jueves, 4 de octubre de 2007

hablando de tráfico

Lo he escuchado por la radio esta mañana, que ahora me acompaña mucho camino del curro, al que tengo que llegar en coche. Un motorista llamó por teléfono a alguien diciendo lo siguiente: He tenido un accidente y me he roto la espalda, pero no sé dónde estoy. Acto seguido, se desmayó. Luego..., silencio. La guardia civil tardó 24 horas en localizarle, en un terraplén junto a una carretera comarcal burgalesa. Estaba muerto.
Además del dramatismo evidente de una situación como ésta, conviene fijarse en ella porque hoy mismo, en el Congreso, el partido en el gobierno con el apoyo de algún socio espabilado, ha dado un nuevo paso adelante en la ceremonia de perpetua culpabilización del conductor que lleva adelante ese infumable llamado Pere Navarro cumpliendo órdenes de sus superiores.
En un país como el nuestro, en el que a nadie parece importarle un ardite que conceptos sagrados como la seguridad real de los vehículos dependan del dinero que tengas para comprar o no uno de gama alta, en el que se permite vender latas con ruedas totalmente inseguras sin pudor ni control alguno, en el que miles de puntos negros permanecen en los mapas durante decenios, en el que los guarda-raíles asesinos siguen rebanando los miembros o la cabeza de los motoristas accidentados que chocan contra ellos, en el que la calidad del firme de las carreteras puede cambiar varias veces en un kilómetro, en el país de la imprevisión, de la señalética confusa, profusa y difusa, del caos ante cualquier mínimo incidente..., en esta España en la que cualquiera puede accidentarse y desaparecer de este mundo mientras los vehículos caros disponen de localizador GPS, y no sigo porque me da grima y me enervo y me exalto, en el jodido país tan querido como éste pero tan gravemente descuidado en materia de seguridad vial, al responsable de ella sólo se le ocurre cargar brutalmente las tintas sobre el conductor, culpando siempre de manera ventajista al ciudadano en detrimento de la enorme responsabilidad de la Dirección General de Tráfico que dirige. Me parece que este tío, y quienes le mandan, tienen un morro que se lo pisan.
No manifiesto solidaridad alguna con el hijo de mala madre que pasa de todo y que, a velocidad inconsciente y brutalmente excesiva, se pone y nos pone a los demás en peligro de muerte. Entiendo que se le persiga, se le localice y se apliquen con él las leyes, sobre todo cuando sean reincidentes. Pero estoy más que harto de la perpetua culpabilización del ciudadano por parte de los poderes contratados para velar por su seguridad y de que ese concepto de culpa, tan reiterado y ampliado por periodistas acríticos al servicio de esos mismos poderes, sea el que acabe imponiéndose en el subconsciente de los españoles en lugar de incitarles a reclamar y exigir la seguridad que nos escamotean gracias a esta cruel coartada.

Algo habrá que hacer.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Macho, Antonio, ¡sí que te cae mal el señor Navarro! Ya había oído yo por esta, tu "casa", malas referencias para este hombre.Tengo que decirte que yo no pienso igual. Creo que con Navarro se han empezado a tomar medidas (más o menos efectivas, de acuerdo, pero eso ya no depende de él) mientras que antes, creo yo, la pasividad era importante.
Veo mal, al igual que tú, la culpabilización sistemática del ciudadano pero para mí es prioritario que los "jugadores de la carretera" dejen de circular fastidiándose a ellos mismos y, además, a los conductores responsables. Estamos viendo que en este país, los accidentes de tráfico son un problema gravísimo además de una materia muy difícil de solucionar ya que el que tiene la última palabra es el individuo que se monta en el coche. También es verdad que tan protagonita del problema es este individuo como el Gobierno que hace nuestras carreteras.
Yo pienso (y estoy seguro que tú también) que nos irá mejor con gente como Pere (castigando al que vaya haciendo el tonto con el "juguete asesino" que es el coche) que con gente como Aznar (¿quién tiene que conducir por mí?, ¡a beber se ha dicho!) aunque (finalmente te doy la razón) la solución tampoco vaya por ahí (a mí, desde mis humildes filosofeos, se me ha ocurrido alguna que otra medida pero los "sabios" sabrán mas de esto que para eso tienen estudios... ;) )

Un saludo

Anónimo dijo...

Estoy de acuerdo con matices: el entusiasmo con el que el gobierno, sea de izquierdas o de derechas (si dichos conceptos aún son aplicables en nuestros gobernantes), es muy entusiasta en culpar siempre al ciudadano. "La culpa es de usted, por no hacer caso de las normas."
En mi caso, me muevo en bicicleta por la ciudad de Barcelona, tengo que lidiar cada dia con hordas de conductores estresados, impertinentes y profundamente maleducados, y también con otros que entienden que el que va en bici tiene las de perder y cambian de carril al adelantar una bici. Pues bien, el ayuntamiento chachi-progre-que-te-cagas de Barcelona nos saca la ley de movilidad que nos impide ir por el carril bus (sí, ése que queda a su derecha y que habitualmente está lleno de taxis, motoristas y algún que otro bus), y nos obliga a circular por el carril normal. Imagínese a un ciclista en medio de la carretera, entre coches y autobuses, solo y a merced de la buena voluntad de los conductores. Podría argumentar más y ofrecer anécdotas propias y ajenas, pero sirva éste pequeño ejemplo para demostrar que las leyes las hacen señores muy satisfechos de haberse conocido, en cómodos sillones en su despacho, con secretaria y carnet del partido, ajenos a los sucesos consuetudinarios que acontecen en la rúa. Y así nos va.

Browner...Seguro? dijo...

Como siempre, llevas mas razon que un santo. aunque hay que reconocer que hay cada "animal" suelto por ahi que tiene un vehiculo como arma de matar y eso tampoco es, esta bien que a los animales la justicia les llegue (caso farruquito) pero tambien va siendo hora de que las carreteras esten como toca, sin quitamiedos que son armas de cortar carne y con las condiciones exactas, cada cual que pague su parte y el gobierno y sus infraestructuras tambien tienen mucha culpa.. si señor

Antonio Piera dijo...

Ese era el fondo de la cuestión, brawner. No puedo negar que hay conductores temerarios, pero afirmo que su existencia no es ni puede ser motivo suficiente para trazar una política de culpabilización de un amplísimo colectivo, al que se le están apretando sistemáticamente las clavijas con le coartada de los locos del volante.
Lo de las bicicletas en Barcelona es otro asunto, pero denuncia la misma política de la doble moral al estilo eclesiástico. Defiendo la ecología y dicto normas para evitar las bicicletas en la gran ciudad.
David, no vamos a estar siempre de acuerdo, pero no me negarás que el tal Pere (al que quizá le ha tocado bailar con la más fea, qué sé yo) está resultando un auténtico inquisidor. A mí me parece que su Dirección General debería arreglar las carreteras, adecuar la señalización, suprimir los puntos negros, proteger la vida de los motoristas, incrementar la presencia disuasoria de sus empleados, obligar a los fabricantes a incluir localizador de serie sin subir los precios..., miles de acciones que son imprescindibles para mejorar el tráfico y rebajar los accidentes, y sólo entonces estaría en disposición moral de exigir a los conductores que cumplan su parte del contrato. Pero eso de empezar culpabilizando al colectivo, desde el mal uso de la propaganda al parto de leyes a mi entender inadecuadas, supone desplazar el eje del problema y la carga moral subsiguiente al lado del indefenso ciudadano frente a la todopoderosa administración. Es en todo eso en lo que no estoy de acuerdo y no en que me caiga mal el tipo, que realmente "me la suda.