vale, hasta luego
Vale. Ya has votado. Hasta dentro de cuatro años no te volveré a ver por aquí. Como electo, haré y desharé lo que me pete, de mi capa un sayo, pactaré, depredaré, mejoraré a los de mi sangre, atenderé a los beneficios que me pueda facilitar la información privilegiada que manejaré debido a mi cargo, me pondré un buen sueldo tras conchabarlo con mis iguales, te miraré por encima del hombro, dejaré de ir al súper, tu ya volverás por aquí cuando ni te acuerdes de por qué razones me votaste, ni seas capaz de recordar lo que te prometí ni comentarme lo que no haya cumplido, me llevarán en coche oficial, a mí y a mi señora cuando tenga que ir a la compra, me protegerán pistoleros de las hipotéticas agresiones, no sabré ni dónde ni cómo ni con qué vives, ni me importará lo más mínimo, te haré esperar en la antesala unos buenos ratos si te atreves a venir a preguntarme cómo va lo tuyo, me haré más experto todavía en vaciar las palabras de contenido y las respuestas de significado o compromiso, qué risa, saldrás con las orejas gachas aunque reconfortado por mi cercanía como debe ser, comeré lo que me apetezca y con quien me apetezca, por no enunciar otros verbos más..., personales e intransferibles, que también, estaré a tu servicio mientras sigas mudo, qué risa, me ocuparé de lo mío y luego de lo nuestro, de los que son como yo y han sabido seguir este mismo camino, de los que son de los míos o de los nuestros, hablaré con la prensa, por la radio, iré a la televisión o mejor que vengan a mi despacho para que se vea mi mesa llena de papeles, Maruja, ¡llévate esto que ya se han largao estos pesaos!, prometeré lo que no está en mi mano, acusaré a mi contrario de no dejarme cumplir mis buenas intenciones, me iré con él de viaje con dietas a Europa, en hoteles de lujo y tratamiento VIP, volveré en avión en primera, faltaría más, y no esperaré cola donde los pasaportes y me recogerá el coche, ¿qué tal, don Fulano, ha tenido buen viaje?, inauguraré algo de vez en cuando atribuyéndome todos los méritos, tu sigue ahí porque necesitaré que acudas a mis mítines cuando se acerque (otra vez, qué coñazo) la hora de verte la cara, necesitaré que me invites a tu boda o al bautizo de tus hijos, que bastante me importan, pero iré a estrechar tantas manos como pueda, que se acercará de nuevo la hora de que juntos celebremos la gran Fiesta de la Democracia.
DEMOCRACIA REAL, YA. ¡Coño!
2 comentarios:
Antonio,muy buena esta entrada. La realidad es así, he conocido a muchos tipos así: desde un concejal de barrio a un diputado. Hay que inventar un sistema de control más directo, así no se puede seguir.
Post festum, pestum. Pasada la resaca de la fiesta de la Democracia –fiesta privada y exclusiva para socios y acompañantes- ahora nos toca a los demás barrer el patio, que lo han dejado hecho un asco, aspirar y alisar la azul alfombra, por la que desfila tan corrupta y tan campante la derecha, regalo de sus buenos vecinos “sociatas”, y volver a la cola del INEM, o a la empresa, en donde un ERE te puede volver a mandar a la casilla de salida. Quien más y quien menos regresará a sus angustias cotidianas y el mundo seguirá dando vueltas tan deprisa...
Gracias Antonio por el post, me ha gustado. Y gracias por dejar que me cuele de vez en cuando por aquí.
¡Salud!
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