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miércoles, 26 de septiembre de 2007

en capilla

Tal día como hoy, hace 32 años, y a estas horas de la tarde, andaba yo de mani por Paris al lado de un millón de amigos, más o menos, casi todos franceses. Se estaba celebrando la oficial, la macro, la que convocaban el PCF, el PSF y hasta algunos sectores de la derecha francesa para presionar a Franco y arrancarle la vida de mis tres compañeros del FRAP y los dos de ETA que rendirían cuentas a la mañana siguiente. Terminaría frente a la embajada española, protegida por un triple cordón de los temibles CRS. Los Campos Elíseos estaban hasta arriba de antifranquismo.

Recuerdo que me sangraban las llagas de los pies y que se me reventó una ampolla en mal sitio, justo al lado de los dedos. Llevábamos algunos más de dos semanas en la calle, sin parar ni un segundo. Habíamos machacado a coctelazos la terminal de Iberia junto al Arco de Triunfo, tanto que no volvió a abrir sus puertas nunca más. Creo que les metimos más de doce botellas, a eso de las seis de la madrugada. Habíamos realizado otras dos manifestaciones, estas más fuertes y selectivas, con la crême de la crême de los izquierdistas, Front Rouge, L'Humanité Rouge y los duros troskystas encabezados por Alain Krivine, que vino a ponerse a nuestras órdenes. Seremos la vanguardia, me dijo, con cierto orgullo, dándolo por hecho. Gracias, camarada, pero no. Iréis en retaguardia y nos ayudaréis a controlar a los reventadores, le contesté. Formaron delante, de 14 en fondo, todos con cascos, palos y con la cara tapada, marcando el paso y golpeando el suelo con sus botas militares sobre el terreno, más de 800, las filas cogidas por los brazos, coreando ce-n'est-q'un debut-continuons le-combat. Daban miedo. Pero salieron donde se les dijo y cumplieron su cometido como los mejores. A uno de los responsables de los prochinos le pusimos de mote monsieur d'accord, porque nos venía a preguntar lo que queríamos que hicieran y le contestábamos cualquier salvajada, entrad en el Consulado español y lo destrozáis, y él, impasible -¿cuántos?- y nosotros, con cincuenta bastará, y él -¿cuándo?- y nosotros ¿podéis mañana?, y él -d'accord. Y vaya si lo hicieron. También recuerdo el mitin en la Mutualité, donde a la compañera española que lo dio la compararon con la Pasionaria, y donde estuvo hasta el ex-ministro de la República Álvarez del Vayo.

Actividad frenética que culminó cuando, sobre las 4 de la madrugada, cargaron los CRS contra los trescientos que quedábamos rodeando la embajada. Debían tener ganas de irse a dormir. Les notaba desde poco antes nerviosos, pero no les ví venir. Tuvo que ser en la democrática Paris donde me dieran el único culatazo de mi larga carrera de comandos callejeros. Me dejaron un codo para el arrastre. Recuerdo que pensé, mientras nos perseguían por Trocadero, que era lo menos que les podía ofrecer a los chicos que esa noche vivían con horror la imminente llegada del alba.

(El dibujo, de la época, lo hizo en la clandestinidad el dibujante de cómics Florencio Clavé, ya fallecido)