martes, 25 de diciembre de 2007

qué país, qué gente

Cuando terminaba la mañana del día 24, en el bar habitual del polígono sólo estábamos tres o cuatro desgraciaos, todos de mi empresa, a modo de guardia de corps de las camareras del lugar. Constituíamos sin duda la retaguardia etílica de los vigías de Occidente, mientras todos los demás conducían seguramente en cerrada formación camino de sus casas, hacia esas últimas compras que te arrancan hasta el forro de la cartera, o más probablemente andaban negociando el aguinaldo con la bis mientras la legítima se creía (o no) que estaban cumplimentando las dos primeras opciones. Entró en el bar el hermano de una de las camareras, metalúrgico de pro, encallecidas manos y adusto gesto, el cuál, tras breves instantes de cháchara y langostino, no encontró manera de resistirse a los ruegos insistentes de su Asun rubia de bote y extrajo del cofre de su vehículo, do deduje que habitualmente mora, un laúd con su funda y todo y púa de Cajamadrid, para arrancarse de inmediato por unos peces en el río que, la verdad, interpretaba como los ángeles. De no sé dónde apareció la encargada rascando con ganas una botella de anís del Mono, mis jefes y otros voluntarios venidos de la nada entonaron el villancico a voz en berrido, otra botella rascó en las manos de la propia Asun, que contemplaba su obra con el orgullo que sólo produce sentirse responsable del trabajo bien hecho, y hasta yo descubrí una pandereta agotada sobre la barra y me marqué con ella el ritmo base y algún adorno de cuando entonces. Nos mirábamos incrédulos los unos a los otros y debo afirmar que aquello sonó bien por momentos. Terminó la cosa y ya lo dejamos, acaso algo avergonzados, pero a mí me quedó en la retina la mirada, absolutamente asombrada y sospechosamente húmeda, de la otra camarera, una rumana llamada Mirela, que lleva años de emigrante sin disfrutar de su familia.

Me sentí oblicuamente orgullosos de mi país y de mi gente. Creo que puedo asegurar que sólo en España puede darse algo como esto. O no, pero a mí así me lo pareció.

Nota: para quien pueda interesar, la noche fue dos o tres veces buena, según se mire.

lunes, 24 de diciembre de 2007

yo confieso

Hoy os voy a confesar algo que casi nadie sabe de mí. Conste que no es tanto porque me haya infectado del virus espíritu navideño como porque llevo un buen rato dándole al caletre y no se me ha ocurrido más que esto. Y de chiripa, porque ya casi, casi, ni me acordaba. Igual que aquél que afirmaba "confieso que he vivido" puedo decir, y digo, que el al lado firmante grabó, en su momento, un disco DE VILLANCICOS. Ahí va. ¡Ya lo he dicho! Y casi no me ha dolido.

Bien es cierto que eran los tiempos de mi infancia algo tardía, allá por mis doce años, cuando aún el invierno se sufría en pantorrillas y muslos por culpa de aquellos malditos pantalones cortos con los que nuestras madres pretendían alargar su propia juventud facilitándole, de paso aunque sin saberlo, vía libre a aquella maldita costumbre del padre Juan de acariciarte las piernas mientras parecía confesarte, que uno no sabía si contarle un pecado de los gordos o largarse corriendo antes de que siguiera más p'arriba. Fue con la escolanía del colegio calasancio de San Antón, en Madrid, y no guardo un sólo ejemplar del resultado vinílico de aquella aventura, ay del chiquirritín que hacia Belén va una burra.

Mis familiares menos allegados se han extrañado siempre, años más tarde, de que un ateo confeso por la gracia de dios tuviera tan acendrados conocimientos del acervo popular en cuanto a cánticos navideños se refiere, sobre todo cuando lo comprobaban en veladas interminables en casa de la hermana de la mujer de un hermano donde, indefectiblemente, una anciana noventañera y pese a ello inagotable entonaba con mejor voluntad que acierto la retahíla completa (hasta repartía cuartillas ciclostiladas con los textos) a la que me unía entusiasmado y tonante al calorcillo de la reciente ingesta de los restos de alguna añada de buena fama. Incluso adeste fidelis caía, ya en los licores, y los murmullos de asombro alcanzaban sus más altas cotas.

Bien. Pues ante vosotros me desnudo y aclaro aquel malentendido que tantas lenguas desatara. Era mi pasado disquero que volvía del más allá, de la época reseñada de los pantalones cortos y las espléndidas notas repletas de matrículas de honor, época que acabó en el mismo instante en que aprendí a masturbarme y comprobamos, un banco entero de mi clase en el que me incluía, que ningún rayo divino justiciero acabó con nosotros el día en que, dit y fet, decidimos hacernos una paja al unísono mientras oíamos misa en la capilla grande. Pese a que el empirismo no ha sido nunca la mejor vía de acceso a ciencia y conocimiento, desde entonces llevo pantalones largos.

Nota: en la foto no estoy, no me busquéis. En mi escolanía no había chicas, por desgracia.

domingo, 23 de diciembre de 2007

la víspera (y II)

Mañana es el gran día. Y hoy, por tanto, es la víspera. Siempre ha caracterizado las vísperas cierta inestabilidad, una difusa sensación de anticipación que a veces no te permite vivir el día en plenitud porque tus sentimientos andan ya más que en hoy en el mañana y eso garantiza de paso algunos momentos paranoicos. Estoy en ello.

Os preguntaréis si es que acaso me ha reconquistado el espíritu navideño, a una persona que se ha mostrado siempre tan recalcitrante e impermeable al asunto como éste que lo es. Pues no. Algo tiene que ver, pero de lejos. Esta misma tarde, por ejemplo, me espera jornada cocinera ya que me toca, como es ya preceptivo, preparar mi tan justamente alabado cardo en salsa de almendras para la cena de Nochebuena y la comida de Navidad, que nunca parece que tengan bastante. Es lo que pasa cuando un detalle se convierte en costumbre, que la costumbre tiende a devenir tradición, y la tradición insoslayable en una sociedad tan conservadora. Así que me va a tocar preparar cardo como para un regimiento, de modo que me iré a hacerlo a casa de mi madre que con estas movidas residenciales ando yo un tanto escaso de menaje. Por cierto, y sabéis que suelo huir de la autocita, que el año pasado posteé la receta y aquí reproduzco la entrada por si algún curioso desea aventurarse en un plato gustoso y resultón, tradicional de mis tierras aragonesas y aledaños.

Pero es otra víspera la que me tiene en vilo, ansioso y descolocado, porque mañana abrazaré de nuevo a la chica de mis sueños, acariciaré su cara, la sostendré en vilo y seremos el hazmereir o la envidia de toda la T4. Que los días de distancia pesan como no os podéis imaginar y ya va siendo hora de rodear y acunar contra el pecho algo más sólido que el aire de la noche o el vacío del teclado frente a la pantalla del ordenador. Además, parece también singularmente probable que la Nochebuena acabe haciendo de verdad honor a su nombre y se demuestre gozosamente que, como aseguran los principios teóricos de la sociedad industrial, nada es mejor a mano si lo puedes hacer a máquina. Lo que tampoco resulta, en absoluto, desdeñable.

la víspera (I)

Aunque no lo podáis creer, no nos ha tocado la lotería, ni a mí, ni a ninguno de los lectores que tanta fe mostraban en sus sietes y otros. Aunque os resulte inaudito, ni siquiera lo he o me lo han preguntado, así que tampoco ha sido el día de la salud (mientras haya salud...). La vida sigue, las cosas pasan y lo cotidiano sigue imponiendo su fuerza y su rigor espartaquistas, con la mano dura de lo que no admite ensoñaciones.

De la mañana del 22 me quedará para siempre el recuerdo de la casa de Zaragoza, en mi niñez ya inquieta, porque era justo el primer día de las vacaciones y acunaba mi despertar súbitamente tardío, al calorcito de las mantas aquellas tan pesadas, la lejana cantinela que desgranaba la radio desde la cocina, niños de San Ildefonso a pleno pulmún cantando la pedrea, veinticincomil...pesetaaaaaas. Ese es mi recuerdo secreto e imborrable, de cuando nada esperaba de aquella ceremonia porque ignoraba su profundo significado concitador de esperanzas y porque todavía no había tele que te contara el pormenor de la gorda llorosa que va a comprarle una casa a cada hijo y tapar algunos agujeros, que oyéndola parece que este país sea de gruyère.

Eran vísperas de días de vino y rosas confusos, desordenados, de vacaciones ajenas a la castrense organización de los otros, días en los que empezabas a apreciar el significado de la libertad nada más levantarte. Vaya desde aquí mi homenaje al bombo que tanto ruido hacía cuando daba vueltas, y a los pobladores residentes todavía vivos de aquella España franquista en la que tan bien vivían los familiares de Rato, o de Mayor Oreja, que no recuerdo al autor de tan solemne parida. Se pueden tener buenos recuerdos de casi todo, creo yo. Hasta de mis estancias en la trena guardo momentos agradables en el caletre, y no creo que ello tenga nada que ver con la realidad opresiva de aquél régimen despótico y tirano creado a imagen de la estúpida soberbia de los traidores a una democracia legal rendidos en brazos de la misma Iglesia retrógrada que sigue ahora, todavía, maniobrando para prolongar su agonía.

Levanto mi copa por ese bombo y por ellos, por los supervivientes.

sábado, 22 de diciembre de 2007

les he visto

Casi se me corta la respiración. Estaban juntos, en grupos dentro de la manada, transgrediendo a base de humo la norma general, por una vez, vestidos con su uniforme de cada día. Son el futuro. Dan miedo.

