jueves, 15 de octubre de 2009

darlo por perdido

Hoy es el día de la acción bloguera por el medio ambiente, demostrable al contemplar mi correo electrónico petado de buenas intenciones, que no me caben ni los saludas de mis amigos más lejanos, así que como di mi palabra os hablaré de algún tema relacionado con eso.


Os podría informar acerca de la catástrofe ecológica que se está desarrollando en la Tablas de Daimiel, donde a los ojos del Guadiana les sale el fuego por las órbitas en lugar de aparecer y desaparecer todo un río como era su costumbre. La turba (ese carbón vegetal del que consumimos en posguerra porque no había otros) depositada en las entrañas de la tierra ha entrado en combustión espontánea y con ello está desapareciendo el ecosistema ante la inercia culposa del Ejecutivo, cuya ministra Espinosa (jodío apellido para ser responsable de la cosa del medio ambiente) mira para otro lado cuando se debería anegar la zona como única solución. Lo más probable es que haya dado por perdidas las Tablas esa buena mujer.

O podría llamar vuestra atención acerca de la última moda en árboles artificiales, algunos en forma de fálicas farolas, otros cual matamoscas gigantes, destinados a convertir el CO2 en oxígeno, en una especie de fotosíntesis de cartón piedra y acero inoxidable con discreto consumo energético y resíduos almacenables en profundidad. Debe ser que los responsables de la cosa se van inclinando por los parches y que con ello dan por perdida la repoblación y reforestación que a todos nos parecen los métodos ideales para devolverle a nuestro planeta el sistema de fotosíntesis guay del que se había dotado madre Tierra para hacer habitable este lugar. Como los malos boxeadores, noqueados antes de besar la lona, los responsables de la habitabilidad de nuestro mundo dejan caer los brazos y que ahí me las den todas, mientras nosotros, que somos en el fondo y en la forma los que se lo permitimos, hacemos como que no lo vemos.

Así que yo, en un arranque de honestidad ambiental sin precedentes, he decidido pasar a la acción ecológica y tomar ese toro por los cuernos. No sólo me acabo de congelar el sueldo siguiendo regios ejemplos, sino que estoy valorando muy seriamente mear en la ducha, siguiendo las directrices brasileñas. Con los 4.000 litros de agua que ahorraré con esta guarrería (que además tiene efectos definitivos contra los hongos de los pies de atleta), más los que pueda conseguir de vosotros los fieles seguidores de esta página que ya es como el Guadiana, me propongo elevar una propuesta para que los utilicen para anegar las Tablas y que lo que quede, que será bastante si imagino bien, sirva para regar los bosques que necesitamos replantar si no queremos que nuestro paisaje se convierta en otro lunar repleto de consoladores gigantes.

O algo habrá que hacer, si no queremos darlo todo por perdido.

1 comentario:

Anónimo dijo...

No me puedo creer que, hasta ahora, no meraras en la ducha, jajajaja.
Las farolas son un horror.
Un besazo