jueves, 13 de diciembre de 2007

navidad rima con insolidaridad

Llevan semanas entre nosotros y ya me están sobrando. Son las navidades, es la Navidad, una época que yo considero el genuino monumento a la insolidaridad y a la indiferencia. En pocas palabras, unas fiestas en las que si no tienes dinero, si no estás con tus hijos, si eres mahometano o agnóstico, si tu familia te ha vuelto la espalda, si nadie te regala una cesta o un jamón, si estás en el paro, si eres un viejo abandonado o solitario, si no tienes para regalar nada, si estás en la cárcel, en el hospital o en el manicomio, si no puedes ni jugar a la lotería para que no te toque, si estás fuera de tu país, si eres un bandarra o puta de las de cobrar para vivir, si estás en cama o con el pie en el estribo, si te ha abandonado el amor, si..., es decir, si perteneces a más del sesenta por ciento de la población española, simplemente vas y te jodes.

Te jodes doblemente, encima, porque te meten por los ojos quieras o no quieras sus luces de colores, sus paquetes, sus compras, su musiquilla insoportable, sus alegres sonrisas infantiles, su familia feliz, sus cascabeles, sus risotadas alcoholizadas y su alegría impostada, su éxtasis místico y sus paraísos del consumo, su publicidad blandengue, sus reiteradas películas mil veces entrevistas y sus costumbres acartonadas.

A mí, la verdad es que ni me deprimen ni me importan. Sólo me quejo de lo difícil que me resulta extraerme de esta infección interesada y generalizada para seguir cavilando a mi manera y soportando la vida pese a ir perdiendo por goleada.

Hoy, en 2007, una infección más contagiosa que nunca a pesar de que los bolsillos están vacíos demasiado a menudo porque los precios de todo, hasta de lo más normal, se han disparado exponencialmente mientras un gobierno que se dice socialista asiste impasible a esta pertinaz pérdida del valor adquisitivo porque los sueldos ni se mueven, o mira para otro lado por no responder de cómo España se convierte en el paraíso del empresario y el mangante mientras la gente va a la cárcel por conducir de prisa o no pagar una pensión porque no le llega, que debe ser algo muy progresista.

Sólo se me ocurre proponeros que hagáis como yo, con un par. Este mes, no os gastéis un puto duro de más, incluso gastad aún menos que nunca. Resistencia pasiva. Que les den.

9 comentarios:

Anónimo dijo...

A pesar de que suene a autobombo -que no lo es. No suelo acudir a casa de los amigos para hacerlo-, permítame sugerirle, D. Antonio, la lectura de este artículo firmado por un servidor y fechado en diciembre del 2003.

Lo reflejado en él sigue estando igual de vigente para mí que hace cuatro años. Y lo que te róndaré, morena.

Abrazos,
Pedro de Paz

Browner...Seguro? dijo...

Va a ser complicado la verdad, aunque en estoy totalmente de acuerdo contigo y llevas toda la razon del mundo, es inevitable que llegada estas fechas no compre regalos, no salga a cenar y tomar copas y no intente ser feliz, no lo puedo evitar, pero que conste que creo que llevas toda la razon.

albokari dijo...

Como dijo un personaje literario universal: ¡PAPARRUCHAS!
Llevas toda la razón: pero es una práctica harto difícil porque te regalan cosas, y claro, no vas a ser un cabrito desagradecido. Y lo que es más difícil: si tienes un padre glotón que se empeña en ponerse las botas en Nochebuena. Por eso, nosotros compramos los regalos después de las fiestas. Semos asín.
Y hablando de todo un poquito: ¿te das cuenta, compañero -como dice el Raimon- de la cantidad de ONGs con famoso incluido que se prodigan en televisión: ¡qué alivio, tío! Resulta que sólo hay pobres en Navidad... ¡Y yo preocupao!

RGAlmazán dijo...

¡Por un diciembre austero! ¡No al consumo! ¡Evita la cuesta de enero!

