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martes, 5 de junio de 2007

Aznar se está haciendo un lobby

¿Es un pájaro? ¿Es un avión? No. Es…, el jodío cabezón, el melenas que parla catalán en la intimidad, sobrevolando al ciudadano como corresponde a su excepcional condición. Recorre la estratosfera, liberado por fin del peso muerto de un partido, ¡qué vulgaridad!, aunque el partido le siga obedeciendo y añorando, definitivamente ya hombro con hombro con los poderosos, con los hombres que, como él, dominan el mundo. Le está costando su tiempo, pero lo va consiguiendo, pasito a paso. Primero fue la FAES, bien de fondos, libertad absoluta, eficaz correa de transmisión desde la que hacer llegar sus mensajes de perros rabiosos, el adelantado de la batería que llegaría después. Sentar las bases ideológicas, descubrir América con el liberalismo salvaje, no pararse en barras para alcanzar objetivos, curtir el mensaje. Fase UNO completada, mantengamos la plataforma y pasemos a la segunda, los media, de la mano del mayor pirata que en el mundo haya sido, a punto ahora mismo de hacerse con el Wall Street Journal. Con Murdoch, y cobrando, llega la hora de los planes de intervención. Tiembla, Polanco, voy por ti. Una tele por aquí, una opa si hace falta, la espada de Damocles pende ya de un fino hilo sobre las cabezas de sus enemigos. Es una cuestión personal. Soy el jefe natural, ¿qué es eso de que el pueblo me elija o no?, ¿desde cuándo le ha hecho falta el pueblo al líder, si no es para seguirle a ciegas? Fase DOS cubierta, ¡y cómo!, de la mano del mejor, afilando el cuchillo, evaluando la jugada, preparando el mandoble, ¡qué digo uno, los mandobles!, que venir vendrán uno tras otro, rumiando su venganza. Y, ahora mismo, ¡tachaáááán!, la tercera pata, la pasta gansa y flora, el Centaurus sin escrúpulos, miles de millones de euros en mano de especialistas en compras relámpago, en opas a hostias, capital agresivo para que uno como yo haga maravillas. Fase TRES en pleno aterrizaje, temblad malditos, cómo no voy a ser soberbio si ya no soy de este mundo, cómo no hablar del vino, meter bolígrafos en pobres escotes terrenales, decir lo primero que se me ocurra, si estoy por encima del bien y del mal. El lobby es el poder absoluto, quita y pone, juega con ventaja, sin ataduras, sin otras reglas que las propias. El lobby manda de verdad, todos respetan al lobby.
¿Despertará del sueño cuando se dé cuenta de que es tan sólo un empleado del poder?
¿O dejará de ser un empleado algún día?
Al fondo, se oyen voces infantiles, que cantan sin saber la que se les viene encima, en su proverbial inocencia: “al lobby no tememos…”