domingo, 29 de mayo de 2011

seguridad

Cuando pudimos constatar que la actuación en Barcelona de los mossos d'esquadra ante los acampados de la Plaza de Cataluña, sobrepasaba en exceso los modos de cualquier intervención policial comedida y ajustada, cuando se comprobó que muchos de ellos tapaban su rostro y la gran mayoría actuaron sin su correspondiente identificación, lo que es ilegal a todos los efectos, su brutalidad y ensañamiento no nos gustaron nada. A gran parte de la población informada (esa que cuando la televisión de todos utiliza la palabra "enfrentamiento" referida a esta agresión se sonroja de pura vergüenza ante tamaña manipulación) esa excesiva violencia nos produjo alarma, irritación y un profundo sentimiento de rebeldía al presenciar imágenes que nos recuerdan, a los que tenemos memoria, el pasado fascista del que provenimos.

Así lo manifestamos públicamente quienes pudimos y donde pudimos, y así lo rechazó buena parte de la población exigiendo el cese fulminante del Conseller de Interior de la Generalitat como directo responsable de la desmesurada y furibunda actuación de los mossos. La última vez que entré en la página web en la que se recogían firmas para que este personaje desapareciera de la vida pública éramos casi 50.000 los que avalamos con nuestra firma su cese, y muchos se lo hicimos saber personalmente incluso con e-mails directos a su correo felip.puig@parlament.cat, hartos también de sus mentiras y justificaciones sin fundamento en la posterior rueda de prensa.

Porque ahora existen las redes sociales y, quieras que no, todos vamos aprendiendo a hacer uso de ellas. Todos. Hasta los policías. Hasta algunos presuntos policías como los que aparecen en la ilustración que acompaña este artículo, que disponen de sus propias páginas para manifestar que ellos tampoco están de acuerdo con la actuación de los mossos..., pero porque se quedó corta, porque les hubiera gustado estar allí dando palos, porque ellos no habrían huido como gallinas, porque se manifiestan nostálgicos de las cámaras de gas y del fascismo más retrógrado y ciego, porque en sus páginas muestran y glosan entre carcajadas nauseabundas el profundo desprecio que sienten por quienes reivindicamos y luchamos por una vida mejor... Evidentemente, cuando se han visto descubiertos y denunciados, todos sus avatares han desaparecido de la red como por ensalmo, huyendo ellos también como cobardes en lugar de dar la cara. En dos horas, la página No queremos policías como Ferran Teruel había sido aprobada por casi 8.000 personas. ¿Controla Rubalcaba a sus fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado? ¿Son una nostálgica minoría o van por ahí los tiros mayoritarios? ¿Seguridad? ¿En manos de quién la hemos depositado?

1 comentario:

Anónimo dijo...

Repugnante. Se debería vetar el acceso a este tipo de personas a los cargos públicos, de seguridad y de defensa: el último comentario lo dice todo. Espero que el Ministerio del Interior limpie sus filas.