Los podéis ver en la mañana de cualquier día, orgullosos todos de haberse conocido a sí mismos y a esos otros en los que se re-conocen. Ellos visten trajes caros en gris clarito, gris marengo, gris a rayas o gama de azules como máximo. Zapato negro que de Sebago no baja. Camisa a medida con la tetilla izquierda bendecida por unas siglas bordadas cuya máxima cota se alcanza con el guión del apellido compuesto. A B-F es el non plus ultra, si esconde un Álvaro Bertrand-Farlasca detrás, por poner un ejemplo. Las corbatas de un color vivo, brillantes, con el marchamo de lo recién comprado, casi siempre lisas, aportan el plus que sustituye a la imaginación, sospecho que más bien a la de sus mamis o parejas con cierto futuro ya programado. Hablan fuerte, casi siempre de lo que han hecho o harán, y llevan el pelo también de uniforme aunque se admite ligeramente largo por la nuca siempre que se rice graciosamente. Ellas, sin embargo, visten más décontractées, con mayor gama de color, siempre sin exagerar, aunque bajo el imperativo categórico del marchamo de Serrano y resaltando como sin querer lo que mejor venda de cuanto recibieron de casa. En unas, los ojos, en otras, las caderas, en otras el pelo y, en las más definidas, un rotundo culo de gimnasio bien marcado.

Están en los bajos laterales de la Torre Picasso. Trabajan en Erntst & Young o empresas similares. Son los cachorros que dirigirán la Tierra. Y a mí me dan escalofríos sólo de pensarlo.

miércoles, 19 de diciembre de 2007

la semana vacía

Miro esta semana, que está transcurriendo más lenta que el caballo del malo, como se decía en mi barrio, y me da vértigo. Es una jodida semana inutil y gastosa, en la que no encuentras a nadie en su sitio, en la que todo el mundo, contactos, amigos, conocidos y amiguetes se ocupa y preocupa de satisfacer desde el bolsillo, cada vez más menguado, la interminable lista de pedidos, compras, encargos y búsquedas, por no hablar de esas nefastas comidas y cenas por cualquier sinrazón o motivo, en la que todavía, con la que está cayendo, siguen floreciendo bobadas como la del amigo invisible, según me cuentan. Los tipos raros como un servidor miran todo esto de través, porque aunque no lo protagonices en tu devenir diario, te roza, te contamina y te impide el normal desarrollo de cualquier gestión.

Pero, lo que caracteriza por demás esta vacua semana es, sin lugar a dudas, la espera. Acaso por ella se hacen los días tan largos, que el que espera desespera decía mi abuelo mientras nos hacía rabiar alargando el plazo que todos sabíamos inmediato, pero del que disponía a su antojo, el muy cabronazo, antes de darnos la propina anual en billetes crujientes y nuevecitos de 25 pesetas amasados gracias a su amistad con el cajero de la Caja de Ahorros de Pamplona, que ya se llamará ahora kutxa o algo asín. Era el hombre, siempre lo fué, poquita cosa, prolijo y modoso, siempre con traje, camisa y corbata, y recuerdo que calzaba unos zapatitos diminutos, no más del 36 le calculo ahora, brillantes a cegar porque el hombre, viudo de hace tiempo, pasaba horas puliéndolos antes de irse a la cama.

La espera a la que me refería era la espera de la lotería. Convencidos ya de que trabajando nadie se gana decentemente la vida, hartos de los trucos que no funcionan, de los atajos que resultan todavía más largos, de trampas y apaños para alcanzar fin de mes, buena parte de los mortales españoles ha confiado su suerte y la de su familia al embrujo de la lotería de Navidad, esa insana costumbre gracias a la cual muchos llegan a estas fechas con la lengua fuera y los bolsillos del revés de puro tentar al destino. Porque todos saben que, para que te toque algo decente, que acabe con las mil trampas acumuladas y salde deudas y dé para una casa propia, suprema ensoñación del españolito medio, hay que gastárselo, y este mes por ello ya no lo salva ni la paga extra. Así que en esas estamos, prietas las filas, esperando la decepción cierta pero con ese atisbo de esperanza que duerme como un bendito en el fondo más profundo del alma de cada uno.

Por cierto..., ¿no os sobrará uno acabado en trece?

lunes, 17 de diciembre de 2007

de regalo

Leo en el blog de Santiago Miró, respecto a los regalos de Navidad, que hoy, en 2007, un 46 por ciento de los trabajadores prefieren recibir dinero de la empresa o una tarjeta regalo antes que el tradicional lote de producto. Con todo, un 37 por ciento sigue fiel a la cesta y un 16 por ciento se muestra indiferente. Los más proclives a asistir a la cena de Navidad corporativa son los empleados de entre 18 y 25 años, mientras que los de más edad son los que más recurren a excusas para no acudir, con porcentajes que van aumentando con los años. En su página, mi amigo Santi desgrana, Negro sobre Blanco, los avatares y vicisitudes de un periodista / trompetista en paro, aunque yo creo que más bien aborda con cruel sinceridad y cierto trasfondo de amargura la inevitable soledad de las personas que han pretendido ser fieles siempre a sus principios, la microhistoria de aventuras y desventuras de ese género de tipos que nunca han sabido, ni querido, medrar, dar coba, trepar a costa de otros, de esos desgraciaos que consideran que basta con hacer el trabajo por el que te pagan, con hacerlo bien, o lo mejor posible, con dedicarle atención preferente en horas laborables, cumplir los plazos de entrega y luego vivir la vida como uno quiere y desea, sin quedarse colgado del brazo del jefe o jefecillo de turno hasta las mil y monas, riendo sus gracias y pagando, dios sabe de dónde, sus infinitas copas y sus escasas ganas de irse pa casa.

A mí no me extraña que cada año haya más gente que prefiera el parné al turrón de lacasa, la pasta flora a una pata de navidul que olvidaron poner al fresco a curarse. Todavía recuerdo, de cuando en alguna empresa me regalaban algo, haber descubierto en la profundidad olvidada de un anaquel de la cocina, años después, algún frasco estrafalario de judiones del Bierzo venido en mala compañía dentro de una de esas cestas que era mejor no recibir. Pero recuerdo, sobre todo, la cara de desilusión que se le quedaba a la gente al recibir aquellas chuminadas de baja estofa, aquel quiero y no puedo sin elegancia ninguna con que obsequiaban a la plebe mandamases que entre ellos no se apeaban del Cinco Jotas. Y recuerdo aquellas caras porque eran como la mía cuando, de pequeño, aparecía la mañana de Reyes, entre zapatos y poco más, una nota manuscrita que decía: Vale por un jersey en las rebajas con la letra de mi madre.

Eso sí, por lo menos en mi caso la nota la firmaba Gaspar.

domingo, 16 de diciembre de 2007

lo veo o no lo veo

Hay cierta tendencia a contemplar con mirada acrítica los carteles del pasado. Parece como si evocar los supuestamente felices tiempos de la niñez le apagaran a uno las luces que habitualmente le alumbran, sean éstas las que sean, y por eso no es difícil sorprender a quienes acuden a las exposiciones retrospectivas con la mirada ensoñada, la palabra premiosa, el paso comedido y una cara de idiota digna de alguno de los anuncios que contempla con embeleso. No me hurto al ejemplo, que ya hablaba en la anterior entrada de mi visita a una exposición de éstas, y sospecho que mi apariencia externa no difería demasiado del que ahora me permito criticar.

Hasta que, a pesar de la anestesia general mencionada, mi mirada vaga y emocionada cayó sobre el anuncio de chocolates que ilustra este post. ¡Coño! Se me dispararon de golpe los profundos resortes del periodista que duerme en mis entrañas al contemplar este cartel, y volvieron a sus órbitas los ojos de mirar la actualidad, más avezados y menos generosos que los que llevaba puestos, más críticos, léase crueles, y menos bienpensantes, por supuesto, y volví a mirar una y otra vez el anuncio, hasta llegar a hacer la foto.

Esa mirada aviesa del tipo de la gabardina..., la misma gabardina..., ese gesto de jugar a lo escondido con los niños y niñas que le rodean..., esa extraña dialéctica exhibicionista que se desarrolla a la vista del espectador..., esa excesiva alegría del nene... Lo que mis ojos ven en este anuncio es un claro mensaje subliminal que, ahora mismo, sospecho que nadie aceptaría a las puertas del colegio de sus hijos.

¿Estoy loco? ¿Contaminado? ¿Véis vosotros lo que yo veo, o es mi mirada la que falla y me tengo que poner gafas de amianto?

sábado, 15 de diciembre de 2007

...y no estar loco

He estado en una exposición que presentan en la Sala de exposiciones del Complejo El Águila, que han titulado cámara panorámica 120 grados. Ofrece una visión del desarrollo y el comercio de Madrid a través de la publicidad, y estará abierta hasta el 8 de enero. La muestra es un pequeño compendio, sobre todo, de cartelería de época al que se han añadido grabaciones en vídeo de anuncios antiguos. Está presentada de forma cuidadosa y es realmente enternecedora.

Coincidió con que escuché días antes un debate en el ojo crítico de Radio Nacional acerca de si la publicidad es, o puede ser, o no, arte. Debate estéril do los haya, porque, al menos para mí, el arte es arte bajo la forma que se presente, y pare usted de contar. Quiero decir que encuentro más arte en un hermoso anuncio de Vulcanizados Madrid, de los años cincuenta, con su pureza de líneas art-dècó, que en un lienzo rojo atravesado por una línea blanca que presenta, carísimo, una sala de arte de las que están de moda. Qué le voy a hacer. Espetaba algún purista de esos que se ganan la vida de tertulia en tertulia, doctorando con voz pausada y apariencia sesuda sobre lo divino, lo humano y la inmortalidad del cangrejo, aseveraba el buen hombre, decía, que el mero hecho de haber sido objeto de encargo mercantil hacía inviable considerar arte cualquier forma de publicidad. La carcajada que solté en la soledad de mi coche, de vuelta a casa, hizo que el de la furgoneta de al lado en el atasco me mirara como si acabara de asesinar a Kennedy. Debe ser que el arte oficial no se hace por dinero, o por encargo de algún avispado marchante, se me ocurrió. Ahora va a resultar que el arte que nadie discute no está contaminado por el mercantilismo...

