viernes, 13 de septiembre de 2013

de culo



Después de esa especie de recio homenaje al impudor que constituyó mi anterior columna, en la que desnudaba sin vergüenza el alma a la vista pública, hoy salgo hablándoos de culos, para redondear la faena. Espero que no os importe demasiado que algunos nerudas nos hayamos permitido echarnos unas canas paraelisa al aire semanal de esta columna.

Enseguida os lo cuento, aunque antes desearía poneros en situación: está uno en su casa, tan feliz como me conocéis en mi actual estado, cuando recibe una carta de la Junta en la que toda su autoridad  te conmina para que te presentes ante un tribunal que verá acerca de tus derechos laborales cuando ya meses antes te había llegado otra en la que te aseguraban que esos mismitos derechos laborales habían llegao, por fin, al puerto de tu pensión y todo el Estado procedido al respecto en orden y con el debido entusiasmo. Vamos, que la cosa estaba ya clara y resuelta cuando llegó la puñalada-carta.

¡Qué desconcierto!

Vilipendiado, confuso, agredido, ninguneado en mi existencia como trabajador por cuenta ajena me iba sintiendo por rigurosos turnos mientras los colores de mi cara variaban a similar ritmo entre el verde y el magenta, sin decidirse por ninguno de ellos en definitiva. Me sentí comoRajoy ya no cotizaba allí por los laxantes, considerándolos de facto un gasto clínico superfluo. 
cuando me comunicaron en la farmacia que

¡No me lo pude creer! ¿En qué cabeza cabe semejante resolución? ¿Quién puede pensar que en España se defeca bien sin ayuda de la farmacopea? ¿Quién pudo creer que es, en verdad, prescindible toda ayuda para tan definitivo como necesario gesto de desprendimiento..?

Tras recibir la carta que os contaba lo he entendido todo.

Sin duda, los que limitaron los medicamentos prescindibles habían solicitado previamente la opinión de los que me enviaron esa carta.

¡ Acabáramos !

domingo, 8 de septiembre de 2013

nosotros


Pese al título, de inspiración tanguista, quiero que sepas –mujer- que deseo tanto ser capaz de explicarte lo que me parece nos sucede que daría por ello la poca vida que me queda. Cualquier cosa, hasta la más querida o necesaria, porque así de grande y brutal es mi deseo por aclarar, de verdad y para siempre en adelante, lo nuestro. 

En éste, su grado máximo, la rusca aflora lo más accesible, débil y necesitado / dependiente del carácter de mi persona. Con la sensibilidad a flor de piel, me encuentro y me manifiesto tan vulnerable, tan rabiosamente flojo y débil como un bebé recién destetado, porque te sientes en verdad como si, a cada paso que das, acabaras de abrir al mundo tus ojos de nonato, como si cualquier cosa fuera susceptible de agredirte y causar en tu piel de miel daños irreparables.

Es en esos momentos, que son casi todos o todos, ¡qué leches!, cuando más me hace falta tu piel, tu presencia, tu mirada, tu calor, tu cariño, tu esencia… ¡fíjate que no he mencionado tu eficacia ni tus atenciones…! Porque, con ser millones, incalculables de valor, no son nada frente a tus ojos amorosos –mujer- de mirada triste, pero orgullosa y valiente; nada si los comparas con el calor que me alcanza de tu dulzura y cada vez que te noto pendiente, atenta a lo que mis innumerables necesidades sobrevenidas requieren. Sentirte es mil veces mejor que agradecerte.

Como ya cantó Chicho Sánchez Ferlosio en la que es, para mí, la mejor canción de amor que se ha escrito en castellano, recuerda, -mujer-, que…

Todas las cosas tratamos
Cada uno, según es nuestro talante
 Yo, lo que tiene importancia,
ella, solo lo importante.

Es cansado,
Por eso, al llegar la noche,
Ella se acuesta a mi lado,
Con su mano en mi costado.

martes, 3 de septiembre de 2013

cosas de estas tierras

A mi compañero de excursiones le acaban de dar una placa en la que se le consagra como el mejor esparraguero que hay en Alcalá de los Gazules, en cuyas máximas alturas (y puedo jurar que cuando hablo de alturas allí abundan) le recojo todos los días camino de radioterapia. Va tan orgulloso José González con su inesperada placa plateada a cuestas y se la enseña feliz a todo el mundo, que no es cosa que suceda todos los días ser distinguido oficialmente por hacer bien aquello que más te gusta, que ya querría yo, y más en plenas fiestas del pueblo.

Dispone Alcalá de un espacio caprichoso, en el que me comenta Pepe -cuando ante él pasamos- que se han perdido y ganado muchos dineros jugando al tute o a la brisca. Se trata de una caseta de breves dimensiones, hecha con maderas y cartones, con dos ventanucos, ahí plantada al borde de la carretera, desde la que se ven las aguas, que es como mi casi amigo llama a las derivaciones  penúltimas del pantano de Barbate, según he podido averiguar se llama el sitio.

Me cuenta que ahora suele ir la gente mayor, incluso la muy mayor y que ya más se habla allí que se juega.  Imagino yo que hablarán de arreglar España, por lo que entiendo bien a quienes hayan colgado sobre el umbral de la puerta el cartelillo en el que se puede leer, sencillamente: LA MONCLOA. Para lo mismo, desde luego, parece que sirva.

En Rota anida los veranos un poeta de Arcos de cuya producción sobre el vino ando enamorado. Acaba de escribir unos hermosos versos sobre la Tintilla que me gustaría compartir con vosotros. O alzar una copita de esa del Gato mientras los decimos juntos en voz alta. Cosas de esta tierra nuestra, como la placa de don José.