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jueves, 7 de junio de 2007

estreñido

Cuando ando estreñido, cosa que de cuando en vez me ocurre (en fases de egoísmo compulsivo, cuando mi organismo se niega a devolver nada de lo que con tanto placer recibió), es mano de santo entonces, para regularizar mis deposiciones, darme una vuelta por donde Isabel Sansebastián o por la covacha (en El Mundo o en la COPE, tanto monta) del patético Jiménez.
Siempre pillo algo, y no es cuestión de suerte sino de abundancia, que me faît chier, con lo que resuelvo el problema y a otra cosa.
De la estomagante figura de la vasca, a la que contemplo y ¡ay, dolor! escucho a veces en eso del micro que sube y baja al minuto, no me gustan ni los andares. La imagino en corsé de látex, tetas escurridas, cara de vinagre y moviendo la cabeza en un no, no, no permanente mientras azota con fruición las rosadas posaderas de Pepiño (a quien parece gustarle; lo siento, es la imaginación que me la juega de nuevo), o declamando: una vez más, la mayoría del electorado vasco ha dado la espalda a quienes se juegan la vida y la libertad individual por defender la libertad y la vida de todos, para premiar a los protagonistas de este proceso de paz claudicante y mentiroso, que ha sentado a la mesa de negociación a unos asesinos con los enviados de un Gobierno democrático, por ejemplo.
Del malévolo gey de las ondas, descubro joyas del género: Zapatero, convertido en Míster Yo, ha olvidado la virtud de resistir al mal como principio de todo bien; y con gesto tontiastuto sigue de rodillas ante la ETA. ¡Qué más necesita la banda para matar más y mejor! En Moncloa tiene un amigo. (FJL. El Mundo. Tontiastuto) y ya me voy como los cantares pata abajo, que era de lo que se trataba. Hasta tal punto enloquece a diario este ser rasante, que un De Prada nada sospechoso de zurdo le soltó lo siguiente desde ABC (claro, que el enano le había tocado los gallardones): en esas diatribas se funden la mentira con espumarajos, la calumnia aderezada con sus ribetes de pringue, la zafiedad y el vilipendio. Imagino que toda esa cochambre le resbalará a Gallardón, como al mármol le resbalan las salpicaduras del cieno. Pero hay algo obsceno en ese intento de destruir al alcalde de Madrid; hay algo enanoide, sórdido, infrahumano, que repugna. (Juan Manuel de Prada. ABC. El alcalde de Madrid). Ahí queda eso.


Ya limpio como una patena, me alzo del trono y veo esta viñeta de Ricardo, con la que, pese a que no es el presi santo de mi devoción porque falla más que una escopeta de feria, comulgo: ahí os la dejo, ya que me parece un prodigio de sensibilité.

miércoles, 23 de mayo de 2007

sin vergüenza/s

No soporto esta campaña electoral, porque me cabrea que me tomen por tonto y que lo hagan con los ciudadanos de este país. No un candidato. TODOS, con mayúsculas (me refiero a los llamados grandes partidos). Y luego, algunos tienen la desfachatez de hablar contra la abstención mientras no hacen otra cosa que provocarla.
No soporto a Rajoy diciendo pidiendo el voto para el PP "para acabar con ETA", como bien comprobarán que ocurre en cuanto sea elegido su candidato en Bollullos del Condado.
No soporto a Zapatero presumiendo de los logros económicos de este Gobierno mientras arrincona a sus propios candidatos.
No soporto a Aznar por su inmodestia cuando asegura que Zapatero es el peor presidente de la democracia olvidando sus propios méritos, ni cuando él, que fue proveedor de los vídeos que desataron la crispación y manejador de las consignas de propaganda goebeliana desde la sombra, hace alarde del peor de los cinismos y acusa a los que no son del PP de estar enfrentando al país.
No soporto a los fascistas proetarras demostrando con su violencia y su no aceptación de la Ley que son lo que son, mientras gritan democratzia cuando les detienen o les impiden amablemente que sigan boicoteando el funcionamiento del estado de derecho.
No soporto al delincuente Jiménez Losantos acusando impunemente de corrupción a los funcionarios del Estado.
No soporto a Savater o Rosa Díez pescando a río revuelto.
...
Las elecciones municipales y autonómicas son las más cercanas a los ciudadanos. El marco idóneo para centrarse en las mejoras, en las soluciones para el tráfico, en el angustioso reparto logístico a cualquier hora, en darle una salida digna al problema de las putas, en comprometerse a resolver ya la pereza administrativa, unificar las ventanillas, poner la informática definitivamente al servicio de las gestiones ciudadanas...

Es nuestro derecho que ese y no otro sea el debate. Lo contrario (¿no habrán hablado de eso en su reciente conversación telefónica ZP y el señor NO?) es abonar la indiferencia y el rechazo, debilitar la participación, incrementar la abstención y lavarse las manos acusando luego a la gente de pasota.

¿Veis? Otra de las cosas que debería plantearse cualquier nuevo partido es ser honesto cuando se convoca al pueblo. ¿A que sí parece una utopía?

jueves, 3 de mayo de 2007

apofenia, la enfermedad de los conspiranoicos

Lo tenemos claro. Pensábamos que las divagaciones conspiranoicas de gentes como Jiménez Losantos, Alcaraz, Pedro J Ramírez, Aznar, Vidal, Rajoy, Acebes, Zaplana y los demás (aunque algunos hagan ahora como si no hubieran roto un plato en su vida) eran fruto de su fervor de oposición o de su propia mala uva. Mas…, ¡hete aquí que no! Lo que les pasa, a los pobres, es que no están buenos. Simplemente, están enfermos.

Entendemos por conspiranoia la teoría que afirma que los atentados del 11-M fueron cometidos por ETA, conchabada con unos moritos emuladores de las acciones de Al-Qaeda y con el Partido Socialista Obrero Español, con la finalidad de que éste último accediera al poder. Para defender tal teoría, se han extraído conclusiones de una casete de la Orquesta Mondragón, alguna mochila desperdigada, una Kangoo, una nota con dos nombres, un informe que no se puede mostrar, un pantalón del revés, algo que uno dice que uno dijo…, vamos, de elementos incongruentes de este jaez.

Pues resulta que tal forma de proceder tiene un nombre. Se llama apofenia, αποφένια en griego. Consiste en ver patrones y/o conexiones en sucesos aleatorios o en datos sin sentido. En psicología, es una tendencia psíquica (innata al ser humano aunque agudizada en la psicosis), a percibir un sentido, relacionado con la distorsión de la realidad, en estímulos azarosos. La apofenia es grave si se manifiesta, como en los casos de esquizofrenia paranoica, cuando el paciente ve patrones siniestros donde no hay ninguno. ¿Os suena?
Es como cuando piensas en alguien y suena el teléfono y es ese alguien. Si eres apofénico, podrías creer que ha sonado porque estabas pensando en esa persona. En estadística, sería un "error de tipo 1", tipificado como ver patrones donde no los hay.
El término apofenia fue acuñado en 1959 por Klaus Conrad, quien lo definió como “visión sin motivos de conexiones” acompañada de “experiencias concretas de dar sentido anormalmente a lo que no lo tiene”.
Así que no les guardéis rencor. ¡Pobrecitos! Es que están malitos.