Bueno, pero yo quería hablaros de otra cosa, justo de lo que hace referencia el título, que se me ocurrió mientras contemplaba la citada exposición. Y ésta es sólo, (quizá en otro momento la glosemos entre todos, pero baste un apunte apresurado), la idea de que hace falta ser sólido, tener la mente fuerte y la vivacidad alerta, para pasar, en el transcurso de una vida (nacer en el año 20, por ejemplo, y tener ahora 87 años), de la radio galena a la TDT, de las primeras luces eléctricas (sugerido por varios espléndidos anuncios de bombillas) a las casas domóticas, de los teléfonos de manivela o centralita a los móviles de última generación, de lavar a los hijos en una jofaina puesta en la cocina, calentando el agua en una enorme marmita, al jacuzzi, de las estufas de carbón vegetal, de las salamandras, al calor irradiado o del periódico vespertino a los telediarios y del lápiz al ordenador con blue tooth, en el breve plazo en que transcurre una vida..., y no estar loco.

¿No os parece? ¿No os admira?

jueves, 13 de diciembre de 2007

navidad rima con insolidaridad

Llevan semanas entre nosotros y ya me están sobrando. Son las navidades, es la Navidad, una época que yo considero el genuino monumento a la insolidaridad y a la indiferencia. En pocas palabras, unas fiestas en las que si no tienes dinero, si no estás con tus hijos, si eres mahometano o agnóstico, si tu familia te ha vuelto la espalda, si nadie te regala una cesta o un jamón, si estás en el paro, si eres un viejo abandonado o solitario, si no tienes para regalar nada, si estás en la cárcel, en el hospital o en el manicomio, si no puedes ni jugar a la lotería para que no te toque, si estás fuera de tu país, si eres un bandarra o puta de las de cobrar para vivir, si estás en cama o con el pie en el estribo, si te ha abandonado el amor, si..., es decir, si perteneces a más del sesenta por ciento de la población española, simplemente vas y te jodes.

Te jodes doblemente, encima, porque te meten por los ojos quieras o no quieras sus luces de colores, sus paquetes, sus compras, su musiquilla insoportable, sus alegres sonrisas infantiles, su familia feliz, sus cascabeles, sus risotadas alcoholizadas y su alegría impostada, su éxtasis místico y sus paraísos del consumo, su publicidad blandengue, sus reiteradas películas mil veces entrevistas y sus costumbres acartonadas.

A mí, la verdad es que ni me deprimen ni me importan. Sólo me quejo de lo difícil que me resulta extraerme de esta infección interesada y generalizada para seguir cavilando a mi manera y soportando la vida pese a ir perdiendo por goleada.

Hoy, en 2007, una infección más contagiosa que nunca a pesar de que los bolsillos están vacíos demasiado a menudo porque los precios de todo, hasta de lo más normal, se han disparado exponencialmente mientras un gobierno que se dice socialista asiste impasible a esta pertinaz pérdida del valor adquisitivo porque los sueldos ni se mueven, o mira para otro lado por no responder de cómo España se convierte en el paraíso del empresario y el mangante mientras la gente va a la cárcel por conducir de prisa o no pagar una pensión porque no le llega, que debe ser algo muy progresista.

Sólo se me ocurre proponeros que hagáis como yo, con un par. Este mes, no os gastéis un puto duro de más, incluso gastad aún menos que nunca. Resistencia pasiva. Que les den.

martes, 11 de diciembre de 2007

los ordenadores son conservadores

Parece una afirmación escandalosa, casi blasfema. Un ordenador, la prez de la tecnología punta, el máximo de la evolución mineral, esa máquina llamada a sustituir mañana al hombre como mano de obra, como organizador del trabajo, como estilete de la excelencia, paradigma de la calidad, útil de trabajo, secretaria perfecta y hasta caballerete de compañía si me apuráis un poco, ese ordenador tan imprescindible ya como otrora lo fueran lápiz, papel y pluma, va y resulta ser un conservador de tomo y lomo al que podríamos tildar incluso de reaccionario.

A estas alturas, si no os estáis preguntando por qué afirmo sin vergüenza tal cosa es porque como escribidor no me como una rosca. ¿De qué va este tío, que no respeta ni lo más sagrado?

Pues así me manifiesto porque el fino olfato que me caracteriza (que tan bien conocéis) y que no suele engañarme así lo ha denunciado tras años de cuidadoso seguimiento del producto en cuestión. Yo, que era un bitanalfabeto hasta no hace dos décadas, comencé a observar sus comportamientos en circunstancias dispares desde que fuimos presentados, espiando sin recato sus reacciones ante los cambios que se producían en su funcionamiento. Si no modificabas nada, todo perfecto, pero cada nuevo programa instalado, cada solicitud de alguna operación diferente a la habitual, cada vez que le cambiabas el paso, en definitiva, venía seguido de desajustes, comportamientos erráticos y flagrante disfuncionalidad hasta alcanzar la pertinaz negativa a funcionar según prometen los manuales (en macarrónico español, traducido por algún enemigo de este rico idioma), que debiera hacerlo.

No digo nada si le cambias de casa, de barrio o hasta de ciudad. Ahí, su naturaleza conservadora se manifiesta en plenitud hasta la exasperación, sobre todo en cuanto a conexiones con la red se refiere, llegando al absurdo de felicitarse la jodía máquina por un enganche perfecto con la web del que no pueden sacar partido los programas que debieran hacerlo. Y él, tan pancho, afirmando sin rubor que la cobertura es excelente. A los ordenadores, incluso si afirman ser portátiles, lo mejor es no moverlos, creo yo, sobre todo para evitar su venganza, que se toman fría mientras se fuman un desktop.

Lo siento. No se me ha ocurrido nada mejor para justificar mi pertinaz inasistencia a nuestra acostumbrada cita. Pero..., ¿a que tengo algo de razón?

viernes, 7 de diciembre de 2007

más de Villena, que lo prometido es deuda

Es cierto que mi amigo Santiago Trancón era uno de los finalistas del ya famoso premio Viaje del Parnaso, y no es menos cierto que buena parte de la información que he utilizado en el anterior post sobre Villena me la remitió él. Pero, como dicen los abogados, no es menos cierto que su versión de los hechos la he contrastado con notas de agencia, resúmenes de prensa y consultando las bases del propio concurso, que podéis mirar pulsando aquí, ni que el ganador de la pasada edición de dicho cuantioso premio (en el que Villena fue jurado), Felipe Benítez Reyes, era a su vez por norma jurado en esta edición, ni que la obra está publicada en parte bajo el título La prosa del Mundo, porque está escrito en prosa aunque haya ganado luego con él un premio de poesía que exigía un mínimo de 500 versos a quien deseara participar.

Como podéis comprobar, así pues, de las bases que describen las condiciones de participación en el premio, que son las tres primeras, nuestro personaje incumple las tres, aunque no es menos cierto que la octava proclama que el Jurado tendrá plena capacidad para interpretar las Bases del Premio. ¿Será esto una interpretación libre, o un auténtico solo de pito?

Tampoco es menos cierto que el propio poeta, una semana antes del fallo del premio, afirmó en una entrevista a Europa Press que estaba finalizando un libro titulado La prosa del mundo, pese a que la fecha de entrega de originales para el concurso había finalizado el pasado 30 de mayo, aunque también sea cierto que en esa entrevista precisó, con sorprendente cautela, que se trataba de poemas en prosa.

Como para muestra vale un botón, reproduzco aquí alguno de los textos de la discordia, para que juzguéis vosotros mismos si llamarlo poesía no es ir un poco lejos, sobre todo cuando se trata de un concurso que debe ser igual para todos: el culo perfecto del muchacho rumano (de Constanza) con el que me monté el rollo entonces para no estar solo, porque es desolador y depauperante estar solo, su delicadeza de púgil liviano, su esguinzado amor a las chicas trayéndomelo a mi (sic) ofrecido. (p.48. "El fusilamiento de Torrijos"). A mi escueto entender, alguien debiera decirlo, fuera de los círculos donde unos pocos lo saben: Las religiones monoteístas han hecho un enorme daño a las Historia humana, y de ahí quizá su éxito. Sólo las explican los enterados y doctos en ellas. (p.38. "Dogma").

Creo que me vuelvo a contemplar el mar.


Me despierto temprano y me incorporo porque entra a raudales el sol por la ventana. El monótono pero siempre estimulante rumor de las olas alcanza a colarse por las rendijas de una ventana entreabierta, ¡en diciembre!, mientas la piel desnuda de mi compañera de cama toma orientes dorados y hasta mi pituitaria llega ese aroma a gloria del pan recién tostado y de un café que justo acaba de salir.

En estas condiciones, decidme, ¿a quién coño le apetece escribir en el blog?

martes, 4 de diciembre de 2007

Villena, tramposo

Hace muchos, muchos años, escribí una novela, pero no se lo conté a nadie. Sólo mis amigos sabían de mi aventura interior, demostrar que podía escribirla en una semana. Lo hice, aunque no era muy buena, pero resultaba legible y divertida, cuando menos. Por cierto, en el último traslado ha aparecido el manuscrito, y me ha encantado verlo, con sus casi cincuenta renglones por folio en diminuta letruja escrita a lápiz. Bueno, os diréis, ¿y esto a qué viene? Lo traigo porque la presenté, pobre de mí, al premio de Novela Negra de Gijón, y parece que alcanzó la final, aunque en ese tiempo yo ya me había coscado de la mecánica habitual de estas ferias. De modo que, cuando un íntimo me preguntaba qué había hecho con el manuscrito, siempre le contestaba: nada, presentarla al premio que va a ganar Andreu Martín. Que fue, por cierto, el que lo ganó, casualmente, en aquella lejana edición.

