jueves, 19 de mayo de 2011

con el paso cambiado


La inusitada fuerza con la que están cristalizando las movilizaciones ciudadanas en la madrileña Puerta del Sol y, por ahora, en otras sesenta ciudades españolas, han pillado a los profesionales de la política cagando y sin papel, con el paso cambiado, enfrascados en unas elecciones municipales a las que esta movilización les está negando la mayor. Y cuando hablo de profesionales de la política me refiero, desde luego, además de a los políticos que cobran por serlo, a los medios de comunicación en general, a los turbios columnistas, a los soberbios tertulianos sabelotodo, a los buscadores de supuestas alternativas electorales descafeinadas, a los partidos minoritarios, es decir a todos los que con sus actitudes ciegamente continuistas viven conscientemente en la ignorancia, cuando no desprecio, de la situación real que atraviesan buena parte de sus conciudadanos y se limitan a dar coba y mantener aparentemente vivo al obsoleto sistema que les alimenta.

Como en la canción de Brassens, espléndidamente adaptada por Javier Krahe, van ellos con sus propuestas superfluas, con sus peleas de gallos que a nadie interesan, con sus descalificaciones, con sus especulaciones, con sus aparentes alternativas que no rozan siquiera lo esencial, mientras en la calle la pelea apunta al corazón del sistema, al conjunto de la política miserable y rastrera en la que nos pretenden englobar, al hartazgo generalizado y la reivindicación del todo arrebatado..., y ellos allí en el mitin, de campaña pidiendo el voto desinformado y sin criterio como los gilipollas que son pese a que parezca lo contrario.

Anoche, desobedeciendo la arbitraria y fascista decisión de la Junta Electoral (para la que los derechos constitucionales no parecen contar lo suficiente frente al nerviosismo creciente de toda una clase política que ve cómo podría tambalearse su chiringuito), inasequibles al desaliento pese a la pertinaz lluvia que no les moja el ánimo, insensibles a una policía para que no es lo mismo acampar en Sol que para ver al tontín del Justin Bieber, anoche, decía, miles de jóvenes y no tan jóvenes llenaron la Puerta del Sol de lucha y por ende de esperanza, de decisión y coraje, de movilización y hartazgo. Con dos cohone, que diríamos por aquí, pese a que Cádiz esté siendo de las comunidades más reacias a sacar a la calle su rabia. La cosa sigue en aumento y ya parece asentar sus reales, al menos hasta el día 22, en un hermoso y creciente conglomerado de combatividad, claridad y esperanza que me permite invocar la feliz eclosión de un MAYO DEL 11 en mi tierra. Y yo que creía que no lo vería nunca...

¿Qué quieren? ¿Qué piden? ¿Qué proponen?... Están en ello. Por el momento se organizan: ¡Democracia real ya!, Juventud SIN futuro o Spanish Revolution son los nombres de que se van dotando. Cada día crecen sus exigencias, sus propuestas, sus alternativas desde la horizontalidad a la hora de las decisiones. El que quiera, las puede leer aquí, o aquí y aquí y aquí. Ellos están en ello.

3 comentarios:

Más claro, agua dijo...

Aunque no lo digan, los partidos políticos convencionales ven con cautel (si no temor) este movimiento que, si duda, cada día que pasa crece en solidez y en adeptos.

Y tratan de encauzarlo en su propio beneficio. Les va el sueldo en ello...

Esta sí que es, por fin, La Voz de la Calle... Tú ya me entiendes... ;-)

Anónimo dijo...

los politizaran mas temprano que tarde,a los politicos porque les va el sueldo en ello, a ellos le saldran representantesgarrapateros que pactaran por el silencio.
Espero equivocarme y le demos un palo a los politiquillos que tenemos.
Lo de Cadi normal, cuando empicen a quemar neumaticos, partir mobiliario de todos, y palos a saco,estaremos la provincia a la cabeza del haleo.
S.I.

amèlia dijo...

Lo más increíble de todo ello, es que a todos los partidos políticos les parece bien las movilizaciones, ninguno las ha criticado ¿en qué país vivimos? ¿quién miente o quien no lo hace?. Mientras nosotros, seguimos siendo borregos, Nos toca despertarnos de este letargo en el que vivimos hace años.