martes, 28 de septiembre de 2010

vamos a cambiar la Ley Electoral, Zapatero

Lamentablemente, los socialistas se han especializado en caerse de un guindo, desde la gran decepción de González, que malbarató las aspiraciones y esperanzas de justicia y dignidad de casi trece millones de votantes cuanto le dieron la ocasión de cambiar una sociedad que recién despertaba de la pesadilla de la dictadura, hasta la reciente y pertinaz de un Zapatero pelele del capitalismo más salvaje, al que le está haciendo el trabajo sucio desde las que suponíamos eran nuestras propias líneas.

A Felipe se le apareció de golpe un dilema, que resolvió con un traicionero y denigrante juego de palabras "Otan, de entrada, no" en uno de los funambulismos más arteros que se hayan visto en política jugando con las entendederas de todo un pueblo que no podía creerse lo que le estaba pasando y que, cuando se lo tuvo que creer, ya era tarde y ya las bases americanas (la de mi pueblo incluída) habían pasado, sobre el papel, a serlo del Tratado del Atlántico Norte. Con este asunto, al igual que con el de la Justicia que les llenaba la boca a él y al Guerra en la campaña electoral, la práctica de gobierno les supuso caer en la cuenta de que no era "factible" cumplir sus compromisos y nada real hicieron por la memoria de los oprimidos, represaliados, torturados y asesinados por el franquismo tan reciente.

A este triste Zapatero de ahora se le llenaba la boca de firmezas a la hora de defender con intransigencia las conquistas sociales de los trabajadores en lucha y de los pensionistas, hasta que la profundidad de una crisis de la ambiciosa estructura capitalista le arrojó en manos de las soluciones impuestas por los mismos que la causaron. Desde entonces, desde que acudió con nuestro dinero a socorrer a los bancos especuladores, no ha cesado en su funesta cuesta abajo, engordando día a día la inmensa bola de nieve de su traición a los que le elegimos.

Tanto el PSOE como el PP son ahora, con collares diferentes, los mismos perros a dentelladas entre ellos por los despojos de nuestro pueblo. No nos engañemos, son nuestros huesos su comida, su único alimento. Por eso se los disputan, no para darnos satisfacción, sino para comer ellos (y los que les mantienen ahí en la cima) mejor.

Por eso iremos a la Huelga mañana. Por eso mañana, en las manifestaciones, se verán más banderas republicanas que nunca, porque estamos viviendo la crisis de toda esta macabra estructura política que tiene la forma de una monarquía impuesta y sesgadamente colada de rondón en un referéndum para elegir entre el paquete que la contenía y el caos. Por esto, porque nuestras aspiraciones y las conquistas sociales que tanto sudor y sangre nos costaron están en peligro de desaparición, porque en vez de juzgar a los franquistas juzgamos a los jueces que pretenden juzgarles, hay que levantarse para cambiar las cosas. Para ello, para poder aspirar a ello, el primer paso es CAMBIAR LA LEY ELECTORAL, que fue la primera de las estocadas que nos metieron doblada al grito de "si quieres democracia, chúpate esta". Sin este cambio, nunca el pueblo estará representado de verdad en el Parlamento español.

CAMBIAR LA LEY ELECTORAL (igual valor para todos los votos, ¡fuera la Ley d'Hont!) debe ser, consecuentemente, nuestra gran batalla, nuestra primera victoria.

1 comentario:

Más claro, agua dijo...

Y ya puestos, ¿no podríamos empezar por arriba, es decir, si queremos seguir manteniendo borbones y sus sucesivos etcéteras?...

Salud, República y Justicia!