de coronas, sosias y retrocesos
Otra cosa que me abruma es que acabo de descubrir que tengo un sosias. Imaginaos cuál no sería mi sorpresa cuando, contemplando un vídeo de la última manifestación republicana de Madrid, me veo a mí mismo saltando, gritando consignas a voz en cuello y manifestándome, tricolor al cuello y chaqueta granate de punto, coleta y barbas, cuando precisamente ese 14 de abril rondaban mis huesos por Osuna, cubriendo para Crónica Popular la asamblea de disconformes con la dirección (entendida la palabra en las dos acepciones principales) de la IU andaluza. Acohonao estoy desde que lo ví. Ahora entiendo que me lleguen multas por exceso de velocidad, piquetes descontrolados y tropelías varias de las que hasta el momento ignoraba la procedencia (hay que aprovechar la coyuntura, ¿no?). Seguro que eran actividades perniciosas de mi sosias, a mí que me registren. Si creéis que exagero, contempladme entre el minuto 1:30 y el 2:37 de este vídeo, justo detrás del entrevistado Cayo Lara. Hasta mi amada esposa se confiesa perturbada por el siniestro parecido, hasta el punto que sé que se pregunta, aunque no me lo diga, si siempre que hemos yacido juntos era realmente yo su contrincante: "No es posible que la tengas tan diferente de una vez a otra", añade para sí más leña al fuego.
En cuanto a retrocesos, ¿qué os voy a decir del de IU Andalucía? A mi entender, el tránsito desde considerar como un genuino representante del capitalismo de corte neoliberal al PSOE contrincante (P$O€, escribían) a hacerse amiguitos del alma de Griñán y su cohorte extendiéndole certificado de izquierdas, toma ya, a quienes han iniciado la Reforma Laboral, alterado la Constitución a demanda de la Banca, maestros de-sastre en recortes merkelianos al llamado Estado del Bienestar, no le va a traer a la coalición más que desgracias. Esta ceremonia de la confusión mediante la que prolongan el engaño de considerar a quienes de socialistas solo tienen el nombre como un partido de izquierdas les acabará pasando factura, más pronto que tarde, pero no solo a ellos, sino a tantos otros, como yo mismo, que depositamos la confianza del voto en sus compromisos con los de abajo. A cambio, el plato de lentejas ha tomado la forma de un Acuerdo inconcreto e indefinido, sin apenas plazos ni garantías, con una enumeración de leyes que lo mismo pueden defender ocho que ochenta y una larga lista de intenciones que podría firmar sin despeinarse el mismísimo Arenas. La coalición, que sé de buena tinta tuvo en sus manos sacar adelante un limpio proceso de unidad de los de abajo que tomara cuerpo en una alternativa unitaria controlada por la ciudadanía capaz de hacer frente "de verdad" al neoliberalismo que nos invade (ver documento abajo, largo pero jugoso), despreció finalmente esta posibilidad, eligió el vuelo libre y se entrega ahora, con armas y bagajes, al posibilismo de la política oficial, esa misma que nos sacó a la calle a tantos de nosotros al grito unánime de QUE NO NOS REPRESENTAN. Lo siento, pero -a mi entender- Valderas ha llevado a su gente al suicidio como alternativa, él y el PCA sabrán por qué. La Unidad