Luis Antonio de Villena, que el año pasado fue jurado del premio Viaje del Parnaso, va y se presenta este año. Y, curiosamente, va y lo gana. No es tontería, que son tres kilos de los antiguos del ala, como para hacer cantar a varios ciegos. En el jurado, nada menos que Ángel González y Caballero Bonald. Lo que pasa es que, de las ocho bases del concurso, premiar a Villena incumple unas cinco o seis, sin exagerar. Se ve que el premio le deslumbró, le supo muy goloso. Se ha comportado de una manera muy poco digna. Este hecho supone sin duda "una mancha" en el currículo del poeta.

Su actitud es impresentable, dijo José Manuel Caballero Bonald, ha dejado de tener credibilidad. Así aprenderá a ser decente, añadió.

Perdón. Me he equivocado. Estas frases eran del propio Villena y del poeta jerezano especialista en jurados, y estaban dirigidos al ínclito poeta alicantino Antonio Gracia (Premio de Poesía 2004 Fundación Loewe), que fue desposeído por el jurado (en el que estaban Caballero Bonald y el propio Luis Antonio) por tramposo, según afirmó en un alarde de honestidad el amigo Villena. ¿Que por qué fue desposeído de su premio el señor Gracia? Porque el poemario premiado, Devastaciones, sueños, había recibido ya otro galardón, incumpliendo así ¡UNA!, una tan sólo, de las bases del prístino concurso, para escándalo del honesto jurado cuyas rasgadas vestiduras se me han escapado ahí arriba.

(En próxima entrada demostraré los incumplimientos de bases aquí manifestados. Gracias, Santiago).

pidamos lo imposible


Me acaba de llegar por emilio y no resisto las ganas de colgarlo de inmediato. Parece que es cierto aquello de que las ideas son como los hilos de globos que flotan sobre nuestras cabezas, de modo que estiras una mano y te bajas un globo-idea, ese de color rojo con topos morados que seguro no quiere nadie. Pero, a veces, va otra mano y se extiende y pilla y se baja el mismo, u otro igualico-igualico que el que tu habías seleccionado buceando con la imaginación en el inmenso mar de globos de colores que sobrevuelan al niño juguetón que todos llevamos dentro (bueno, casi todos, porque el de Aznar no se lo encuentra ni volviéndose del revés). Andaba yo queriendo ponerle al cartel de don blandito un texto extraído de debajo del pavés de la revolución frustrante de mayo del 68, ese que decía: seamos realistas, pidamos lo imposible. Me encontraba ya en los aledaños del diseño, al borde de una larga sesión de Photoshop, cuando va y me alcanza este emilio que os comento, con la imagen ya tratada y todo, así que me la envaino, os la cuelgo y ya está. A ver si así me queda tiempo para contaros una historieta muy jugosa protagonizada por Luis Antonio de Villena y 18.000 del ala.

con paso cansino

Así. Con paso cansino, agotada de su larga y tediosa vida, harta de haber servido tan sólo para una misma cosa tantos años, hastiada de la rutina diaria, ahora sí, ahora no, asqueada de su falta de comunicación con otras de su especie, aburrida de su propia mediocridad, congelada a puros madrugones de escarcha, requemada del inmisericorde sol de ferragosto, vieja, gastada... Lenta, pero al fin decidida, transita la farola su postrera senda, arrastrando tras su cuerpo oxidado los restos de lo que otrora fuera un cableado cobre brillante y ahora son jirones de aquella lozanía que ya ni recuerda, cuando un locuaz político caído en el olvido inauguró su sitio, el tramo que ha sido su único horizonte de por siempre, atalaya desde donde tanta vida vio pasar, junto a la que tantos amores, desamores, furias y prisas desfilaron a toda caña sin reparar siquiera en ella, pobre aunque tiesa farola de carretera, amagada en la linde, frontera nocturna de ninguna parte. Puesto ya el pie en el estribo, con las ansias de la muerte, se encamina por fin hacia su morada definitiva, después de haber sido derribada, maltratada y, lo que más dolió, sustituída por otra nueva generación más alta, más brillante, más morigerada en el gasto e incluso ligeramente más fálica. Nada queda tras ella, y las encinas y los matojos de la Casa de Campo se cierran de nuevo tras su paso, ocultando en el misterio del olvido la senda de las luminarias abandonadas, el camino que conduce al absurdo cementerio de las farolas.

domingo, 2 de diciembre de 2007

libertad y símbolos

Asistimos con cierta impavidez no exenta de culpa, a la total mixtificación de los conceptos. La bellísima palabra libertad ha perdido plenamente su sentido, sucia entre las babas de algunos profesionales de la peor de las políticas. Ya con Milton Friedman (a quien demasiados llamaban Freeman) comenzó el apogeo de la prostitución del término, cuando los monetaristas y neoliberales defendieron sin pudor el darwinismo social, rastrera teoría según la cual la especie humana se selecciona a sí misma a través de las mismas leyes que caracterizaron la evolución de las especies, es decir, lisa y llanamente, que los pobres pueden extinguirse para que los mejores, los ricos, se reproduzcan y sucedan mejorando de paso a la sociedad que explotan.

Ahora, a tipejos como ese Alcaraz le rebosa tan bello concepto y él, precisamente uno de los más genuinos representantes de lo más añejo de las teorías facciosas, se cree con el derecho de esgrimir la "libertad de expresión" para defender su supuesto derecho a afirmar con publicidad cualquier barbaridad sobre cualquiera sin someterse en cambio al reinado de las leyes. Igual que ese blandito señor NO al que también se le llena la boca día sí y día también con un concepto tan sagrado como mal utilizado.

Decía Tierno, en su momento, que libertad sin igualdad era palabra vacía y presta a ser utilizada bastardamente por cualquiera, y no le faltaba razón. La revolución francesa añadía a la pareja mencionada el complementario concepto de fraternidad, ahora rotundamente sustituído por el de solidaridad, y yo me atrevería a recomendar a cuantos no nos consideramos oportunistas ni ilusionistas del lenguaje que jamás utilicemos la palabra libertad sin sus dos genuinos apellidos, que deben formar parte inseparable del primero si queremos respetar y darle su auténtica dimensión a tan hermoso, como decía al principio, concepto.

Lo mismo sucede con los símbolos, tan tranquilos ellos en su esencia, que cualquiera se los apropia y genera esperpentos infumables, ganándose de paso unos euros. Pobre tío Ernesto, al servicio de cualquier fascismo encubierto.

jueves, 29 de noviembre de 2007

la coraza

De buena mañana, con el sueño aún pegado a la nuca, se lanza el caballero debajo de la ducha con cuyos chorros se purifica, lavando en ellos al paso las culpas de sus cuitas nocturnas, aunque sólo fueren sueños de esos que no enorgullecen a un ser noble y cuitado. Las abluciones mediante, envuelto cual cabe en felpillas y organdíes, regresa a su principal aposento do, a los pies del lecho adoselado, asienta sus reales para enfilarse, uno a uno, hasta dos, los finos calcetines de ejecutivo que trepan hasta lo más alto de sus pantorrillas sin estrangularlas, como comprometía lo que de ellos afirmara la real moza que le atendiera do antaño los mercara, o bien mercase.

Tras ello, despojándose de lo superfluo hasta quedar in puris naturálibus frente al espejo, enhebra la camisa, fina prenda que seleccionó cuidadosamente (antes de ponerse a remojo) de entre la amplia panoplia de ellas alineada con esmero en adecuada alacena y cuya contemplación, asaz grata, tanto le satisfizo por ser de ejemplar orden y nada desdeñable fondo, que aluego conociérase cual fondo de armario. Era ésta azul con estrechas franjas de otro azul damasquinado y fino bordado al pecho con las iniciales de sus armas en graciosa mas discreta presencia.

Los colgajos al aire no resultan óbice para que nueso señor abroche al cuello una prenda insólita por cuanto inútil, que respondiera si voz tuviera al proceloso apodo de corbata (de seda natural, por supuesto), anudándola con gesto asaz reiterado empero gracioso y firme hasta ofrecer un a modo de nudo de raro aspecto, más raro si cabe tras aprietarlo bajo la nuez cual si quisiera rebanarse con ella el pescuezo. Arrima luego oscuros borceguíes, que bruñe con mano firme y tieso puño, bruño que bruño, hasta recuperar el brillo del que adolescieran, unos Sebago de outlet en este caso.

Finos calzones de tela, acaso en exceso exiguos, cubren ahora sus vergüenzas marcando un paquete constreñido y podríase añadir rijoso, por demás nada abundante para sus más altos menesteres, excusando acaso su menor cuantía el hecho insoslayable de que no ha lugar en hora tal a alharaca alguna. Tras ellos, pierna a pierna, enfila un otro a modo de calzón de larga pernera, pantalones creo denominan, azules que abrochan con botonadura al ras de los bajos. Es después cuando el caballero viste, un brazo primero, el otro aluego, la coraza que será fiel compañera en la larga jornada que le aguarda, a la par que va enfilando, con parsimonioso ceremonial no exento de enjundia, aperos menores, ducados y plumas en docenas de rincones do se ocultan y desaparecen.

Luego, baja a la calle, piafa el corcel de metal al apretar el pinganillo de la llave y se va a currar como todos los días creyéndose a salvo de estocadas y flechazos envenenados que se van a interponer en su camino hacia el éxito, o hacia el sueldo, vaya usted a saber.

Vale que un traje tiene algo de coraza...

¿Pero el caballero no es más bien un pobre quijote?

miércoles, 28 de noviembre de 2007

el bar

Mira que hacía tiempo que no iba al bar. No a un bar, que eso casi todos los días, café y porras, aperitivos y eso. No. Hablo del bar. De el bar. De ese: te espero a tomar unas cañas, después del trabajo. Dos tíos. Luego tres. Sentados, saltando de tema en tema, conversaciones repletas de lugares comunes, referencias cruzadas, información fragmentada, anécdotas, risas, criticoneos a los ausentes, cotilleos, pon otra ronda, y una fritas, pues anda que tu...

