manifiesto personal (1)
Cada mañana, canturreo el himno mientras riego. Sé que no es por la música, pero se me está disparando la hierbabuena, el perejil se me arrebata y florece la tomatera diminuta a la vez que reverdecen las hijas del aloe que ya daba por perdidas. Será la primavera, pero me gusta el Himno de Riego, aunque sólo sea por el juego de palabras, y la tricolor en abril me parece un bello trapo que me pone el alma tierna, así que no creo que quepa considerarme ni que me podáis considerar un republicano romántico.
Tras los diez años vividos del siglo XXI de nuestra Era y aquí, en España, soy republicano hasta las cachas por otros variopintos motivos. Es más, hasta considero, si me apuráis, que el ideario republicano es la única opción real que a fecha de hoy podría desenredar la desesperanza galopante de nuestro pueblo, devolverle la ilusión por un futuro mejor, acabar con la crisis (de paso) y abrir de golpe el portón de la esperanza en esta sociedad nuestra que mastica demasiada irritación y que anda tan sobrada de desilusiones, absorta en la aparente ineptitud de su clase política (digo aparente porque es a esa ineptitud a lo que en verdad juegan), que se abochorna ante las patochadas de sus jueces, desencantada frente a la corrupción consentida, harta de pagar con su vida, y su paro, y su creciente miseria la desvergüenza de los mismos especuladores financieros que luego se tapan las vergüenzas con el dinero público...
Podría seguir pero me paro a respirar y salgo a la ventana y aprovecho la contaminación cero que me regala el Atlántico mientras las máquinas municipales varean la playa para los turistas de semanasanta, respiro hondo hasta oxigenar las ideas de urgencia que se agolpan en mi cabeza para poderlas contar aquí con cierta eficacia, antes de volver a sentarme al ordenata y desentrañarlas más fluidas y claras...
Aunque no sea santo de mi devoción, me estoy leyendo El Asedio del Reverte, acaso porque Cádiz me queda tan cerca, y al hilo de tan extenso relato repleto de verborrea y complacientes auto-citas me quedo con las andanzas de aquellos Argüelles, Mejía Lequerica o Capmany en las entrañas del Oratorio de San Felipe Neri pariendo La Pepa y a lo mejor es por eso por lo que se me ha exaltado la vena constituyente y me he puesto a pensar en que una auténtica alternativa republicana, capaz de aglutinar tantos sentimientos larvados de justicia e igualdad, de sobrevolar y sobrepasar las evidentes miserias de una clase política partidista y obsoleta -a la que el pueblo coloca en las encuestas como el tercer (o segundo) principal problema que hay en España- podría ser, debería ser en este mismo momento, afirmo, para los que pensamos en clave de futuro a pesar de la edad, uno de esos objetivos vitales que revisten la capa solemne de las opciones históricas.
Me propongo, desde esta muy humilde tribuna silenciosa, ir desgranando poco a poco en qué debería consistir, a mi manera de ver las cosas, esta opción alternativa.
5 comentarios:
Yo también pienso como tú. El problema es que sería una República con los actuales políticos... Buenos, haberlos hailos; pero los que se ven en la palestra...
A la espera de más entregas del manifiesto, empiezo coincidiendo con Gustavo: una República con los actuales políticos... pues qué quieres que te diga. Aunque puestos a elegir, prefiero elegir un Presidente a que me den un rey puesto a dedo por el ferrolano
Veo que la primavera te llena de energía y de ternura a la vez.
Yo soy republicana, pero, como también Aznar lo es, deberíamos definirnos bien los de un lado y de otro para que no se nos confunda.
Mi aloe no me ha dado ningún hijo, así que, mis gozos de ser abuela, se quedan, esta primavera, en el pozo del olvido.
Me encanta leerte.
Un beso
Pues el hombrecillo insoportable se dirá republicano (según sople el viento), pero lo cierto es que el primer PREMIO LIBERTAD (que hay que joderse) que otorgó la FAES fue al monarca el año pasado http://www.fundacionfaes.es/index.asp?p=1449&c=2dffbc474aa176b6dc957938c15d0c8b
así que no creo que ese tipo nos plantee duda alguna a la hora de definirse, querida Oyana.
Veo que coincidís Juan Carlos y Gustavo con la cuestión de los políticos actuales. En próximas entregas comprobaréis que no estarán invitados...
Por desgracia, estimado D. Antonio, la República es un elogiable ideario, pero por desgracia demasiado utópico a día de hoy. Con el ganao que tenemos habría que segar muchas, demasiadas cabezas, para que el planteamiento prosperase, habría que pelear mucho para que cambiasen demasiadas cosas. Y no es que la gente no tenga ganas de que cambien. De lo que no tienen ganas es de pelear. Adocenamiento creo que se le llama a eso.
(Ya ve. Me he levantado hoy cínico-pesimista).
Abrazos gordos,
Pedro de Paz
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