nadie puede ponerle puertas al Sol

Empiezo bien el día. Robándole la frase del título a nuestro amigo Eduardo Cruz, lúcido y brillante p'aburrir y maestro de la síntesis, que en Twitter ha descubierto su rompeolas. Pero es que no hay mejor manera de definir que ya ha pasado el peligro y que la Historia con mayúsculas se sigue escribiendo con trazo todavía grueso aunque minucioso en la Puerta del Sol y en las casi 500 acampadas paralelas que hay ya en el mundo. Lo que empezó el domingo pasado, con una manifestación de jóvenes airados a la que casi nadie prestó la menor importancia se está constituyendo a toda prisa en una fuerza brutal e imparable que amenaza con romper el nauseabundo equilibrio en el que nos mantenía hasta ayer la clase política al uso y sus corifeos mediáticos después de haber hecho añicos unas elecciones autonómicas y locales a las que ya casi nadie mira y en las que pocos creen tras la explosión de abrumadoras posibilidades que ha reventado en Madrid. A este paso, puede que las de mañana sean las últimas elecciones "normales" en esta avanzadilla de occidente que parece dispuesta a corregir y aumentar el modelo directo de hartazgo islandés.


Elijo para glosar esta crónica, urgente porque la felicidad me quema los dedos y los vuelve a la vez veloces y torpes de tanta alegría, dos imágenes esclarecedoras. Una interpreta mediante datos empíricos la evolución de este estado de cosas vista a través de la prensa entre los días 15 y 19 de mayo, detallando la superficie que el 15M ha ido acaparando en las portadas de los principales diarios nacionales con sede en Madrid. Ignoro a quién se debe agradecer este excelente trabajo, pero me parece tremendamente "ilustrativo", valga la redundancia para una ilustración, de unos profesionales a los que la realidad, como decíamos antes, ha encontrado cagando y sin papel. La otra es una carta que ha llegado, normalita, a través del servicio ordinario de Correos. Ha sido entregada celosamente, con eficacia, a su destinatario. Ha llegado a su destino esta carta, en cuyo destinatario ponía, debajo de los sellos bien timbrados, una dirección sencilla: Plataforma 15-Mayo, Puerta del Sol, Madrid (28013). Definitivo.

¿Hacia dónde evolucionará esta situación tan repleta de posibilidades? Muchos le encontramos felices similitudes a este mayo del 11 con aquél mayo del 68 en el que descubrieron que la playa se escondía debajo de los adoquines con que tuvieron que defenderse los manifestantes. Por el momento, y esperamos que siga así, Madrid impone sobre la historia parisina unos sensatos criterios de no violencia que podrían garantizar su evolución y crecimiento exponencial, como hasta ahora. Pero, me repito, ¿hacia dónde? Todo movimiento se estanca y decae si no camina, como cuando vas en bicicleta. Te caes si no te mueves. Vale, pero, ¿hacia dónde?

Visto desde fuera, la alternativa más viable pasa por la trasformación del sistema que combaten y ante el que se rebelan, y tendría dos alternativas principales, sin entrar en matices: o irrumpir dentro del sistema para voltearlo o presionar desde fuera para cambiarlo (como se está haciendo ahora). Lo que pasa es que, en ambos casos, sospecho que al final todo habrá de pasar por las urnas, es decir por dentro, al no intervenir la opción revolucionaria que incluya el uso de la violencia, de antemano descartada. Me explico. Si la Plataforma 15M presionase las instituciones hasta la hipótesis extrema de ocupar el parlamento, la sede del Gobierno, los altos tribunales o el palacio real, si se les agobiara y exigiera masiva y pacíficamente a través de acciones multitudinarias, cualquier resultado victorioso pasaría, obligadamente, por la dimisión o la disolución de los organismos rechazados, en el mejor de los casos, tras lo que no quedaría otra que convocar elecciones para sustituirlos. No se va a dirigir el país desde la Puerta del Sol. Siempre habrá que ir a las urnas.

En las distintas organizaciones que componen la Plataforma, se han oído voces autorizadas que plantean la evolución del movimiento hacia la creación de un partido de nuevo tipo, con airadas voces en contra, que todo hay que decirlo. Sólo la palabra partido genera urticarias a granel entre los revoltosos, y con razón. Las estructuras poderosamente jerarquizadas dan grima y sus resultados (combinados con la naturaleza humana) saltan a la vista: Rajoy, Zapatero, Aznar, Cospedal, Pepiño, Arenas o Chaves dan buena fe de ello. ¿Qué hacer, entonces, que diría el tío Vladimir? Una postura muy hábil, a la que de antemano me adhiero y que, desde esta humilde plataforma me atrevería a proponer, sería arrancar (desde el momento más álgido de las movilizaciones, con la mayor repercusión mediática) con la creación de una PLATAFORMA ELECTORAL que exija la inmediata convocatoria de Elecciones Generales a las que se presentaría con un programa mínimo que pusiera el énfasis en la revocación de la Ley Electoral como principal punto de ruptura con eso que llaman democracia y no lo es. Una PLATAFORMA nacida para arrasar. Ideas nuevas, enorme impulso y raigambre popular cobijados bajo la alargada sombra de estas movilizaciones espectaculares. A ganar por goleada. Una PLATAFORMA que, en pura lógica, debería anunciar la prevista autodisolución de su apenas nonato Ejecutivo, tras cambiar las Leyes previstas en su miniprograma, para convocar bajo esta nueva legislación otras Generales, esta vez limpias y realmente representativas. Podría seguir, pero os dejo con esta estructura somera para que la vayáis paladeando. Estas podrían ser las bases sobre las que asentar una DEMOCRACIA REAL, YA.