miércoles, 3 de septiembre de 2008

achuchones tecnológicos

Ya me decían a mí que la evolución no seguía una línea recta sino que avanzaba a saltos, cualitativos les llamaban, como los canguros. Es lo que tenía el materialismo dialéctico, creo recordar, que lo explicaba todo en un pispás en cuanto te aprendías el truco y llegabas a jefe de célula. Tengo que pensar en alterar esta manera de escribir porque siempre empiezo por mis conclusiones y luego me suele costar un ojo ligarlas con el comienzo del razonamiento y hasta a veces me lío y no lo hago con lo que la cosa queda montada al aire, como los brillantes en los anillos, aunque esto nunca lo he entendido del todo por mucho que he mirado y remirado uno de mi madre que es el único que tuve un rato de cerca. Bueno, a ello. Lo antedicho viene a cuento de varias novedades que han coincidido en el tiempo y que representan, a mi entender, un salto cualitativo en la evolución del ser humano hacia su futuro, sea éste el que sea.

Hoy he sabido que falta menos de una semana para que se ponga en marcha el acelerador de partículas fetén, capaz de largar unas contra otras a tanta velocidad que se podrán descubrir hasta las bragas de las vibraciones del vacío cósmico, sea esto lo que puñetas sea. A mí se me encojen las tripas al saber que en Ginebra, a cien metros bajo tierra, miles de científicos de todo el mundo se han gastado la friolera de 6.000 millones de euros en la construcción de este tubo circular de 27 kilómetros de largo por el que echan a correr en alegre montón billones de partículas en ambas direcciones para que se escachen las unas contra las otras a razón de 600 millones de colisiones por segundo. Puede que descubran cosas, puede que no, hasta puede que reventemos todos o nos salgamos de la órbita o que alguien acabe comprendiendo la naturaleza de la cosa y podamos personarnos en las estrellas en un nanosegundo. Me da un poco lo mismo pero, pese a no considerarme yo un retrógrado, confieso que me asusta esta insolente capacidad del ser humano para colocarse con los pies justo al lado del límite desde el que se puede alterar el equilibrio majestuoso gracias al que sé que somos y estamos. No me negaréis que algo que se llama Gran Colisionador de Hadrones (LHC, en sus siglas en inglés) no acojona un poco.

También hoy he escuchado que la culpa de las infidelidades sexuales masculinas no la tiene una gónada alocada ni una educación sesgada sino un alelo, concretamente el que lleva el número 334. Cada vez que se usa el mapa genético para mezclarlo con la estadística tengo la sensación de que se descubre lo que se busca, que es potenciar el determinismo y machacar al libre albedrío. Todos sabemos que la estadística es la forma acumulativa de la mentira, puesto que depende de la pregunta más que de la respuesta. Que todo es interpretable. Que saber que el cuarenta y cinco por ciento de los muertos por accidente de tráfico no llevaban puesto el cinturón puede representar que es muy peligroso no llevarlo o que es peor aún llevarlo, según se lea. Así que, en lugar de combatir el concepto de infidelidad, arcaico y absurdo, nos dedicamos a buscarle un culpable a medida lejos de la sucinta decisión de follarse a menganita porque se ha puesto a tiro. Por cierto que, curiosamente, ni siquiera se ha estudiado la existencia del tal alelo en el mapa genético de las mujeres, vaya usted a saber por qué.

Colateralmente, me he enterado de que mas de treinta aragoneses han utilizado el polígrafo para descubrir si su mujer les era infiel o no, y como sé que hay muchos en mi tierra que no tienen otra cosa mejor que hacer que leer esta página, me voy a permitir recomendarles que aprovechen para tirarles de las orejas si conocen a alguno. Yo mismo, si fuera mujer, le pondría unos cuernos de campeonato a cualquiera que pudiera pensar en servirse de un polígrafo para averiguarlo. Recordadlo. La propiedad es un robo.

Hoy también echa a andar el tercer navegador mayoritario en discordia, llamado Google Chrome. Ya me lo he bajado. Es simple y va a toda leche. Os recomiendo probarlo e ir comprobando sus virtudes y defectos.

Viva la evolución.

4 comentarios:

Más claro, agua dijo...

¿Y qué me dices de los recientes experimentos norteamericanos para hacer invisibles los objetos?

¿Para qué esperar a noviembre?: ¿Por qué no experimentan ya con Bush?...

;-)

Anónimo dijo...

"Lo que se busca, que es potenciar el determinismo y machacar al libre albedrío!.Creo que esa es la conclusión y la clave de todo.
Vaya un pedazo de post. Es para quitarse el sombrero, si lo llevara.
Un respetuoso saludo

tomy dijo...

Soy uno de Zaragoza que acostumbra a leerle y nunca he tenido la sensación de perder el tiempo, ¡ que bien se lleva usted con la lengua de Cervantea! ¡ qué bien "arrejunta" las palabricas que decimos por el bajo Aragon! Deje alguna vez su exilio en el Sur y no pierda las esencias mañas, sepa usted que no tengo ningún inconveniente de dar marcha a los fogones si se pasa por esta su tierra. saludos

Antonio Piera dijo...

No he leído nada de eso, Eduardo, pero me lo creo a pies juntillas. Incluso puede que no fuera mala idea que experimentaran con la husky que va para vicepresidenta de los republicanos. Esa mujer, invisible, ganaría mucho.

Me abruma usted, reciente oyana. Va a hacer que me ruborice.

Nunca este arrejuntador perderá las esencias, dilecto tomy, por muchos kilómetros que le separen de su nacencia. Me alegra saberle presto con esos fogones que tan bien le abedecen, ai es usted quien yo creo. Todo se andará.