es la hora
Mañana, día 28 de marzo de 2008, a las 20,30 se apagará el mundo por una hora si es que sabemos todavía dónde tenemos la mano derecha. También convendría a la misma hora que se evitara la circulación con vehículos de motor (aunque no entre en la proclama) y de paso estaría bien apagar la tele en protesta por la bazofia general que nos sirven, salir de las iglesias quien haya ingresado previamente en ellas, para manifestar que su ingerencia en todos los asuntos de la vida pública debe mantenerse dentro de sus cauces internos y no contaminar a quienes consideramos su moral inferior a la de las almejas, en suma, cosa de diversificar objetivos.
Es un momento ideal para prender una vela y asomarse a ventanas y balcones (exteriores, eso sí) con los seres queridos al lado, cogidos de la mano a poder ser, y charlar quedo acerca del a dónde vamos e intentar comprender, sobre todo, por qué razones permitimos que nos lleven a ese destino como las ovejas al matadero. Vendría bien que los más talludos comentaran cómo eran nuestros bosques hace tan solo cincuenta años, sin remontarse al tiempo de las ardillas gaditanas que no ponían el pie en el suelo cuando decidían visitar a sus parientas del Ampurdán, hablar de cuando los ríos llevaban agua cristalina en vez de parecer pocilgas contaminadas, recordar playas desérticas y salvajes en las que no ha tanto tiempo podías pasar el día sin encontrarte a nadie, mares transparentes, mayos floridos y hermosos...
Buen momento para concluir que si no lo hacemos nosotros, pero ya, esto no se detiene y nos vamos a la mierda, que el futuro no existe o que el que hay previsto no nos apetece ni nos interesa, que hay que ponerse en pie, gritar a los cuatro vientos que no cuenten con nosotros para asesinar nuestra civilización, a la humanidad entera y destruir el hermoso planeta que habitamos.
Luego, a las 21,30, se enciende la luz y se piden unas pizzas para ver el partido.
2 comentarios:
Aunque estoy desconectada de las noticias, creo que tuvo bastante repercusión a nivel de algunas instituciones.
Creo que al españolito de a pié estas cosas les importa un bledo: derrochamos agua y luz, somos el país que vivimos con más alegría y derrochamos más. Unos inconscientes, vamos; pero es que no movemos a impulsos y si viene mal dadas, "que se fastidie el coronel, que yo no como rancho". Y tan tarnquilos...
Te sales al teclado, Antonio. Menudo giro final.
El balcón cerrado es uno de los delitos impunes de nuestro tiempo...
Un abrazo
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