jueves, 8 de octubre de 2009

La experta mentirosa

El pasado 9 de febrero, Esperanza Aguirre manifestaba públicamente: Mi gobierno no tiene ningún contrato con la trama, refiriéndose a la entonces casi nonata Gürtel. Las niñas ricas, lo sabemos, nunca mienten. Desde niñas maman entre bordados de blonda las Gil de Biedma y similares lo de engañar con las palabras, falsear por omisión, cruzar los tiernos deditos tras la falda de tweed de las exclusivas clarisas mientras ponen cara de inocencia al afirmar algo más falso que un billete de trece euros; las nenas de buena familia aprenden desde la cuna que la única verdad que admiten es la de sus intereses, que todo es relativo y más aún la certeza.

Es tan manifiesta la relación con la mentira de las niñas ricas que ésta surge en ellas tan espontánea como el pipí de las mañanas y fluye con idéntica facilidad hasta confundirse en un todo con el entorno, el uno con el agua del sumidero y la otra en el cortex cerebral de la reina de la casa. La mentira se integra de tal modo en su cerebro que acaba por convertirse en una segunda naturaleza, el fruto maduro de un aprendizaje permanente y de una práctica constante. La misma mediante la que se alcanza la caradura necesaria para aparentar en cualquier circunstancia que no han roto en su vida no ya un plato, sino tan siquiera el aire al caminar o las aguas al parir. Sé que los niños ricos también mienten, pero jamás soñarían con alcanzar el grado de sutileza y mimetismo que adorna a sus hermanas, de eso no os quepa duda.

Sólo desde el conocimiento de la trayectoria vital común a estas niñas ricas (me vale también para la Cospedal y la Santamaría), de los infalibles trucos de infinitos matices practicados desde el primer balbuceo, puede entenderse realmente la facilidad para la burla política que estas mujeres ejercen día tras día.

Ahora, cuando se ha desvelado apenas la tercera parte de un sumario de dimensiones olímpicas, empieza a aparecer el verdadero sentido de las palabras de la "lideresa". Ella, realmente, se refería justo al momento en que se producía su afirmación, no a los 358 contratos que todos y cada uno de los departamentos de su Gobierno habían firmado con la trama por más de tres millones de euros, ni a esa rara unanimidad de los responsables de las adjudicaciones a la hora de segmentar esos contratos en varios menores para evitar que vayan a concurso y poder así concederlos a dedo, fruto sin duda de la casualidad.

Ella, la jefa, la máxima responsable de todas las actuaciones de sus sucesivos gobiernos, seguirá mirando a las cámaras sin pestañear y afirmará sin pudor que quien haya actuado mal lo pagará, mientras los madrileños se fían tanto de su firmeza que olvidan que toda la responsabilidad en la colaboración con la trama encarcelada y la que está por caer es suya, al menos en Madrid, que también fue ella la que nombró un corrupto al frente de la comisión parlamentaria que debía investigar la corrupción, luego disuelta por ella misma manu militari, ella la del campo de golf donde prometieron un parque, la de los espías, la privatizadora de la sanidad y el agua, la de la estación del AVE a kilómetros de Guadalajara pero en tierras de su familia...

Con cara de inocente mirarán a cámara sus ojos de miel, intentará que el estrábico no se salga del cuadro y afirmará cualquier cosa que le sirva para perpetuarse en el cargo. A la niña rica le viene de familia.

3 comentarios:

Adrian Vogel dijo...

Me ha encantado lo de la mentira que "surge en ellas tan espontánea como el pipí de las mañanas".

Por cierto la Cospedal, siendo Consjera de Transportes de la Comunidad de Madrid, también contrató con la empresas de Correa. El muñidor López Viejo era un crack: los pringó a todos...

Gustavo dijo...

¡Anda qué mona! Si hasta parece persona...
Antonio: ¿tú crees que nos espían mediante el televisor ese gigantesco que dice ella..?

Anónimo dijo...

No sé si me ha gustado más el texto o la foto, pero...¡Enhorabuena! y un fantástico beso solidario