domingo, 18 de noviembre de 2007

de pesca

No lo podía creer. Lo estaban viendo mis ojos y, sin embargo, algo en mi interior aseguraba que era un espejismo. Me volví a frotar los ojos pero aquella visión no desaparecía. Delante mío, al otro lado del río, un fulano estaba pescando y..., acababa de pillar un pez. Me pareció increíble. El pez saltaba intentando desasirse, clavándose aún más el anzuelo, supongo, en los morros. Su tripa blanca centelleaba al sol de la mañana mientras el pescador, ayudado por un espectador voluntario, hacía descender una red para atrapar al bicho antes de que rompiera el sedal. Con gran alarde de puntería, fruto sin duda de una amplia experiencia, lo consiguió a la primera, como el que canta bingo nada más sentarse. No lo puedo asegurar, pero creo que hasta hubo aplausos entre los escasos transeúntes que nos habíamos detenido a contemplar la feroz batalla por la supervivencia entre un pescador y su presa.

Yo estaba en el lugar intentando devolver el descodificador del vídeo. En vano. Estaba cerrado. Así que me di media vuelta y subí al coche para largarme del lugar.

Os preguntaréis: ¿qué tiene de extraordinaria esta historia? ¿Por qué nos la cuenta? ¿Tiene goteras Antonio? Pues no, dilectos. Sabed que el hombre estaba pescando en el fango, con apenas un palmo de agua, en que se convierte el río Manzanares frente a la calle "cul de sac" llamada Aniceto Marinas, en mitad de Madrid y en plena desembocadura de un colector. Entre la mierda, vamos. Y tan contento. Me pregunto por qué, pero sobre todo me pregunto si se lo comería. Ozú.

7 comentarios:

RGAlmazán dijo...

D. Antonio, lo que no mata engorda. Y si no, ¿cúal es el animal que mas placeres nos da? mire Ud. cómo y dónde vive, y qué come. Me refiero a nuestro querido amigo el cochino, gorrino, puerco, cerdo, guarro, chancho, marrano, etc.

Salud y República

Más claro, agua dijo...

Hace tiempo que Madrid se ha instalado en la ciencia-ficción... ;-)

Anónimo dijo...

Esperemos que no se lo comiera. Supongo que debe ser el desgaste de adrenalina, que te hace sentir tan superior, al ver que tú, un simple humano, con una cañita, has vencido al ansia de supervivencia de un "tiburón" que tiene la desfachatez de querer vivir en esa pocilga. Si al fin y al cabo, ha sido por el bien del pobre pez... matar por matar, sentirse superior arrebatando la libertad del inferior...es tan habitual...

Anónimo dijo...

Igual quería el pez para investigarlo, como los japos con las ballenas jorobadas.

Luna Carmesi dijo...

¿De que color era ese pez?
Segun el color... yo no me lo como!
:-S

Browner...Seguro? dijo...

que asco, pero igual el hambre aprieta y ante eso, no hay nada que lo pare.

Antonio Piera dijo...

Tienes razón, Rafa, el cerdo es muy guarro. Pero, de ahí a comerse el pez en cuestión... A lo mejor está estupendo, pero, no sé si le hincaría el diente.
Madrid lleva en la ficción desde que entraron los nacionales, Eduardo.
No sé si va por ahí la cosa, shosho querida. Yo más bien lo ví como una batalla por la supervivencia.
Casi seguro, grendel, lo juraría.
La tripa parecía de un blanco anacrónicamente brillante, luna. De lomo, ni me acuerdo, pero tirando al gris cieno. Definitivamente, nada apetecible.
Browner, si aprieta, se come uno lo que sea menester, y mojando pan en la salsa.