Postre roteño
Cada semana escribo, en el único periódico de papel que se vende en Rota, una breve columna, de nombre genérico LA TERRAZA. Hoy he caído en la cuenta de que no queda recuerdo de ella en ninguna parte de la red, de modo que, para evitarlo, se me ha ocurrido colgarla aquí cada viernes, que es cuando el ROTA INFORMACIÓN sale a la calle. Hoy, como no es viernes, pues voy a colgar la de la semana pasada. Cualquier otro día meteré las cinco anteriores, desde que comencé esta aventura. Pero, así, ya rompo el fuego. Espero que no os parezcan demasiado locales.
A las puertas del verano, que suele traer por estos pagos la
tan necesaria inyección de dineros y recursos para todo el año a costa del
visitante, no estaría mal potenciar y desarrollar algunos elementos
diferenciales de la oferta turística de Rota. En un mundo cada vez más
globalizado, a menudo parece lo mismo estar en Singapur que en Ceilán, Ciudad
del Cabo o Albacete. En cualquier destino encuentra el viajero las mismas
marcas y tiendas en una casi idéntica
oferta masificada. Aburrida, vamos.
Precisamente por ello, el turista adora los hechos
diferenciales y prefiere cada vez más disfrutar de lo que encuentra en un lugar
y no en otro. La diversidad, la distinción, lo propio y autóctono prevalecen en
las opciones de los viajeros. Estos eligen antes los lugares con personalidad,
los que ofrecen particularidades atractivas, sobre aquellos donde todo es más
de lo mismo. Esta es la tendencia que se impone con claridad en el turismo
moderno.
Sería bueno para Rota desarrollar sus particularidades. No
es de recibo que en buena parte de los bares de Rota no haya tintilla, o que no
se ofrezca con carteles, promociones o directamente de palabra al visitante,
tanto como aperitivo moderno, maridado con el queso “de aquí”, como al lado de
un café acompañado por un par de deliciosos pestiños locales. ¿A qué espera el
Ayuntamiento para potenciar estas o similares ofertas en todos los bares y
restaurantes de Rota?
Otra posibilidad sería recuperar el excelente tomate
autóctono, del que apenas pueden encontrarse, por desgracia, vestigios. ¿No
sería imprescindible destinar algunos recursos a potenciar su renacimiento y
comercialización, al menos local? ¿O inventar un “postre roteño” presente en
todos los restaurantes? Propongo éste: crêpes de mousse de calabaza con helado de tintilla. O un moderno helado de arranque. A mí, al menos, me encantaría
disfrutarlos.
1 comentario:
Yo me apunto: al tintilla (en sus variadas formas de presentación) y a la lectura de tus columnas, faltaría más!
Un abrazo!
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