la Justicia por encima de la Ley
Me temo que no me iría a tomar cañas con Garzón. Ni siquiera me cae bien el tipo, a quien percibo soberbio, estirado y pagado de sí mismo (que a lo mejor no, pero es lo que interpreto de lo que veo). Pero lo que están haciendo con él desde las cavernas me subleva de tal manera que estoy a punto de presentar denuncia contra Varela por prevaricar en esta causa. Sólo me frena, por ahora, mi ignorancia acerca de si puedo o no incluir en la misma querella al magistrado Prego, el que admitió a trámite la denuncia de Manos Limpias siendo, como es, un colaborador habitual de los círculos en que se mueve este supuesto sindicato. En ello ando, cuando me deja tiempo mi reciente desperezar republicano.
Aunque, bien pensado, las dos batallas son casi la misma y, desde luego, ambas forman parte de idéntica guerra. Ser republicano, en España, es defender la Justicia por encima de leyes como la de Amnistía del 77 (preconstitucional, por cierto) e incluso de esa bazofia de retales pactados que se ha dado en llamar de la Memoria Histórica, aunténtico homenaje al olvido con modos de cajón de sastre. Ser republicano es defender a la Justicia frente a sus agresores, aunque estos resulten ser profesionales de las leyes.
Me hacen triste gracia los clamores del CGPJ exigiendo respeto por los actos de un tribunal que no manifiesta ningún respeto por sí mismo, al que no se le abren las togas cuando admite a trámite querellas de entidades fascistas con razonamientos atrabiliarios y caricaturescos o al que le parece compatible con la exigible honorabilidad de su cargo ser a la vez juez del Supremo, miembro activo de la deleznable Hermandad del Valle de los Caídos, admirador público confeso y colaborador necesario de Federico Jiménez Losantos, Miguel Bernard o Pío Moa, es decir fascista convencido. ¿A estos jueces debe un ciudadano respeto en una democracia? ¿A los que les defienden y amparan aunque estén perpetrando un atropello y abuso de ley ante sus narices? ¿A los que han permitido y permiten una y otra vez que los de la dialéctica de los puños y las pistolas pisoteen la Justicia amparándose en el Estado de Derecho que públicamente combaten y denuestan, con denuncias provocadoras encadenadas y palmariamente dirigidas desde sus descalificables posiciones ideológicas?
¿No deberíamos los ciudadanos exigir al Consejo General del Poder Judicial que nos proteja frente a esta palmaria falta de respeto? ¿No debemos exigir al Partido Socialista en el poder que intervenga para resolver estos atropellos a la dignidad de nuestra Historia, que ilegalice a las organizaciones filofascistas, que ponga orden en la judicatura o que se quite de en medio de una vez por todas?
La verdad es que están consiguiendo que ser español dé ganas de vomitar.
Menos mal que yo soy republicano.
PD.- Le robo este "chiste" a El Roto (o a El País, que ya no sé) esperando que no caiga sobre mi atrevimiento el peso de esta Ley.
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