURABLE.
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