cosas de estas tierras
A mi compañero de excursiones le acaban de dar una placa en
la que se le consagra como el mejor esparraguero que hay en Alcalá de
los Gazules, en cuyas máximas alturas (y
puedo jurar que cuando hablo de alturas allí abundan) le recojo todos los
días camino de radioterapia. Va tan orgulloso José González con su inesperada placa plateada a cuestas y se la
enseña feliz a todo el mundo, que no es cosa que suceda todos los días ser
distinguido oficialmente por hacer bien aquello que más te gusta, que ya
querría yo, y más en plenas fiestas del pueblo.
Dispone Alcalá de un espacio caprichoso, en el que me
comenta Pepe -cuando ante él pasamos- que se han perdido y ganado muchos
dineros jugando al tute o a la brisca. Se trata de una caseta de breves
dimensiones, hecha con maderas y cartones, con dos ventanucos, ahí plantada al
borde de la carretera, desde la que se ven las
aguas, que es como mi casi amigo llama a las derivaciones penúltimas del pantano de Barbate, según he
podido averiguar se llama el sitio.
Me cuenta que ahora suele ir la gente mayor, incluso la muy
mayor y que ya más se habla allí que se juega.
Imagino yo que hablarán de arreglar España, por lo que entiendo bien a
quienes hayan colgado sobre el umbral de la puerta el cartelillo en el que se
puede leer, sencillamente: LA MONCLOA. Para lo mismo, desde luego, parece que
sirva.
1 comentario:
Mucha fuerza en esta lucha. ¡Abrazos!
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