Ha sido como volver a empezar, incluyendo una exquisita sensación de dèjá vu, o veçu, que se remonta en mi caso a largos años atrás, cierta calidez en las tripas, que es donde se sienten primero las pasiones antes de distribuirse a lo largo y ancho de tu cuerpo, cerebro incluido. He ido reconociendo, como sin notarlo, una a una, esas delgadas láminas transparentes y etéreas que te amarran a la silla, que van envolviéndote hasta poder presentarte como un puñetero regalo listo para su envío al remitente. Me preguntaba, en plena vorágine de sentires como los descritos, a santo de qué si, me sentía tan bien disfrutando pausadamente la intrascendencia, me había privado de ello tan radicalmente. Cualquier respuesta sería injusta hacia algo o hacia alguien, sospecho.

Digamos, simplemente, que no estuve mucho por la labor. Que tenía cerrado el interruptor que ilumina esa zona neutra de la vida, la de las cosas que se hacen por puro placer y sin otro sentido. Que se habían apagado las luces que realzan los actos sin sombras ni motivo, los que no tienen un móvil claro ni otra razón aparente que la de tomarse unas cervezas en buena compañía.

domingo, 25 de noviembre de 2007

a través de la tele

¡No te jode! Va un mindundi en La Sexta, el barbitas de la información meteorológica del telediario de la tarde-noche dominical, y tras una introducción en la que afirma que como no puede fumar fuera porque hace frío hablará desde el estudio, termina sus predicciones amenazando con mucho más frío al personal y redondeando su jugada con una frase para analizar con despacio. Algo así como: "al que necesite calor, que ponga la COPE, donde Federico no para de dar leña". ¡Tócate los mismísimos, si será bobo el andoba! Espero saber pronto el nombre al que responde ese fulano para dedicarle in person mis más agradables calificativos.

Menos mal que luego, como la cosa va de fútbol, han puesto varias veces el anuncio de Mahou, desde el que la voz inolvidable de Fernando Fernán Gómez, ya tan débil que hasta cuando gritaba goool más bien lo musitaba, te permite recrearte en ese sonido que ha sido buena compañía de toda la vida. Espero que los de la cerveza dejen que el citado anuncio permanezca, en sus dos versiones, por mucho tiempo. La Liga es la vida. A mí me enternece cantidad.

Termino este repaso fruto del sillón-ball, acabo dejando una nota acerca de los creativos al servicio de la publicidad de MediaMarkt, los de "yo no soy tonto", a los que alguien con cierto prestigio debiera entregar un premio al mayor hortera de bolera de estos tiempos, sobre todo con éste último de gañán y su pareja la cabra. Es difícil encontrar un anuncio con peor gusto, más basto, soez o rastrero y que explote con mayor desvergüenza lo peor de cada casa. Un cero pelotero a estos campeones de la mediocridad.

Habrá que contárselo a Patricia Conde y Ángel Martín, los de "Sé lo que hicísteis...", para que miren de vez en cuando hacia las tripas de su propia cadena.

¿No os parece?

sábado, 24 de noviembre de 2007

les ha salido rana

El pulso no les ha salido del todo bien, por mucho que se desgañiten desde telefacha asegurando más de medio millón de asistentes, con lo que las cifras no les cuadran ni hartos de red-bull. Ya al ver que no se daban imágenes de helicóptero me lo coscaba yo, porque estos periodistas al dictado no dan puntada sin hilo. Luego, más tranquilo al comprobar que no alzanzaban su millón (reconociendo implícitamente la imposibilidad de la mentira habitual) me asomé al manifestómetro, donde encontré la foto que ilustra esta entrada junto a estos clarísimos datos objetivos: El cálculo arroja un área de 20.600 m2, con lo que: Suponiendo 2 personas por m2 resulta una asistencia de 41.200 personas. Suponiendo 3 personas por m2 resulta una asistencia de 61.800 personas. Y suponiendo 4 personas por m2 resulta una asistencia de 82.400 personas. A la vista de la densidad media observada sobre el terreno, el espacio entre pancartas, huecos en las aceras, etc... estimamos que la cifra más aproximada es de 61.800 asistentes. Dada la cifra de 550.000 manifestantes ofrecida por la Comunidad de Madrid, y para el área que hemos calculado, resultaría en una densidad de aproximadamente 27 personas por m2. Alegría.

Mira que si la previsión de este desastre hubiera sido el principal argumento de los rajoyanos para aconsejarle al líder distanciarse del evento... Puede que la falta de oportunidad y de razones objetivas, además de la poca experiencia que tienen estas gentes en manifestaciones, (que les induce a pensar que basta con convocarlas para arrasar), sean las causas concretas de tan escasa movilización. Subjetivamente, alguien apunta en sus comentarios que a Alcaraz puede que le sea suficiente para venderse unos libros más y dejar de paso el órdago sobre la mesa.

En cualquier caso, dejadme que me regodee un poco de este estrepitoso fracaso.

viernes, 23 de noviembre de 2007

vaya canalla

Hoy vuelve a la calle el hipócrita Alcaraz y su séquito de nostálgicos, franquistas, señoras de Serrano, neocoms y compañía. De nuevo tenemos derecho a que nos metan por las narices odio disfrazado de bondad, falsedad disfrazada de honestidad y muy malas intenciones apenas sin disfrazar. ¿Por qué se manifiesta hoy la AVT? Nadie lo sabe a ciencia cierta. ¿Ha pasado algo últimamente que justifique una movilización? Nada, que nosotros sepamos, salvo que se van acercando la Navidad y las elecciones. Ni siquiera prendió en la gente (ni en la suya propia) el invento aquel de los nuevos contactos con ETA que uno de la AVT le contó confidencialmente a un poli, quien lo contó confidencialmente a sus superiores para que confidencialmente saliera en la portada de El Mundo. Y, si no ha pasado nada, ¿a qué viene esta manifestación?

Hay algunas explicaciones que circulan por ahí y que, al parecer, tienen mucho que ver con la elaboración de las listas electorales. Parece ser que Rajoy no piensa meter a Alcaraz en las próximas listas, aunque sí llevarle de segundo (optimismo no le falta, pensar ahora en ello es presuponer que no va a haber revolcón en las generales), en las europeas de 2009 y parece también ser que a Alcaraz y demás extrema derechona del partido esto no le ha gustado, así que han decidido ponerle una piedra del tamaño de un piano en el camino. Sacar a la gente a la calle para demostrarle al señor NO quién manda aquí. Hacerle recapitular, o hasta hacerle cambiar sus planes. En respuesta a este órdago, va Rajoy y dice que no va (entiéndase el juego de palabras), cayendo de plano en la incongruencia política, espacio en el que este estratega tiene un pisito con vistas. Porque, si mal no recuerdo, los motivos confesos de la movida patriotera de hoy coinciden punto por punto con las tesis del PP defendidas a capa y espada por este señor tan blandito. Dichos motivos, para que veáis que no miento, son los siguientes: Primero: Instar a la ilegalización de ANV y el PCTV. Y disolver de manera inmediata los ayuntamientos en los que gobierna ANV. Estos dos partidos siguen sin condenar los atentados de ETA. Segundo: Retirar la resolución aprobada en el Congreso de los Diputados que habilita al Gobierno a dialogar con ETA y recuperar el Pacto por las Libertades y Contra el Terrorismo.

Pero lo cierto es que en esta mani adulterada los intereses que se juegan son bien otros. Aunque, eso sí, los borregos serán más o menos los mismos. Esos que suman siempre el millón a ojo de mal cubero.

Al fondo, como siempre en la sombra, el mal hombre. Ese del que dicen que se aleja hasta la mala mujer, por el mar a bordo de una botella. ¡Qué buena caricatura del adefesio me ha enviado mi primo! ¿No os parece?

jueves, 22 de noviembre de 2007

volver a empezar

En mi nuevo trabajo, a veces me siento como si el nuevo fuera yo. Entregándole horas y dedicación, esfuerzo e inventiva, pero siendo observado con lupa, o sintiéndolo al menos. No está resultando sencillo, aunque para nada desagradable. Es como si en esa regresión, en el volver a empezar, notara cómo se adapta mi naturaleza poco a poco al entorno, a sus aristas y esquinas, costumbres y métodos, lentamente, a veces dolorosamente, a veces perezosamente, pero siempre con la certeza de la mutación, quizá mejor de la adaptación, a flor de piel. No sé si me explico bien. Tanto tiempo administrando mis pulsiones, mis ganas, mis necesidades, respondiendo exclusivamente a mis propios criterios a la hora de decidirlo todo, crean hábitos de eremita poco acordes con el trabajo en equipo. Me extraigo de mí mismo para jugar y me veo desde fuera, como en esas supuestas recreaciones de la muerte en las que el espíritu del que se va flota en la vertical de su cuerpo con ánimo cotilla y me veo, repito, sentado a la mesa de mi despacho, hasta el culo de papeles, notas, tarifas, ofertas y agendas, negociando, intuyendo, poniendo los sentidos posibles en cada paso, buscando el control, la perfección del movimiento, la mejor gestión de mi ignorancia del medio en que me desenvuelvo ahora... Os juro que me parto las tripas, sobre todo cuando reparo en los instantes de profunda confusión que me asaltan a veces, por suerte cada vez menos, o en los momentos de desconcierto ante las cosas nuevas que aparecen de sopetón cuando crees que ya dominas este nuevo mundo. Estoy aprendiendo, en suma.

