pasando página

Desde que estalló oficialmente la crisis, en 2008, los
mismos bancos que ofrecen ahora supuestas bicocas a bajo precio han ejecutado
del orden de 200.000 desahucios, que se dice pronto. Doscientas mil familias a
la calle, más de medio millón de seres humanos obligados a buscarse la vida sin
el techo que habían estado pagando con sus dineros hasta que las tropelías
financieras de esos mismos bancos llevaron a la ruina a tantas empresas
prendidas con alfileres que dejaron a millones de españoles en el paro.
Culpables de nada, expulsados a mandobles del paraíso del
consumo en que creían estar viviendo hasta entonces, las espaldas marcadas de
por vida por las flamígeras espadas del insensible justiciero de turno,
insultados y vilipendiados por unos irresponsables sinvergüenzas que les
acusaban de haber vivido por encima de sus posibilidades, valiente sarcasmo, tomaron
sus escasos enseres y se han refugiado donde han podido, en buena parte
compartiendo miserias con la generosidad de familiares y compañeros que se lo
ven venir también de un momento al otro.
Por su parte, tras ejecutar su gloriosa manera de entender la justicia, la banca
sigue negociando con la vivienda de las personas. Como si no hubiera pasado
nada.
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