jueves, 3 de marzo de 2011

hasta otra, Amparo

Me faltaba escribirlo aquí, sólo para vuestros ojos. Se me ha muerto Amparo Muñoz. A sus 56 tacos y bien jodida, que es lo que la perra vida devolvió a quien le había ofrecido tanta hermosura. Muerta de pura belleza.

La conocí cuando se acababa de casar con Patxi Andión, quien la mantenía en una especie de jaula de oro de la calle Aizgorri, junto a la prolongación de Jorge Juan, en lo que se llamaba curiosamente la colonia de las casas baratas, a mi vuelta del exilio parisino, entre finales del 76 o principios del 77. Era una casa de dos pisos en la que el segundo era una sola habitación con la bañera integrada. Pasábamos mucho rato allí hablando con ella y se mostraba muy curiosa acerca de las que fueran las organizaciones antifranquistas. Le hablábamos mi compañera de entonces y yo de las organizaciones de masas y del Partido y ella siempre se interesaba más en el segundo, hasta que le propuse ingresar. Dio el paso y su primera reunión de célula fue en un bar de Vallecas. Para ir a la reunión se vistió muy discreta, con gafas de sol y un pañuelo sobrio a la cabeza. Fuimos en metro y tras comprar el billete me confesó que era la primera vez que viajaba en el metro. Hasta tal punto que, una vez en el andén y al ver llegar el tren me preguntó: "¿Este es el nuestro?" En la reunión, tras presentarla, estuvimos hablando de lo que procedía, todos tan muy clandestinos, hasta que se acercó uno del bar a pedirle un autógrafo. Tuvimos que levantar la reunión y allí comprendimos que ella no podía militar como cualquiera porque era muy reconocible, así que se le dio otro tratamiento más como contacto famoso, aunque enseguida empezaron sus problemas con Patxi y lo fue dejando al encontrarse tremendamente agobiada.

Apoyó en lo que le pedimos y mantuvimos contacto, más como amigos que como militantes, mientras estuvo con Elías Querejeta y hasta su matrimonio con Flavio Labarca, más o menos en el 83, cuando ella ya vivía cerca de Puerta Cerrada y el tipo la tenía enrollada en las drogas duras aunque ella siempre nos lo negara. Poco a poco perdimos la relación. Siempre fue, para mi, una mujer muy preocupada por los efectos de la dictadura y con la fuerte conciencia de clase que correspondía a su familia obrera (ella era secretaria cuando la presentaron al concurso de Miss Costa del Sol, allá por los años 72 o 73). Interesada por aprender y hacerse una cultura, para lo que le recomendábamos y discutíamos con ella libros progresistas y publicaciones del Partido.

Estaba repleta de ternura y era muy buena gente, el objetivo perfecto para tantos cazadores maliciosos que frecuentan el submundo del cine y el famoseo. Amparo lo miraba todo con ojos inquisitivos, preguntaba lo que no sabía sin avergonzarse y reía, siempre reía con una sonrisa hermosa y natural, exenta de sofisticación, sin pose alguna. Pero también era dura, no os engañéis, fuerte y consecuente en sus convicciones, como demostró bajándose voluntariamente del carro de las exigencias organizativas de su representación como Miss Mundo a pesar de perder con ello algunos millones de los de entonces. Luego, en su generosidad sin límites hubo quien encontró el germen de sus flaquezas.

Nunca hasta la noticia de su fallecimiento había perdido yo la esperanza de que la puta vida volviera a cruzar nuestros caminos, allá por su Málaga, siquiera fuera para abrazarla un rato y rodear su cuerpo de un poquito de calor a modo de reconocimiento o de recordatorio de aquella amistad que mató su progresiva palidez con la anuencia de mi indiferencia tan militante.

Siento en el alma que esto no pueda ocurrir, más por mí que por ella.

7 comentarios:

Anónimo dijo...

Ya te lo dije en otro sitio: siento tu pérdida, y al mismo tiempo creo que éste será uno de los pocos tratamientos cálido que se la brinden. Detrás de todo el glamour y la belleza física, tú nos descubres a la persona y a su belleza interna. Un abrazo

Antonio Piera dijo...

Gracias, Gus. Otra entrada que me ha encantado:
http://www.hotelkafka.com/blogs/rafael_reig/2011/03/siempre-tuvo-tus-ojos/comment-page-1/#comment-15758

Como no podía ser menos, de la mano de Rafa Reig.

Nieves dijo...

Este es el mejor obituario que he leído sobre Amparo. Hubo ratas asesinas que le dieron dentelladas a diestro y siniestro. He aquí un ejemplo:

http://www.youtube.com/watch?v=VNd1fmolGbY

La gata PAKA. dijo...

Bella Amparo en desamparo y hermosas palabras a la memoria de una frágil y valiente flor de cristál.

Clara dijo...

Me ha conmovido mucho y me recuerda cuánto recortamos los temas personales y emocionales en aquellos momentos militantes a ultranza. Un abrazo, Antonio.
Clara

Antonio Piera dijo...

Qué bien lo has sabido ver, querida Clara. Otro abrazo para ti y el compromiso de vernos cuando vaya por Madrid, chulapa mía. Y lo mismo para esta querida gata PAKA de ojos color violeta que también conoció y quiso, sin duda, a nuestra perdida protagonista. Idéntico compromiso, princesa, pese a tanto felino...

Anónimo dijo...

antonio,
llego a su blog como al de muchos que han hecho un alto en los apurones de noticias para escribir y conmover con el recuerdo felíz o nostalgioso. Soy de Buenos Aires, con 50 tacos y fuí una joven militante del Peronismo de Base. Quizá eso me abra el alma en esta despedida a Amparo Muñoz a quien recuerdo con alegría en Mamá cumple cien años y su divina juventud apresurada junto a un compatriota, Norman Briski.Ojalá quienes le creyeron y quisieron puedan sentirse menos tristes con vuestros recuerdos. Y que aquella españa de piedra quede sepultada por siempre.
Saludos afectuosos.