¡Qué aventura!

miércoles, 21 de noviembre de 2007

de la vida

Ayer me permití hacer una de esas cosas que se te meten en la cabeza y alrededor de las cuales acabas girando como una peonza. Ayer celebré una efemérides que tiene para mí trascendental importancia (y no me refiero ni al aniversario de las muertes de Franco ni de José Antonio, sino a otro tipo de celebración) y hubo en solfa aeropuertos, coches de alquiler, lluvia y viento hasta la médula, caladuras, expediciones rumbo a lo desconocido con un mapita en bandolera y la noche cerrada por único guía, adivinanzas en torno a un polígono industrial, inauguraciones, buena compañía..., pero, sobre todo y por encima de todo, ayer recibí a toneladas una de esas raras cosas que hacen que te confortes para el resto del camino. Hablo de amor, queridos, de esa inopinada química que todavía persiste entre las gentes de bien, como cantara Kazantzakis al decir, cuando lo dijo y por lo que lo dijo, soy amor de los pies a la cabeza. Ayer fui casi feliz, rocé el cielo con los dedos y follé como un chaval, que no es poco decir a las edades que calzo. Ayer me perdí una vez más en los ojos de mi amada y supe que seguía por allí, intacto, lo que siempre estuvo aunque a veces parezca perdido en los pliegues de la convivencia.

Hoy me siento satisfecho pese a haber pegado apenas medio ojo, con la satisfacción que da cumplir lo deseado, a la que cabe añadir la felicidad que une a la propia la ajena cuando proviene además del ser amado. En el aeropuerto, un gorrión del color del ripio de Serrat volaba de la puerta de embarque a la tele de salidas nacionales, anunciando con su áspero piar que llevábamos retraso, como siempre, mientras me vestía de nuevo tras haberme desnudado ante la guardia civil, pareja de hembras con más culo que celo, que ya es decir, ante las que casi me quedo en bolas porque otro gorrión, éste electrónico, piaba sin medida a mi paso como si quisiera llamar su atención ante mi evidente sex appeal.

Hoy va y se muere Fernán Gómez, harto supongo de revolcarse entre la mediocridad que tanto le afectaba, con un "a la mierda" más tonante que nunca, a la par que definitivo. Mi cultura llorará su ausencia mientras disfruta su herencia, valorando lo que puede llegar a ocurrir cuando viajan unidas, en la envoltura del talento, la inteligencia y la sensibilidad. Sea al fin feliz allá donde se halle.

¡Cómo coexiste el hoy con el ayer y el mañana!, ¿verdad?.

lunes, 19 de noviembre de 2007

pintadas de andar por casa

Me ocurrió un día, cuando estuvimos cenando en casa de unos amigos. A veces, la calefacción es demasiado agobiante y tiene uno que asomarse a la ventana a respirar algo de aire fresco. Que es lo que hice, aprovechando que los otros tres miembros del cuarteto andaban en sus quehaceres. Entonces la vi. Colorida, enorme, repleta de esas filigranas que las hacen reconocibles a distancia. Era una superpintada, de esas que huelen a riesgo, a guardas jugando al sitepillotevasaenterar, a acciones relámpago, a quintales de adrenalina resbalando patas abajo, a incontinencias varias, a miedo pero, lo que es mucho mejor, a la superación del miedo. En una palabra, a clandestinidad.

La estuve contemplando largo tiempo. Era un mensaje en una botella con forma de spray. Me dio que pensar. Ya la habéis visto en la foto que ilustra estas palabras. Cierto, nada del otro jueves. Pero..., ¡a que está bien! ¿A que apesta a libertad?

Hasta que caí en la cuenta. La pared, de ese blanco desafiante que parece estar llamando a los colores con su silencio cómplice, no estaba a ras de calle. ¡Vaya!, me dije.Pero..., ¿cómo? ¿cuándo?

Mami, hemos quedado con unos amiguetes para venir a casa. Vale hijo. Tomaremos unas birritas en la terraza. Total, ¿para qué la tenemos, si no? Bueno, hijo. Pero no enredéis, ¿eh? Y no tiréis colillas a la calle, que podéis quemar a alguien. Te juro que no, mami. ¿Vais a volver tarde?

Así se las pusieron a Felipe II.

Gracias, Pimpi y la compaña. Buenas afotos.

domingo, 18 de noviembre de 2007

de pesca

No lo podía creer. Lo estaban viendo mis ojos y, sin embargo, algo en mi interior aseguraba que era un espejismo. Me volví a frotar los ojos pero aquella visión no desaparecía. Delante mío, al otro lado del río, un fulano estaba pescando y..., acababa de pillar un pez. Me pareció increíble. El pez saltaba intentando desasirse, clavándose aún más el anzuelo, supongo, en los morros. Su tripa blanca centelleaba al sol de la mañana mientras el pescador, ayudado por un espectador voluntario, hacía descender una red para atrapar al bicho antes de que rompiera el sedal. Con gran alarde de puntería, fruto sin duda de una amplia experiencia, lo consiguió a la primera, como el que canta bingo nada más sentarse. No lo puedo asegurar, pero creo que hasta hubo aplausos entre los escasos transeúntes que nos habíamos detenido a contemplar la feroz batalla por la supervivencia entre un pescador y su presa.

Yo estaba en el lugar intentando devolver el descodificador del vídeo. En vano. Estaba cerrado. Así que me di media vuelta y subí al coche para largarme del lugar.

Os preguntaréis: ¿qué tiene de extraordinaria esta historia? ¿Por qué nos la cuenta? ¿Tiene goteras Antonio? Pues no, dilectos. Sabed que el hombre estaba pescando en el fango, con apenas un palmo de agua, en que se convierte el río Manzanares frente a la calle "cul de sac" llamada Aniceto Marinas, en mitad de Madrid y en plena desembocadura de un colector. Entre la mierda, vamos. Y tan contento. Me pregunto por qué, pero sobre todo me pregunto si se lo comería. Ozú.

sábado, 17 de noviembre de 2007

el primer muerto ¿de Fedeguico?

Estos iluminados, es lo que tienen. Largan y largan mirándose a las propias tripas, cobrado un dineral de los anunciantes y haciendo también caja de esos mismos obispos que miran mientras tanto hacia otro lado cada vez que abren el pico.

Creyéndose que es política, los chisgarabís del PP se frotan las manos y les ríen las lindezas, hasta destacan algún militante con bigote pujaltiano para hacer puente entre Losantos y ellos, pensando (vaya usted a saber por qué) que la escandalera neofascista que proclama día a día les beneficia electoralmente.

Creyéndose que es política, los socialistas se ríen del bajito metomentodo y apenas le hacen caso, aunque comentan en privado las ocurrencias de este ser tan abyecto como dañino. Al fin y al cabo, supongo que piensan, qué mas da un poco de crispación entre estos neofranquistas sin reclamo ni oferta electoral.

Creyéndose que es política, la Conferencia Episcopal permite las diatribas de su can cerbero porque suponen que debilita a los socialistas y les ayuda a mantener viva la llama de una fe que les fuera otrora tan rentable, cuando ya en las capillas su luminaria languidece y se estingue en los seminarios.

Todos olvidan que lo que está haciendo este obsceno tuercebotas no es política, sino agitación social. Él clama y la gente escucha. Escucha y se calienta. Lo que este hombre hace, ignoro si voluntariamente (aunque nunca su necedad exculparía las consecuencias de sus actos), es llevar a la calle una crispación que parece política, pero que no es otra cosa que, repito para los sordos, agitación social.

Federico Jiménez Losantos es uno de los más importantes agitadores sociales de este país, y los mensajes que trasmite, repletos de odio, embebidos del peor nazionalismo, aunados con lo más retrógrado del fascismo, racistas, xenófobos y totalitarios, son auténticas proclamas diarias que actúan como eficaces llamamientos a la acción. ¿A qué acción? A tomar la calle, a criminalizar a los extranjeros, a los republicanos, a los rojos, a liarse, a ponerse en pie, prietas las filas...

No nos despistemos. A él y a los que son como él, debemos este renacimiento de los fachas de porra y bate, de navajazo a traición, uniforme y cara al sol, campando por las calles como si tuvieran algún derecho a hacerlo, mientras la fiscalía mira a otro lado (toma, como los obispos) y las autoridades gubenativas lo permiten.

Él, y los que son como él, están cada día llevando al medio de la calle una agitación que propicia ya enfrentamientos en los bares, peleas, acción y reacción en espiral... La Justicia debe silenciar a este indivíduo y a los que son como él antes de que se nos escape esta situación de las manos. Ni un Carlos más, pobre chaval. La fiscalía del Estado debe defendernos del supremo inspirador de estas acciones criminales.

Vamos, digo yo.

viernes, 16 de noviembre de 2007

correcto

Espero que poco a poco vayamos recuperando juntos el pulso perdido. Para ello, nada mejor que volver por donde solíamos, al terreno de las observaciones y vivencias personales.

Vivo ahora en un mundo de formas rígidas en el que la gente bebe, trabaja duro a oleadas intermitentes, habla fuerte, se ríe de los que son diferentes (ya sabéis, mujeres, negros, sudamericanos, homos), come sosteniendo la barra, vuelve a beber, se queda en el curro hasta las mil, resuelve temas complicados al móvil mientras conduce, lleva trajes caros, habla mal de los ausentes, hace negocios en cualquier lugar..., pero, sobre todo y por encima de todo, en un mundo donde la gente dice CORRECTO a cada paso. Me encantan las modas, y esta parece ser una destinada a arraigar calando en lo más hondo de los hábitos personales, aunque en muchas ocasiones este CORRECTO se utilice para bendecir lo incorrecto, parajoda semántica donde las haya. O no siempre, pero da igual.

¿Estuviste anoche con Mari Pili? CORRECTO.
¿Envío mañana esta oferta? CORRECTO.
Aquello no fue penalty y el árbitro era un capullo. CORRECTO.
¿Despedimos al mandria ese? CORRECTO.

Y así hasta el infinito. Lo malo es que llega a integrarse de tal manera este remoquete que, en cuanto te descuidas, escapa de cualquier control como ave de presa y sospecho que hasta se cierne y anida en las situaciones personales más íntimas.

