domingo, 25 de mayo de 2008

marcha atrás

Ya que en la anterior entrada hice el esfuerzo de echar la vista atrás y hoy, aprovechando el tirón, me he desbocado y he seguido en el "ritornello" hasta detenerme en una vieja foto que me acompaña, a saber por qué, sobre el tablero que usamos de escritorio conjunto desde que me vine y que miro de vez en cuando. La foto debe ser del año 51 o 52, lamento no saber precisarlo (por cierto, qué mala costumbre la de no fechar por detrás las fotografías cuando aún resta memoria más concisa de ellas, aunque no sea propia sino de alguno de esos deudos que ya se van dando de baja, tan deprisa...) y el protagonista soy yo a tierna edad, puedo afirmarlo porque esas orejas puntiagudas y bien separadas no se me despintan. Me encuentro en el centro de una bañera que, cuando estaba llena y no se le escapaba el agua por un tapón que desconocía su oficio, apenas le llegaba por encima de la rodilla a un renacuajo como el que veis, pero a la que en aquella casa del barrio de Torrero, en Zaragoza, llamaban pomposamente piscina.

Dos cosas de esta vieja imagen me han llamado siempre poderosamente la atención. La primera es el traje de baño que lucía, con un tirante cruzando el pecho que le confiere a la infantil figura cierto aire de gladiator romano. No creo que fuera siquiera la moda del momento, más bien me inclino a pensar que el colgajo de tela ese debiera ser un apaño de mi madre, que no atascaba y ahorraba siempre con todo, como una hormiguita, intentando que un bañador heredado de mi hermano mayor, como toda mi ropa, no cayera dejando al descubierto mis vergüenzas. Sospecho que esa era la causa, pero no me negaréis que el resultado tenía un punto épico. A mí, al menos, siempre me ha atraído ese rasgo de originalidad y acaso por eso la conservo.

La segunda es la expresión del sujeto, su sonrisa con deje de desconfianza. Me hace gracia verme de enano con ese gesto de duda existencial, como si estuviera preguntándome acerca del ser o la nada, o de extrañeza esperando que saliera el puñetero pajarito que seguro prometía el fotógrafo o tal vez, simplemente, acojonado por el extraño aparato que en manos de mi padre, como las armas que de siempre me rodearon, podía ser cualquier cosa aunque a ojos de buen cubero pareciera menos temible, eso sí, que la hebilla de su pantalón de uniforme militar que a esas alturas seguro que había ya probado alguna vez.

En esta otra foto, tomada unos diez años después pero que por afinidad también se encontraba sobre el tablero, puede verse a quien se sienta a mi lado para los restos intentando quitarle el palo de la boca, con cierta prevención no exenta de delicadeza, a un perro de los de antes, sin pedigrée ni nada. Obsérvese la gracia de la composición, la donosura y elegancia del gesto o lo apropiado de la vestimenta al entorno y la ocasión, gorrito incluido, pero repárese, sobre todo, en las piernas de la nena, que ya apuntaban las maneras que luego cumpliría con creces la cabrona cual si de una promesa se tratase.

A veces tengo la sensación de que los pobladores de estas dos fotografías se conocen (y se atraen) desde aquel entonces.

5 comentarios:

Lágrimas de Mar dijo...

Bonitas fotos y bonito blog. los mejores perros sin dudas eran los de antes...lo que no tienen pedigrée ni nada

besos

lágrimas de mar

Anónimo dijo...

"A veces tengo la sensación de que los pobladores de estas dos fotografías se conocen (y se atraen) desde aquel entonces."
Pues quién sabe, Antonio: el mundo es un misterio.
Me recuerda un poco a una foto de mi bisabuelo que tengo en mi blog, sosteniendo a la nena de unos señores para los que mi tía la mayor trabajaba. A parte de las maravillosas historias que me han contado de él, en esa foto transpira bondad y sencillez.

Adriana Bañares dijo...

Claro que eran esos los mejores... Todavía me acuerdo de cuando mi prima y yo teníamos siete y ocho años. Ella cogió al perro de mi abuelo y le quitó una garrapata casi tan gorda como su mano. Una experiencia inolvidable.

Entrar en este blog también ha sido una gran experiencia. Me encantó.

Besitos naranjas

Adriana Bañares dijo...

Hola!
Gracias por comentar en mi blog.
Me ha encantado eso de "escribes bien jodía". :)
Muchos besos!

Luna Carmesi dijo...

Como me pienso unas cuantas veces las fotos en b/n guardan magia en esa infinita gama de grises...