percibir la realidad

En esas estamos cuando las mismas personas de buena fe contemplamos
cómo se incrementan, crecen y se multiplican los casos de corrupción que
afectan, uno tras uno, a todos los estamentos de la clase dirigente. Se
demuestra día a día que allí donde haya habido oportunidad de trincar, algunos
han trincado. Donde ha habido ocasión de pillar ha habido dirigentes que han
pillado. Donde se ha podido prevaricar lo han hecho, sin vergüenza, tanto los
unos como los otros. La corrupción se ha convertido en la norma y la honradez
en la excepción. Aquí y en el opuesto rincón del mapa de España, del Rey abajo
no se libra nadie de haber metido las manos en la masa.
Luego está lo del paro, sin ir más lejos, donde esas
personas de buena fe a las que me refiero siguen sin entender cómo, si los unos
y los otros dicen tener clara la forma de combatirlo, resulta que -allí donde
gobiernan-, las cifras de los indicadores del desempleo resultan ser idénticas.
Lo mismo crece el paro en la Andalucía del PSOE-IU que en la Mancha del PP y,
aunque pueda parecer un análisis simplista, cabe preguntarse a qué se debe
tanta uniformidad, que vendría a explicarse porque todos los partidos aplican idénticas
e ineficaces soluciones.
¿Seguimos confiando en esta clase política? ¿Cuándo la ciudadanía impondrá el sentido común?
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