¿Te la chupo, cariño? CORRECTO.

miércoles, 14 de noviembre de 2007

a dar la cara (Strawberry Fields Forever)

Como me siento orgulloso de que me halláis comprendido y disculpado la ausencia, he decidido sacar los comentarios de la penúltima entrada a la palestra de Portada. No sé si es una venganza o una expresión solemne de legítimo orgullo, pero me da igual. Vengo con las del Beri. Además, dentro de nada os haré dos propuestas bien concretas. A ver qué os parecen. Mientras tanto, disfrutad de vosotros mismos.

Gustavo dijo...
"Dicen los que de esto entienden que es imposible follar y a la vez barrer. Yo siempre, en plan original, había respondido que acaso con una escoba ensartada en tal parte..." ¡Ah!, ¡tú también lo probaste!
Ahora en serio, es verdad eso que deshacerse de cosas del pasado lleva ese proceso al principio doloroso, pero finalmente liberador. Especialmente si encuentras cosas de gente que te dio por donde te atas la escoba para hacer dos cosas a la vez y que entonces considerabas amiguitos. 30 de octubre de 2007 22:17

Luna Carmesi dijo...
A la tercera linea me da la impresión de leer sobre la resaca de una mudanza. O de algo previo a ello.
Uf. Bon courage!
Por lo demas... Hombre nuevo o Fenix, da igual... Pero controla la posición de la escoba. ;-) 31 de octubre de 2007 6:55


Más claro, agua dijo...
Lo de barrer y follar a la vez como que no lo veo... o conviene mezclar los polvos...
Con tanto estrés, creo que necesitas cogerte el puente, amigo Antonio ;-) 31 de octubre de 2007 7:41

Superantipatico dijo...
Y a qué lugar del universo mundo se ha mudado usted, si puede saberse? 31 de octubre de 2007 9:46

Grendel Khan dijo...
Yo lo que deduzco es que se va usted a una casa más pequeña. ^_^¡ 31 de octubre de 2007 9:57

David, el tertuliano dijo...
Amigo, sin pretender tirar del tópicazo continuamente sólo se me ocurre decirte: renovarse o morir. Y es que la realidad es esa; una vida REAL y coloreada requiere cambios y los cambios requieren, muchas veces, pérdidas.
Desconocía (como imagino que mucha gente) todo ese "baúl de los recuerdos" que has descrito, y, si de algo te vale, me enorgullezco al pensar que mantengo relación "blogger" con alguien que ha hecho (o ha intentado hacer) todas estas cosas. Ahora toca seguir bien o mejor. Un saludo. 31 de octubre de 2007 15:46

De Redes dijo...
Amigo, lo leo con frecuencia, con mucha frecuencia, nunca entro en su feudo. Hoy me decido más que nada para que no se sienta solo en un momento tan duro como el que está pasando, lo digo por experiencia propia, lo de una mudanza no se sabe lo que es hasta que se vive. Y lo que aparece en los lugares más insospechados de una vivienda al sacar lo que ya ni se sabía que existía es increíble.
En una palabra, que seguimos aquí, pendientes de su ventana aun que no nos vea.
Gratitud por sus cosas y saludos. 31 de octubre de 2007 18:55

Isa dijo...
Además de ser liberador es maravilloso ver todo lo que hemos sido capaces de hacer y de no hacer en años pasados. A mi me da siempre un poco por la nostalgia, pero es cierto que después de eliminar ciertas cosas me entra un estado de euforia increíble. Por cierto, no encontrarías por ahí entre tus cosas viejas una tesis doctoral?. Me vendría que ni pintao... Bienvenido hombre nuevo. 1 de noviembre de 2007 14:09

J. G Centeno dijo...
Acabo de tomar la decisión de limpiar, ordenar y sobre todo de tirar cosas inservibles, ¿o no?, que acumulo en el sobrao que me hace las veces de despacho, sitio donde leer sin interrupciones, de escuchar música aun volumen adecuado, e incluso de ver los partidos de mi Madrid hasta que el rival marca, unos diez minutos de media; y lo hago después de leer su entrada, así pues le hago responsable de lo que me ocurra. Entre otras cosas acabo de decidir prescindir de la escoba para siempre. ¿Con el ecologico de Polti se folla? 3 de noviembre de 2007 12:25

nata dijo...
pues yo en mis varias mudanzas he conseguido deshacerme de utilidades y conservar cienes de inutilidades; me aturullo, me alboroto, y lo hago mal. me cuesta soltar lastre. ¡así está mi trastero! -¿metáfora de mi misma?- admiro tu valor para liberarte. bienvenido, hombre nuevo. un beso. 4 de noviembre de 2007 18:02

Browner...Seguro? dijo...
Y porque será que ante este título.. yo entiendo como si hubiese un lamento... Saludos y animo. 5 de noviembre de 2007 12:05

Gustavo dijo...
Buenas Antonio. Vengo a proponerte una invitación para que estrenes tu nueva humanidad: echa un ojo y acepta si quieres. La cosa es que cites de alguna manera 8 cosas que te gustan y luego les pases la bola a otros tantos:
http://albokari.spaces.live.com/blog/cns!61E9B08CEBCBE7EE!3391.entry 5 de noviembre de 2007 13:17

Anónimo dijo...
También he pasado lo mío con la dichosa mudanza pero hay que vivir mirando al presente, nunca al pasado y en cuanto al futuro...es tan incierto. Me hice una promesa, vivir día a día casi como si fuera el último y, casi siempre, funciona. Hay veces en las que no se puede evitar echar vista al pasado, pero no conviene porque no ayuda. No guardes cosas que hagan que tu memoria no pueda renunciar a lo que fue. Lo importante es lo que es. 9 de noviembre de 2007 8:59

Pedro de Paz dijo...
D. Antonio, nos tiene usted seriamente preocupados. Ya le hemos dado algo de cuartelillo con eso de la mudanza y esas cosas, que ya sabemos que son un coñazo y que llevan su tiempo, pero su excesiva ausencia nos tiene en ascuas. ¿Sería usted tan amable de aparecer por aquí, aunque sólo fuese para levantar la mano ante el personal y decir "Totus Tuus"? Todos nos quedaríamos algo más conformes. "Link beat" se llama eso en informática y comunicaciones. Abrazos. 12 de noviembre de 2007 9:54

Beta dijo...
¿Circo? Cuidado con Angel Cristo. 14 de noviembre de 2007 5:40

Antonio Piera. Madrid. dijo...
Tal y como publicaba esta misma mañana de madrugada casi, ya he vuelto. Podéis creerme si os aseguro que he echado de menos estos ratos que llevamos pasando juntos desde pronto va a hacer un año. Joder. Un año ya. Anda que no han pasado historias. Aunque, la verdad, las recuerdo a través de un cierto halo de incredulidad no exento de cierto análisis crítico. ¿Quién era ese tipo que escribía tanto, y tan a menudo, acerca de lo humano y lo divino? ¿Quién le dio vela en este entierro de la sardina de la conciencia cívica? El caso es que su cara me suena. Es como si le hubiera visto en alguna parte. Hasta se parece a mí. Pero no soy yo, no lo dudéis. Era otro yo cargado de pasado borrascoso, arrastrando la pesada cadena del recuerdo sin añoranza, de los muchos pasos tal vez perdidos. ¡Qué digo pasos. Kilómetros!
Sin embargo, este que lo es, mira al futuro, engalla el gesto, se endereza y despliega sin conmiseración su 1,82 real. Que tiemblen los bajitos. Sonríe, hace bromas, coquetea, disfruta de la especie de vida que le ha tocado protagonizar a un ser de su especie.
Y paso sin más preámbulos a responderos, tras estas consideraciones que pueden también entenderse como advertencias. Gracias a todos por volver. Al loro.

Liberador, desde luego, Gustavo. Y de esos que mencionas ha habido unos cuantos, aunque sea tb de ley reconocer que alguno salió trasquilado del intento.
Mais oui, ma petite lune carmesi, si on est debut on arrive a faire de merveilles avec una escoba insertada. On m'a dit, quand même.
El famoso puente sirvió para estresarme más aún, cerca de tu tierra, por la que pasé dos veces, Eduardo. Qué lástima...
Allende las tierras del sur, super, aunque sólo la mitad de mí allí permanece. Lo explicaré algun día.
Al contrario, Grendel, a una mucho más grande, tanto que hasta parecen (y son) dos. Pero no me caben en ninguna de ellas los pasos perdidos esos que mencionaba.
Me hace feliz tu orgullo, David, sobre todo si imagino los horizontes que alcanzaría si te lo supieses todo. Tu sigue leyendo en este espacio sorpresa...
Bienvenido "de redes". Si no habla no se le ve, aunque se le sospeche entre tantos silentes a los que saludo con afecto. Llevo cerca de 24 mudanzas en mi haber, varias casas desmontadas por completo y no pocas ciudades, algunas en el extranjero llenas de luz.
¿Una tesis sobre qué, Isa? Las hay acerca de la inmortalidad del cangrejo, la mencionada del neoliberarismo, proyectos de revistas fallidos, planes económicos de viabilidad empresarial, carpas personalizadas para presentaciones y/o eventos... Usted pida por esa boca.
Señor centeno, con lo del Madrid lo lleva crudo últimamente, que con sufrimiento y suspense no paran de ganar. Vaya responsabilidad que me carga. Amplias espaldas ofrezco para ello, y con la Polti creo que no tiene porqué, ni un por dónde atractivo.
Bienhallada, nata, en el cielo de los trasteros. ¿Quién sabe? A lo mejor entre los cienes de cosas guardados equivocadamente está la solución alos problemas vitales. Yo he encontrado cuatro apuestas de la Primitiva realizadas según un sistema al que nunca jugué. Quizá ahora...
Lamento no, browner. Seguro que no. Dejémoslo en distancia.
Gustavo, te agradezco el gesto pero no suelo jugar a esas cosas. Sí podría, no sé si vale, contestar yo, pero lo de implicar a otros, como que no lo veo. ¿Puedo?
Carpe diem, anónimo. Ni más ni menos. Le doy la razón en todo lo que dice. ¿Le/la conozco? Sus argumentos me suenan.
Don Pedro, no se me preocupe. Las cosas deben tomar su tiempo, y uno no renace en dos días, aunque lo intente. Gracias por su sincero interés, que me consta. ¿Para cuándo otras birras?
Beta, sobri, tu siempre críptica a tu manera. Sé que querías decir que me echabas de menos. Jajajaja.

el Fénix se despereza

No sé si me acordaré de cómo va esto. A ver. Este jodío portátil se abre desplazando este cierre, ¿no? Y ahora se le da al botón. ¡Funciona! ¡Hágase la luz! Y la luz se hizo, aunque perezosa, en el cerebro de un durmiente. El homo fregoniensis despertaba lentamente, tras haber recorrido paso a paso todos los estadios de la evolución en apenas dos semanas. Fue primero homo cajista, pasó un doloroso tramo cual homo selector, visitó los abismos de las innumerables habilidades manuales como homo destornillantis dejándose las garras en el intento, peregrinó por los procelosos mares de las altas y las bajas, lo que en Iberia roza el desfallecimiento, mientras transitaba de homo salientis a homo entrantis, viajó a lomos de varios dinosaurios pesados originarios de Seseña (santa palabra, Morientes dixit) cual homo mudantis y fué emergiendo al final una especie nueva, que hemos denominado para su estudio, coyunturalmente, homo okupanticus.

