viércoles
Le debo y le robo la palabreja al inagotable ingenio de Eduardo Cruz, inefabla bloguero en su indispensable "más claro, agua". Hoy es viércoles, a la sazón el único miércoles del año (salvo felices casualidades nunca suficientemente aplaudidas) que se comporta como si fuera un viernes, pórtico habitual del descanso y esparcimiento debidos y deseados entre las desgraciadamente cada vez menos nutridas filas de los trabajadores españoles. Hoy es ese día en el que, sin tirar de reservas vacacionales que habrán de quedar para mejor ocasión, sin descontar de ellas ni un día, los españolitos se permiten abordar cuatro días cohonudos con el curro en el olvido en los que la auténtica productividad se medirá en elementos de genuino valor contrastado como el alzamiento de caña en dos tiempos, el consumo impúdico de tapas de cualquier género, entre las que destacan por su profusión y bondad intrínseca la gamba blanca y el salmorejo con jamón, la siesta despistada (siempre en el sí es no es de son solo diez minutos), el achuchón al pariente o la parienta saludando al tendido si sale buena faena, la sacrificada visita al parque de atracciones o la playa el que pueda con la prole por bandera y hasta, si no hay más remedio, la observación recatada del sobrevenido diecisiete paseando a lomos de arrepentidos lujosas evocaciones de ancestrales dolores.
No es mi caso, que para mí son viércoles casi todos los días del año por mi condición de parado sin expectativas, pese a que dicha condición limite, y tanto, un reiterado acceso a las felices alternativas recién enumeradas. Me habré de conformar, por lo tanto, con fugaces paseos matutinos por el pinar costero, con hacer los recaos que mi criterio y mi prójima precisen, saludar de paso a los amiguetes que se van haciendo en este paraíso que me acogió, presenciar cómo marcha el alzado de las casetas de la Feria que ya se anuncia o acercar alguna zanahoria a las ansias de Bulería, cosas todas ellas que van baratas en el mercado de la vida.
Aunque posiblemente hoy, un día es un día, nos acerquemos con mi chico mayor y su novia, que andan por aquí de visita, a arrasar la fauna local en Casa Bigote, que Sanlucar no queda tan lejos. Luego será noche de copas.
1 comentario:
De vuelta de mi particular "viércoles", me encuentro con esta sorpresa en forma de cita... No lo tomo como robo, faltaría más... Y en cuanto al "debo", la cotización actual marca un par de cervezas bien frías en cuanto se tercie ;-)
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