miércoles, 25 de junio de 2008

mientras tanto

Mientras releo una vez más el manifiesto por la lengua común antes de publicar mi opinión sobre el mismo, que me trae por el camino de la amargura, mi amigo Jorge me hace llegar el vídeo que os reproduzco en un alarde de originalidad (mío, no de Jorge). ¡Gracias, hombre!



Realizado en USA por el hombre-huevo (eggman913) y con el título de Women In Art, se trata de un recorrido espléndido, inesperado y bellísimo, por el rostro de la mujer a través de 500 años de Arte. Ensamblado con la precisión del cirujano, mezclado con la maestría de todas las estrellas Michelin, admira su encanto, su ternura, sus innumerables y sorprendentes lecturas, a cada vez distintas o su discurso exacto de todas-las-mujeres-la-mujer, que es como todas/las/artes/El Arte, aunque en más eterno.

Pero, de entre tantas virtudes, permitidme subrayar una no por resultadista menos digna de mención. En este momento se contabilizan en Youtube OCHO millones de lecturas de este vídeo, mientras que ha sido reproducido (de ahí mi sarcasmo hacia mi propia originalidad) por centenares de blogueros en todo el mundo y generado miles de comentarios. En un terreno tan propicio a las imágenes escandalosas, a los vídeos de palizas a indefensos, de gamberradas groseras sin pizca de gracia, violencias desmedidas y truculencias sin fin, en ese mundo habitualmente tan feo y orgulloso de serlo, resulta que se cuela como un rayo de luz este trabajo y su indiscutible acierto y tremenda calidad revierten la tendencia, al menos mientras dura su contemplación, embobando al mirón y consiguiendo de paso, espero que sin quererlo, que uno mantenga en suspenso su anatema sobre la filosofía del progreso y deje de entonar, por un fugaz instante, ese requiem por el buen gusto que salmodiaba con voz de barítono por lo bajinis.

Una profe, llamada Boni, ha publicado en su blog el inventario completo de las imágenes que reproduce este corto, lo que para mí representa otra vuelta a derechas de la tuerca que conserva mi maltrecha esperanza. Por si fuera poco, termina con cuatro picassos encadenados. La música, para los viciosos, es la Zarabanda de la Suite para Violoncelle n° 1, de Bach.

4 comentarios:

DeRedes dijo...

Sublime.... Estas son las cosas que da gusto encontrarse.
Gracias a tu amigo Jorge y a ti, por compartirlo, gracias.

Más claro, agua dijo...

¡No está todo perdido, querido amigo! ¡Todavía hay lugar para la belleza!

Gracias por esta pequeña joya ;-)

Anónimo dijo...

¡Bellísimo!

Anónimo dijo...

¡Qué maravilla de vídeo, D. Antonio! Como dice el amigo Más Claro, te hace recuperar parte de la fe en el ser humano.

Muchas gracias por compartirlo.

Abrazos,
Pedro de Paz

PS.- Deseando estoy de leer -y comentar- su opinión sobre el Manifiesto por la lengua común. Creo -y me temo- que van a saltar chispas :-)