martes, 22 de marzo de 2011

algunos amigos

Ya decía Goebels, y se ha hecho eco Mourinho recientemente, que cuanto más se repita una mentira más verosimilitud alcanza entre la gente sin sentido crítico. Pocas veces hemos podido apreciar en nuestra historia reciente, opino, una campaña de intoxicación de la opinión pública tan brutal y descarnada como la que ha conseguido arrojar a Gaddafi a los pies de los caballos; sólo comparable, si acaso, con la orquestada por la CIA sobre las inexistentes armas de destrucción masiva de Sadam o con las de la nuclear japonesa TEPCO para evitar que llegaran al público japonés las reiteradas denuncias locales e internacionales por la construcción de centrales nucleares sobre fallas sísmicas o, más recientemente, la aparición de partículas radioactivas en la cadena alimentaria.

Normalmente, las gentes avisadas solían distinguir entre la realidad y estas groseras intentonas de orientar a la opinión pública hacia objetivos fijados de antemano. Pero no está siendo éste el caso de Libia, que ahora tanto nos preocupa. He constatado que algunos amigos de los que habitualmente se ven venir estas campañas de lejos andan ahora mismo despistados y con la opinión en un puño, comiendo aunque a regañadientes del alpiste que tanto abunda en los media y sin saber dónde recabar alguna versión más fiable del esperpento libio. Hay otros, incluso, que les veo y no les creo militando hoy activamente al lado de bombas y misiles, asombrosamente entre ellos más de dos que se proclaman abiertamente ecologistas militantes. Sin sonrojos, sin matices, han hecho suya una cruzada que, lejos de tener como supuesto objetivo (si nos atenemos a la solicitud de la Liga Arabe y a la letra de la resolución del Consejo de Seguridad de la ONU) la creación de una zona de exclusión aérea que impidiera a Gaddafi usar sus aviones para reprimir a los opositores civiles, está transformándose en una alianza estratégica de los supuestos delegados de la ONU con la rebelión armada con el objetivo común de derrocar al coronel.

Como propagandistas de este confuso objetivo que, reitero, se está convirtiendo en una trágica e injusta intervención bélica en los asuntos de un país soberano, no dudan otros en ridiculizar hasta el sarcasmo la figura del mismo al que entregaban hace nada las llaves de Madrid (digo yo que sería tan ridículo o no entonces como ahora, aunque entonces se callaran), o buscando complicidades entre los rojillos evocando cierto rebuscado paralelismo entre la situación libia y la que sufrió la República española frente al alzamiento armado de cuatro generales fascistas con las tropas a su mando, que ya hace falta tenerlos cuadrados y sentir un exceso de necesidad a la hora de encontrar justificaciones para defender esta guerra a la que llaman intervención para no salpicar sus manos de sangre. Claro que cuanto más agitan sus estrafalarias teorías más se les ve el plumero porque más claramente delatan que su objetivo coincide con el de la coalición bélica: derrocar a Gaddafi. Que lo digan de una vez y no vengan siempre con la salmodia de último recurso acerca de esas supuestas matanzas de civiles ante las que cabe hacerse dos preguntas: ¿La rebelión en Libia es de pacíficos civiles o son grupos armados? ¿Disparan ellos, o los misiles y bombas aliados, caramelos de menta? Me pregunto cómo es posible que nadie aporte datos sobre muertos libios en la "intervención" aliada después de cientos de Tomahawks y toneladas de bombas. ¿Hay que volver a hablar de lo que está siendo una información sesgada?

Hay en el mundo docenas de países que languidecen bajo el yugo de docenas de dictadores. Hasta hubo uno que dicen que se comía a sus opositores. Pero todos pueden dormir tranquilos entre su barbarie mientras en su tierra no florezca el petróleo. A muchos de ellos, hasta les bendecirá el imperio y atesorará sus fortunas obtenidas esquilmando a su pueblo, por no asegurar que dispondrán del asesoramiento del Pentágono si las cosas se les ponen feas. Da igual. Son mercado. Pero guay del que tenga petróleo, sobre todo si pretende nacionalizarlo. Ahí se acabaron las bromas.

Si alguno queréis profundizar en las razones de lo aquí manifestado, os dejo unos enlaces:
- Remontándonos a 2008. http://www.afrol.com/es/articulos/30573
- Gaddafi estudia la nacionalización de las compañias petrolíferas extranjeras.
http://www.energy-pedia.com/article.aspx?articleid=133583
- Gaddafi insta a los libios a que apoyen su plan para recuperar los ingresos del petróleo. http://www.energy-pedia.com/article.aspx?articleid=133919
- El Congreso retrasa el plan de reparto de petróleo. http://www.energy-pedia.com/article.aspx?articleid=134161 (Estas tres citas, tomadas del excelente blog de Dizdira, que os recomiendo leer: http://dizdira.blogspot.com/2011/03/libia-revuelta-popular-nuevos-datos.html)
- A veces hasta a El País se le escapa algo http://blogs.elpais.com/aguas-internacionales/2011/03/y-si-los-buenos-no-son-tan-buenos.html http://blogs.elpais.com/aguas-internacionales/2011/03/shakespeae-en-tripoli.html
- Un poco de corazón con mucho que leer http://leonorenlibia.blogspot.com/

3 comentarios:

Nieves Córcoles dijo...

con esto ya tengo para leer toda la tarde...
por cierto, los enlaces del Pais de "Aguas Internacionales" no sé por qué, pero no me funcionan. De todos modos he entrado en El País y dejo aquí el enlace del blog de Ramón Lobo, que desde luego merece la pena seguirle

Más madera! aporta información de interés:

http://blogs.elpais.com/aguas-internacionales/

Anónimo dijo...

También cuando la guerra de Irak hubo algunos -pocos- izquierdistas que lo aplaudieron, porque se derrocaría a un dictador. Siempre hay cierta ambigüedad en esto, y la gente peca de una ingenuidad pasmosa... Mientras, como tú dices, algún tenebroso dictador africano se sienta sobre los cráneos mondos de sus opositores y de quienes a él le caigan mal, con la bendición de la OTAN.

Antonio Piera dijo...

No sé si queda claro que en este blog no se defiende a Gaddafi, sino que se aportan datos habitualmente y culpablemente silenciados por la domesticada prensa occidental al servicio de esta campaña mediática sin precedentes. Datos tendentes a aportar luz sobre las turbias razones que parecen encontrarse detrás de la intervención aliada en Libia mientras Israel y Arabia Saudita se pasan las resoluciones de la ONU por el arco del triunfo y otros dictadores en Yemen o Baréin avasallan y tirotean a su pueblo (éste sí pacífico, sin armas) ante el silencio cómplice de los que tanto griterío arman sobre Libia y la inoperancia de las mismas instancias que no han dudado en desatar una guerra sin precedentes en Libia.
No estoy a favor de Gaddafi, sino en contra de tanta desvergüenza.