viernes, 3 de mayo de 2013

feria y paradoja


Me pasé la mañanita del pasado miércoles festivo por el ferial cuando, bajo un sol repleto de buenos auspicios, el personal rellenaba las tripas de las casetas y los feriantes reculaban hacia su merecido descanso esas enormes cabezas tractoras que trajeron en sus lomos los cacharritos que hacen las delicias de la chiquillería. Esperaba encontrar un montaje alicaído, de tono menor, acorde con la que está cayendo y me equivoqué de plano.

La feria estaba de dulce, repleta de trabajadores, de modo que, en busca del contraste, me acerqué un ratillo por las cercanías de las dependencias del SAE para comprobar los efectos de la honesta convocatoria de ese luchador Bloque roteño a celebrar en la calle del 1 de mayo de los currantes. No más de ciento treinta personas se habían concentrado y manifestaban con orgullo la firmeza de sus convicciones y la coherencia de sus reivindicaciones justo en estos momentos en que sobre las espaldas de obreros, funcionarios y clase media baja está descargando la banca su crisis y su mala leche.

Dice el diccionario de la RAE que una idea extraña u opuesta a la común opinión y al sentir de las personas es una paradoja. Ignoro si os pasará lo mismo que a mí pero, a mi alrededor,  la gente asegura, mirándose sobre todo los bolsillos, que las estamos pasando de a kilo y que la que nos queda por venir va a ser de aúpa. Todos nos quejamos y cada día alguno pierde un escalón del nivel existencial en que se movía ayer.

De modo que muchos creíamos que no estaba la cosa para festejos sino para reivindicaciones, que menos para rebujitos y más para exigir los derechos que nos están arrebatando en nuestras mismas narices, al menos hasta que este 1 de mayo nos ha demostrado lo contrario. ¡Vaya mierda de parajoda!

2 comentarios:

Julio O'Rourke dijo...

La verdadera paradoja es que algunos aun tengamos ganas de cambiar un mundo que se resiste al cambio. Triste paradoja.

Antonio Piera dijo...

¿Y qué le vamos a hacer, Julio, si estamos hechos así?