sábado, 19 de marzo de 2011

que no, Zapatero, que no

¿Os había contado que vivimos en Rota? Claro que sí. No se puede callar ante tanta belleza, aunque solo fuera para daros envidia, que no es, pero también. Desde mi terraza se ve la ciudad, una auténtica hermosura. Enfrente, al otro lado de la bahía, también vemos Cádiz salvo cuando nos la roba la bruma, que es casi nunca. A la derecha, el Atlántico. Al otro lado, África. Sabemos que está allí sin verla. En África del Norte está Libia.


Desde mi terraza se ve también la Base. Esa que dicen española por la que transitan los americanos como Pedro por su casa, con amplias zonas prohibidas para los autóctonos, mogollón de depósitos de munición o armamento y un puerto en el que la Flota del Mediterráneo, cada seis meses, muda su arsenal en mis propias narices. Las bombas viejas, dicen que lo llevan a explosionar cerca de Zahara, no sé si la de la Sierra o la de los atunes. El material nuevo, siempre dispuesto a emitir su sórdido mensaje de muerte y destrucción, lo cargan a bordo, supongo, sin estrenar, con el sello de fábrica recién impreso en sus lomos. A la izquierda, junto al depósito elevado del agua, relumbran por la noche los focos de la pista de aterrizaje. Sospecho que en breve nos sobrevolarán incontables aviones de esos grises y panzudos, sin apenas marcas exteriores, o cazas y helicópteros. Mis vecinos han declarado una guerra.

Tengo leído que la Liga Árabe les ha dado permiso a los europeos para un eufemismo. Crear una zona de exclusión aérea. ¿Habrá invadido Libia algún país vecino y no me he enterado? No, me dicen a coro los periódicos, la tele, la radio y hasta algún centenar de esos confianzudos tertulianos que me tratan como si fuera gilipollas, -(un momento, que me voy a darle vuelta a un par de cebollitas que estoy pochando a fuego lento, ahora vuelvo)- me dicen todos, prosigo que es que el dictador está masacrando a los rebeldes. Entonces me parece bien que le paren los pies. Leo luego que la policía en Yemen se acaba de cargar a 40 opositores disolviendo a tiros una manifestación pacífica. Supongo que la Liga Arabe dirá lo mismo y dará permiso para el eufemismo. Pero va a ser que no. Tropas saudíes y policías de los Emiratos entran en Baréin para sofocar la rebelión a la llamada de un rey que con sus propios medios ya no les puede hacer más daño y la orgullosa Plaza de la Perla pasa a llamarse Plaza de los Escombros. Supongo que también, pero tampoco, mientras me acuerdo de la represión marroquí sobre el pacífico campamento saharaui y de su muro de aislamiento y condena. ¿Aquí tampoco? Lo mismo hacerle la guerra a Gadaffi ya no me parece tan bien.

Decíamos ayer que no a la guerra. La Historia nos dio la razón, mal que les pese. Pero ahora, inadvertidamente, a muchos de los que se alinearon con nosotros en actos y manifestaciones de protesta contra la genocida agresión internacional a un Irak soberano, están con la boca cerrada, este Gobierno incluido. Zapatero incluido. Se han comido más de 100.000 muertos iraquíes sin pestañear, como bien refleja mi contador de aquí a la izquierda de este texto. Parece que quienes manejan los medios han aprendido la lección de entonces a ahora. Lo han hecho mejor, dejando cocerse a la opinión pública en su salsa mediante noticias trufadas de desinformación y sectarismo. ¡Gadaffi está loco! ¡Ha bombardeado a los manifestantes! ¡Pues anda que su hijo! ¡Los manifestantes aparecen súbitamente armados y pertrechados! ¡Qué espontaneidad, qué capacidad de organización, qué maravilla! Y todos los bienpensantes comiendo del mismo vertedero. Repito este enlace.

Espero que no haya guerra. Yo me opongo a esta guerra de intereses, bastarda y peligrosa. Lo digo alto y claro: ¡no a la guerra, no a esta guerra! Y menos aún si me la traen a casa. A mi tierra. A mi paisaje, poniendo en peligro a mi gente.

Me voy con las cebollas que, con un poco de pimentón picante y vinagre del bueno, al bacalao al horno le van de cine.

1 comentario:

Nacho M. dijo...

Tarde Antonio. A la hora que leo esto los franceses ya han empezado el baile.

Los "yusos" que ayer le cantaban a Zapatero el "no nos falles" ya tienen edad para ser ministros o ministras.

En el Reino de Todavía casi todos sus subditos duermen en paz. Seguramente tú y yo no.

Dentro de tres cuartos de hora empieza el Atleti-Madrid. Malos tiempos para la lírica.