lunes, 23 de febrero de 2009

no pierdas ese tren

Al ver por televisión la entrega de los Oscar de este año, me ha venido al rincón de los recuerdos una anécdota que deseo contaros. Debía correr el año 90, soy malo para las fechas, cuando en un concierto que daba Aute en una población levantina, creo recordar que debía ser Sagunto, allí, en primera fila, estaba ella. Nada más abandonar el escenario tras la cantata, todos los músicos, incluido el jefe, me lo comentaban juntos y por separado. ¿Os habéis fijado? ¡Joder, qué tía en primera fila...! Yo no sólo la había visto, sin que en mi calidad de mánager del artista me había acercado a charlar con ella y su hermana para, so pretexto de presentarles a Luis Eduardo, escoltarlas luego hasta el back stage y los camerinos mientras completaba su filiación discretamente. Se llamaba Miriam Fernández, tenía quince años y sí, había pensado alguna vez con ser actriz o modelo. Creo que acabaron viniendo a cenar con el grupo hasta que tocaron retirada antes de las doce, no sin antes haber anotado yo sus datos y localización en la moleskine negra de la que nunca me despego.

Tras visitar a su madre, meses después, en su pisito de Sant Boi (entonces creo que todavía San Baudilio de Llobregat) y obtener su acuerdo para promover la carrera de la nena, firmado y sellado como contrato de representación, mi amigo Hervé Tirmarche le hizo fotos para el book en Madrid. Quedaron de maravilla y elaboré un pequeño folder que se distribuyó alegremente por productoras de cine y agencias de modelos, con cierto éxito ya que comenzaron a llegar algunos contratos de publicidad. Una llamada a la oficina de una desconocida Consol Turá nos puso alegres como castañuelas y acelerados como suzukis. Bigas Luna quería conocerla.

Nos vimos con él en su ático/oficina de Barcelona. Estaba también Cuca Canals y charlamos distendidos ante sendos whiskys con hielo. La peque se tomó una Fanta de naranja. Bigas buscaba una jovencita sin experiencia previa, maleable y con mucha fotogenia. Más relajados, al cabo de un rato se hicieron bastantes polaroids y pruebas de cámara con muchos primeros planos y expresiones. No recuerdo si éstas las hizo el propio Alcaine. Miriam estuvo fenomenal, las cosas como son, y de allí que nos fuimos con el guión de Jamón, jamón debajo del brazo. Dos días depués, cuando aún lo estaba leyendo en profundidad, nos llegó la oferta económica para hacer la protagonista.

El guión era puro Bigas Luna, de quien conocía toda la filmografía y acerca de cuyos contenidos "voluptuosos" había prevenido a nuestra actriz. A mí me gustó y en algunos pasajes, como el de la pelea final a jamonazos, me pareció ver reflejos sarcásticos de algunas pinturas. Goya estaba presente. En el guión que le pasé a Miriam había subrayado algunos planos y diálogos que llamaron mi atención... Cuando volvimos a vernos, la niña me dijo que ella no quería hacer esa película. Que le parecía soez y basta, sobre todo lo de las tetas con sabor a tortilla. En vano quise que lo reconsiderara. En vano le señalé la importancia de empezar trabajando con un director de primera fila, un hombre cuyas películas no dejaban a nadie indiferente. No dio su brazo a torcer y tuve que comerme el sapo de rechazar el guión en su nombre.

No sé por dónde anda ahora, porque un año después ligó con un modelo americano y nos perdimos la pista. Rompí su contrato y alguna vez hablamos hasta que desaparecí de su vida o ella de la mía. Hizo algo de publicidad, de mi mano y por libre, y a veces hasta creo verla en algún anuncio actual de la tele. Esté donde esté, seguro que no ha olvidado el momento en que aquel tren se detuvo en su vida, pitó y se fue echando humo. Ella lo dejó partir. A bordo, del brazo de Javier Bardem, iba una tal Penélope Cruz.

12 comentarios:

Anónimo dijo...

Pues sí que es una pena. Lo malo del cine -y de cualquier cosa en la vida- es que no puedes dejar pasar una. Una pena, porque guapa lo es (o lo era) un rato.
Por cierto, sobre la historia, según la contabas, me ha venido a la cabeza la canción del Serrat: "Poco antes de que den las diez"... Cosas mías, supongo-

Anónimo dijo...

Copón, copín y copete! Qué interesante batallita! En fin, cada uno ha de perder su tren.

Anónimo dijo...

¿Pero lo que cuentas es antes de Nacho Cano?

Anónimo dijo...

Bonita historia, y bien contada. Pero el comentario es para agradecerte que me hayas hecho sonreir. Sant Boi, en los años 90, era Sant Boi.

Anónimo dijo...

Dejar pasar las oportunidades es lo peor que se puede hacer. Así que soez y basta....debe estar tirándose de los pelos desde entonces. Pobre miriam...

Antonio Piera dijo...

Tienes razón, María. Uñas seguro que ya no le quedan.

Te lo creas o no, Gustavo, a mí también me vino a la cabeza lo de "la niña duerme en casa" cuando escribía el momento de su retirada tras la cena. Coincidencias.

Grendel, seguro que no es inevitable... ¿O tal vez sí?

Si las fechas no me la juegan, Adrián, Pe había hecho ya el videoclip de "La fuerza del destino" y ligaba con Nacho Cano desde que lo grabó, con 14 o 15 la criaturita. Como estuvieron juntos más de un año, durante el que rodó con Rafael Alcázar "El laberinto griego", Pe debió llegar a lo de Bigas todavía de la mano del Cano.

Tienes razón, Juan, ya era Sant Boi, me equivoqué con otra etapa anterior en la que viví en Barcelona. Me encanta que te haya gustado la anécdota en conjunto, pese al fallo.

Pues sin uñas y sin pelo... Oyana, lo peor es que lo único que conozco haya hecho Miriam de cine es una aparición fugaz en "Todos los hombres sois iguales" en la que no solo salía en pelotas sino que ni siquiera figuró en los créditos. Hay trenes y trenes...

Anónimo dijo...

No tendría porqué, pero me ha sorprendido la buena planta que tenía usted en sus años mozos. Con perdón. :-)

Un abrazo,
Pedro de Paz

Anónimo dijo...

Qué historia más curiosa, jefe. Lo que es la vida. Me ha encantado este post.

Juan Carlos Latxaga dijo...

Deduzco que el apolíneo joven de la fotografía es usted ¿no, don Antonio?. ¡O tempora, o mores!

Antonio Piera dijo...

No sé si sentirme halagado, don Pedro, o recibir en plena mandíbula su directo por "sorpresa". Hay que joderse. Tenga amigos para esto.

Gracias por tu opinión, super. La verdad es a veces como un cuento.

Desde luego, Juan Carlos, la rubia no soy. Aplíquese lo que le quepa de la anterior respuesta a don Pedro. Vaya amistades..., jajajajajaja

Enrique Páez dijo...

Buena historia, y bien narrada. Felicidades.

Antonio Piera dijo...

Gracias, don Enrique..., y bienvenido. Vuelva por aquí cuanto desee, si se lo permite esa novela que le acosa.