martes, 23 de julio de 2013

el dedo de Bárcenas

Encontré una foto de autor desconocido al que ruego la máxima comprensión por mi coyuntural pirateo, una foto que me parece definitiva porque muestra desde cómo se puede llamar a un taxi con autoridad no exenta de cierta elegancia hasta de qué manera subrayar la divinidad etérea de algún secreto comunicador siempre dispuesto a mantener línea directa con los millones de este empresario sin empresa, de este habilísimo inversor en flotantes dividendos mágicos que se incrementan de oficio en cuanto miras para otro lado.


El caso es que, de inmediato, lo he asimilado al dedo de Dios y se me ha aparecido la virgen. Eso, a pesar de que nada encuentro de divino en cuanto rodea a Bárcenas, paradigma del materialismo más acendrado y adorador sirviente confeso del becerro de oro. De ahí, precisamente, el embobamiento en que me hallo en cuanto fijo la mirada en ese dedo, descontando lo del taxi, desde luego. ¿Subraya acaso que se considera the one? ¿Será su manera de recordarle a la nave nodriza que ya va siendo hora de volver a micasa antes de que le empapelen la celda de cargos encamados con otros cargos judiciales a su vez pródigos en esparramamientos (¿se dirá así?) por varias docenas de diferentes vericuetos todos repletos de millones de euros aparecidos de su innegable capacidad para gestionar la nada.

Ese dedo me sugiere, me inquieta, me pone, me..., me estaba tocando los cohone que ese dedo inquisidor provocase en mis pensamientos remolinos de pasmo cuando, de repente, caí en la cuenta... Allí, en el espacio superior hacia el que ese dedo apunta con firmeza, instalado en la gloria, está ÉL. Principio y fin. Alfa y Omega de todo lo que se menea, la causa, el origen y el destino del todo. ¿Es ÉL la propia troika? ¿Lo será Merkel trasmutada transexual? ¿El FMI? ¿Dios mismísimo? ¿Acaso el BCE?

No os carcajeéis si apunto las hipótesis de que el proceloso dígito apunte hacia la nariz de Rajoy o los bajos de Cospedal. Ya sé que, por muy malos que sean, no les llegan a sus jefes siquiera a la rabadilla.
Juegan en esa otra liga en la que todavía tienen que engañarnos, en segunda división y porque me siento generoso. No. Pero ¿quién es ÉL?

Y, sobre todo, ¿a qué dedica el tiempo libre?