Si es cierto lo que escribe el corresponsal en España del
Wall Street Journal, uno de los más
prestigiosos diarios económicos del mundo y no precisamente progresista,
estamos heridos de muerte.
Asegura este diario que el gobierno de Rajoy ha metido la mano (y hasta el brazo entero) en el Fondo de
Reserva de la Seguridad Social, que es donde se guardaba el dinero que
garantizaba el cobro de las Pensiones. Había en esta caja 65.000 millones de euros que eran la
garantía de que el Estado pueda pagar las jubilaciones y nadie, hasta ahora, se
había atrevido a tocarla. Parece ser que el gobierno de Rajoy se ha gastado ya más del NOVENTA POR CIENTO de ese dinero en
la compra de bonos del estado y de deuda pública, elementos financieros de muy
alto riesgo. Incluso que está retirando efectivo de esta caja para realizar
pagos de emergencia.

¿Qué pasará cuando no se puedan pagar las pensiones a
nuestros jubilados? ¿De qué vivirán nuestros mayores o los pensionistas? El Gobierno del PP, que ha
incumplido una por una todas sus promesas y cada uno de sus compromisos electorales, ha dado
con esta medida el paso definitivo, cruel e insolidario, que nos arrebata a
todos y todas cualquier esperanza de futuro.
Nos hemos tenido que enterar por la prensa internacional,
como durante el franquismo. Ni la oposición ni la prensa han creído necesario
informar al pueblo de esta barbaridad. Todos ellos han guardado un silencio
cómplice mientras se consumaba el proceso de empobrecimiento de toda la
población, abandonada sin perspectivas.
Alguien debería parar a Rajoy
y detener esta delirante deriva de un personaje y un partido que han perdido
definitivamente el norte. Este hombre está en el límite de la locura, ensoberbecido en su apariencia de poder omnímodo, incapaz de distinguir el hilo negro del hilo blanco a la escasa luz de sus limitadas capacidades, primer voluntario para cualquier cosa con tal de seguir los dictados de los amos a quienes sirve, de los que mandan en el mundo, con la finalidad exclusiva de perpetuar su encumbramiento. Un peligro potencial convertido ya en un riesgo real de destrucción masiva, incapacitado para comprender que condenar a la población a la pobreza para salvar a la
Banca no es tan buen negocio como asegura la Europa del capital.
Porque..., cuando no quede ser humano a quien despojar, ¿de qué vivirán los
bancos?