Es que hoy, D. Antonio, estoy pancartista, pero siempre con Ud.

Salud y República

Anónimo dijo...

Muy de acuerdo con el post de hoy, mestre.

Permítame explayarme porque éste año la Navidad me toca la fibra sensible:

Resulta que el 24 de diciembre tengo que trabajar, y por lo tanto me joden el puente, como consecuencia no puedo ir con TODA la familia al pueblo (que se van del 22 al 26) y me quedo solo en Barcelona. Es la primera vez que me pasa, quedarme solo en Navidad.
Entiendan que es la primera vez que me veo en ésta situación, ya que los amigos tb se van toooodos con sus familias y tal.
No puedes ir al cine porque pareces membrillo al ir sólo, no puedes ni pensar ir a cenar por lo mismo, no puedes hacer regalos pq no hay nadie, no puedes quedar a tomar unas cañas porque no tienen con quién, no puedes salir a la calle porque toda la gente rie feliz y gasta a cascoporro y tú estas todo chof porque te das cuenta de que TIENES que estar feliz pero ¿para qué o para quién?. Además, todo está mas caro.

Pa que veas la película que me he montado, ¡y estamos a dia 13!

Para colmo de males, ayer fue el último capítulo de Muchachada Nui.

Anónimo dijo...

Absoluntamente de acuerdo. No creo poder añadir nada a lo que has dicho. Me duele la Navidad porque son unas fechas en las cuales se me recuerda, constantemente, que son pocos los que, de verdad, pueden ser felices, gastar y divertirse y encimas sabes que los que pueden hacerlo, pueden todo el año, no solo en Navidad y tu eres uno de los pobres de miles desgraciados que no está incluido en esa minoría.

Antonio Piera dijo...

Lo he leído, don Pedro, y suscribo su discurso. A mí también me cae fatal el gordo ese vestido de rojo que trepa las ventanas.
Puede que sea dificil, browne, pero habría que ser consecuente. ¡Valor!
Es que en Navidad los enseñan para resaltar más las bondades del momento, Gustavo. Un día llenarán de pobres Cortylandia y los niños les regalarán caramelos. Al tiempo.
Buenos textos para pancartas imposibles, Rafael. Aunque yo la llevaría con orgullo a su lado.
Por ¡cuatro días! vas a experimentar en tu mismidad lo que denuncia esta entrada, Grendel. A ese tipo desentimientos me quería referir, aunque se te venga el mundo encima. ¿Un consejo gratis? Aprovecha para vivir con normalidad, gasta lo justo, conoce gente... ¡Por una austeridad creativa!
Son pocos, Anónimo, pero son los de siempre. Al otro lado, millones, que aunque desgraciados todavía se divierten y hasta se les puede ver sonreir. Por que la felicidad no está en los anuncios de coca-cola, por muy bien hechos que estén.

Luna Carmesi dijo...

No tengo sentimientos muy negativos contra la navidad...Bueno... tampoco positivos.
Lo cierto es que si que intento no estresarme y entrar en la dinamica de tanto regalito. Patetico las colas formadas para comprar que vi en algunas tiendas el año pasado.
Realmente soluciono el tema durante el ultimo semestre del año... me encuentro con algo interesante para una persona... pues lo compro y me lo guardo. Y ya esta.
Lo de ahorrar esta algo dificil... Este año he aceptado muchas cenas de navidad, en algunas tengo mucha ilusion pr el reencuentro... otras van a ser un poco 'prueba' (comento esto en mi blog).

Insolidaridad... Solidaridad... Quizas acordarse mas de la segunda palabra sin 'in' durante todo el año... Es como... ¿porque esperar a San Valentin para regalarle un detalle a tu compañera de vida?...

Pues eso...
Besote sonoro!

nata dijo...

pues a mí que me gusta... aunque ni sé ni entiendo cómo, pero es lo que hay. tienes razón, pero yo me ilusiono y todo con la puñetera navidad.

un beso.