lunes, 11 de julio de 2011

gato por liebre

A día de hoy, Teddy Bautista no ha dimitido todavía. Aferrado a la poltrona, como el patético personaje de Forges de aquel inolvidable disco llamado forgesound, dicen que está negociando el blindaje de su futuro con su propia Directiva aunque, conociendo el percal, más bien estarán buscando en comandita la mejor vaselina para metérnosla doblada, especialidad de la casa. Soy socio de SGAE desde cuando nos creíamos que la E era de España, hace ya un puñao de años, en plena edad de la inocencia. Cuando me enteré que era una E de Editores, tuve curiosidad por saber qué pintaban allí y qué hacían realmente los editores, y me quedé con los ojos a cuadros. Unos tipos que imponían a los autores la obligación de publicar las partituras de sus obras en alguna de sus empresas, y que se apropiaban por ello de tus posibles ingresos por autoría en porcentajes que serían grotescos si no fueran obscenos. ¿Cómo era posible que los intereses de los autores coincidieran con los de estos buitres? ¿Qué sentido tenía que corderos y lobos defendieran al unísono sus intereses?

La cosa venía de Franco vía el modelo alemán. Una sociedad privada gestionando dineros obtenidos por grises hombrecillos de gabardina y sombrero (muchos llegados directamente desde la División Azul), cuando para actuar en público había que presentar el carnet del Sindicato del Espectáculo, pasar por Censura y pagar a Autores, el tres en uno de la libertad franquista. Ya entonces había mañas entre los recaudadores, quienes preferían cobrar y que les dejaran sin rellenar la "Hoja de Autores", que ya se encargaban ellos luego de apuntar allí lo que convenía. Resultaba curioso comprobar después que, según la SGAE, recaudaban un pastón ignotos autores de desconocidas marchas militares supuestamente muy en boga en las salas de fiestas. Trampas de supervivencia, mañas de pícaro, hasta que llegó Fidel, perdón, hasta que llegó el Bautista.

Como ahora Rubalcaba pretende hacer con el PSOE, se aupó Teddy a lo más alto y modernizó la cosa sin tocar lo esencial. Eso sí, empezó a recaudar como un poseso, con lo que los socios aplaudían con las orejas el súbito incremento del tamaño del pastel. Sin tocar las estructuras, ilegales de lesa ilegalidad en cualquier Estado de Derecho, pero con la complacida anuencia del impoluto autor que, más o menos, veía incrementar su parte que me toca y, si hacía falta, se inventaba una nueva editorial para explotarse a sí mismo y, de paso, a algún colega pringao que todavía no comprendía la mecánica del pastelazo. Eso sí, mirando hacia otro lado y con el meñique enhiesto del asquito. Nada importaba que tuvieran derecho al voto menos del 10% del censo societario, ni que se implantara el canon contra el arbitrio de la UE, ni que hubiera que entrar a saco en bodas y bautizos, ni pretender el cobro a las radios y a quienes las sintonizan en un establecimiento público. Nada la mala fama de un elenco que vive del público. Ladran, luego cabalgamos, les diría don Eduardo a los viejos rockeros de su Junta, tras el obligado canto coral del ponte de rodillas.

Como la ceremonia del tío Alfredo que presenciamos ayer, todo cercanía, cordura y sensatez, por fin alguien de izquierdas para regenerar el Partido. Bienvenido el preclaro líder que va a poner firmes a los Bancos, que va a cargar de impuestos a los ricos, que va a ser más transparente que el mar hace treinta años, que bizquea de tantos guiños a los díscolos del 15M... Hay que oír a los rubalcabeños y leer sus tweets, loando sin mesura el divino advenimiento que ocurre ante nuestros propios ojos, en este instante, ahorita mismo, para comprender cuánta carne está echando el Partido para recuperar el terreno perdido. Tiemble el PP, la izquierda socialista resurge de sus cenizas.

Mientras tanto, con esa misma mano izquierda, el Ministro del Interior de Zapatero, un tal Rubalcaba, ordena desalojar a los acampados recalcitrantes, en algunos casos como en Palma con violencia, heridos y detenidos. O el Gobierno en pleno vota para dificultar el tránsito al Congreso de la dación de la vivienda como solución final en casos de impago de la hipoteca. O bien, como una piña, apoya a su Presidente en todas y cada una de las medidas de "ajuste" que empobrecen a toda la población y descargan la crisis sobre los ciudadanos recortando neoliberalmente lo poco que resta del Estado del Bienestar que tantas luchas costó o en la transferencia a las Autonomías de los últimos restos de la Sanidad pública dejando vía libre a su privatización y al doble pago que llaman copago. No puede ser que el tío Alfredo y el vicepresidente Rubalcaba sean la misma persona.

Como cantaba el otrora comprometido autor y actualmente miembro "electo" de la reciente e ilegal Junta de SGAE Jaume Sisa, emulando a Machín, yo no puedo comprender como pueden querer ser dos personas a la vez..., y no estar locos. Las cabezas de Rubalcaba y del Bautista, en una bipolaridad que les debería abrumar, necesitan de la credibilidad de los ciudadanos para explotar en su beneficio esta extraña y voluntaria esquizofrenia.

Pero no han valorado que estamos ya despiertos y que no les será tan fácil como antes engañarnos. Ya no nos dan gato por liebre. No desde que un 15 de mayo salimos a la calle para reconquistar nuestro futuro.

2 comentarios:

Faustino dijo...

Gracias Antonio, buen artículo y pienso más o menos lo mismo que tu en estos temas. Mucha propaganda, pero por sus hechos les conoceréis. Un saludo.

Patty dijo...

Me encanta esta entrada. Ójala, efectivamente, esta vez no dejemos que nos la metan. Estoy cansada de no ser tonta y que me tomen por tonta. Ójala, de verdad, cambien la cosas. Nos va el futuro en ello.