Mira que cuesta, queridos míos añorados, parir un hombre nuevo.

Temblad los demás. Ja soc aquí.

martes, 30 de octubre de 2007

un hombre nuevo

Dicen los que de esto entienden que es imposible follar y a la vez barrer. Yo siempre, en plan original, había respondido que acaso con una escoba ensartada en tal parte..., muy gracioso yo. Pero es ahora mismo lo único que me falta. Lo de la escoba, digo. De polvo ancestral hasta las orejas, muerto de cansancio, con mil cosas por hacer a las que persiguen con saña otras mil inasequibles, para poder sentarme ante el ordenador he tenido que pasar una pierna sobre una enorme bolsa de basura ya que no se puede mover la silla al estar flanqueada por una interminable e inamovible pila de cajas de todo género menos el humano, y eso sin descoyuntarme el peroné ni enredar la zapatilla con el cable de los auriculares, que pende, hoy más que nunca, como si quisiera unirse a este desbarajuste con evidentes ganas de juerga.

Nunca hubiera pensado que caben tantas cosas en un apartamento, ni que mi capacidad de olvido hubiera alcanzado tan altas cotas. Sin conmiseración, sin perdón, me estoy deshaciendo de proyectos, anteproyectos, megaproyectos y algunas realidades que me han acompañado hasta ahora en los mil vericuetos que componen mi historial de transitario de la vida. Me asombro a mí mismo al encontrar relatos cortos que parecen de otro, escritos a lápiz a razón de cincuenta líneas por folio, casi doscientas páginas de un libro sobre el neoliberalismo que titulé Mañana, la barbarie, cuatro presentaciones de programas para la televisión, montones de presupuestos de cesión en régimen de alquiler de variados de insectos palo, pirañas, cucarachas y hasta cuatrocientos huevos de mariposa a punto de eclosionar, una carta de Gallardón asegurándonos el interés de la Comunidad por superar el atraso madrileño en asuntos de Internet e interesándose por nuestra oferta, toda la documentación, cartelería y diseño de un espectáculo de circo abortado casi al límite que se llamaba primero Prometeo y después Olympus, otro montaje de circo para discotecas con boas, cocodrilos y lanzadores de hachas, del que realizamos varios, por cierto, un proyecto muy documentado sobre cine a través de las ventanas del metro compuesto por centenares de fotos fijas retroiluminadas colgadas en las paredes de los túneles...

Me da vértigo. Pero os aseguro que romperlo y reciclarlo ha sido una de las decisiones más liberadoras que recuerdo. Amigos, hoy soy un hombre nuevo. ¿O era un Fénix?

domingo, 28 de octubre de 2007

con la música a otra parte

Como a Dios rogando y con el mazo dando, no es incompatible movilizarse camino de Roma con todo y petaca, púrpuras unidas, gato por liebre como es propio de la casa desde que la iglesia es iglesia, con cerrar una estupenda iniciativa cultural de barrio por denuncias de ruido de "algunos" vecinos, más gato todavía y la complicidad meapilas municipal.

Cierra LADINAMO Café, en pleno barrio de Lavapiés, núcleo duro del progresismo real y activo, asociación cultural viva como la madre que les parió, siempre presente, internet gratis para el barrio y música, mucha música, para que la Tercera Orden de San Francisco pueda indecentemente seguir adelante con sus santos proyectos porque, como dice Ladinamo, nuestros amos se llevan de rebote un aparcamiento en suelo de su propiedad y mucho dinero público en concepto de expropiación. En resumen, cemento, ladrillo, rentas crecientes y recalificaciones. Nos damos por enterados, nada que objetar. Nos vamos, que estos señores querrán especular…

A rey muerto, rey puesto, así que desde aquí damos ahora la bienvenida a Ladinamo Ambulante, subida en su carro del teatro que es particular, camino de convertirse en trashumante cultural, embrión organizativo móvil al que deseamos no sólo larga vida sino voz y acción aún más largas, que tanta falta nos hace en el Madrid desértico de diseño insignia de Gallardón.

Fuerza, compañeros.

sábado, 27 de octubre de 2007

vértigo

Cuando preparas una mudanza entras en un estado anímico especial parecido al vértigo. Es como si en cada caja, pero sobre todo en cada descarte, le dieras un repaso a tu vida al decidir qué es lo que quieres que te acompañe todavía y qué vas a dejar atrás para siempre. Un permanente viaje de equilibrista con los pies al borde del abismo de los recuerdos, fingiendo indiferencia ante el riesgo, paso a paso sobre la delgada soga que traza el sendero entre el ahora y el después, entre el aquí (territorio conocido) y el allí (desconocido, acaso hostil), ahora un pie, con cuidado el otro, ¿qué hacemos con esto que te regaló tu abuela?

Así que ya estáis avisados de que tengo el corazón en carne viva, los recuerdos a flor de piel, que estoy más sensible que un adolescente que se cree desafiado por todo el mundo, más tierno que el día de la madre ante la que será, sin duda, mi verdadera noche de Walpurgis. El que avisa no es traidor, sino, más bien, avisador. Así que este es el marco histórico en el que se están desarrollando los últimos posts y los que están por venir.

Por cierto, mis disculpas, amigos, por la súbita intermitencia en mis entradas, antes rigurosamente diarias, que habréis sin duda lamentado (sonrisa sardónica y esquinada). Bien sabéis que no es mi costumbre, ni mi método, porque soy más bien de Stajanov. Lo que pasa es que las circunstancias vitales no son independientes de esta cuasinecesidad de asomarse a la ventana de la vida, a verla pasar. E influyen. ¡Vaya si influyen!

Aún así, no me negaréis que lo intento, impasible el alemán que decía el himno grabado a fuego en el menor que era uno por aquel lejano entonces, tal vez refiriéndose al mismo alemán pesado que no me deja ponerle nombre a esa cara que me llega del pasado tan nítida como muda. Lo que pasa..., es que a veces no me sale nada, o lo que me sale no es de recibo. Sé que lo entendéis.

jueves, 25 de octubre de 2007

agresiones

Todos hemos visto el vídeo, el fulano es un chuleta macarra y fascistoide más corto que el salto de un sapo, el argentino no tenía papeles, la fiscalía, el ministro... El asunto así planteado me interesa lo justo, el segundo de condenarlo y listo. Si acaso, otro instante de reflexión acerca del alcance de la xenofobia entre los españoles, por si no lo tuviera clarísimo.

Lo que realmente me intriga y me revuelve las tripas es nuestra actitud al respecto. Nuestra de vosotros, queridos visitantes, y mía. Me gusta pensar que, de haber estado presente, me hubiera acercado al personaje y le hubiera espetado, con voz tonante, algo así como: ¡Por favor, caballero, deje de molestar a la señorita!, engallándome para parecer más alto pero enfatizando el tono, que además de firme como una roca debería ser mesurado. Lo que no tengo ya nada claro es qué hacer ante una respuesta airada o chulesca o directamente agresiva del susodicho personaje. Tengo claro que lo suyo es interponerse entre víctima y agresor, situar el cuerpo propio como pantalla protectora de la agredida. Vale. Digamos que lo hago. Digamos que me atrevo y doy el paso ignorando lo que siempre me dijo mi madre, tu, hijo, no te metas en nada, y a lo que nunca hice caso. ¿Qué pasa luego? ¿Que te mamas dos hostias? ¿Que le alcanzas media mangurrina aprovechando que se te viene encima, en plan legítima defensa? ¿Que se levantan varios más y le afean su conducta hasta que se baja en la siguiente parada? ¿Que, si le has alcanzado y le sangra la nariz, va y te denuncia ante la policía? ¿Que tira de navaja? ¿Que se entera luego de quién eres y te espera a la salida? ¿Que en mitad de la bronca la chica ya no está? ¿Que las grabaciones del metro sirven para que la poli te identifique y se inicie un calvario de idas y venidas a comisaría? ¿Que...

La verdad, yo no sé lo que haría, aunque me guste pensar que a pesar de todo daría el paso. ¿Lo sabéis vosotros? ¿Os lo habéis preguntado? ¿Os ha inquietado al menos saberlo? Joder, estamos construyendo una sociedad individualista e insolidaria en la que caben todas éstas y bastantes preguntas más. A veces pienso que, si me repite el infarto en plena calle, tal vez debiera llevar al cuello al lado de la cajita de cafinitrina un cartel que diga "No puedo estar borracho porque no bebo más que lo justo" para no desalentar a las pocas almas solidarias que todavía podrían llevarme a un hospital para salvar mi vida.

Pero, de todo lo dicho e imaginado, lo que más me preocupa es pensar que hubiera podido mirar para otro lado.