martes, 3 de julio de 2007

¿De qué se quejan los obispos? (II)

Empeñado en darme la razón, otro mascarón de proa de Rouco, éste llamado García-Gascón, el de Valencia, (el mismo que trabaja desde hace un año en la construcción de una basílica-santuario para homenajear a los "beatos mártires valencianos de la persecución religiosa de 1936"), lo manifiesta a los cuatro vientos: "el laicismo radical acaba desembocando en una pseudo-religión que necesita fabricar su propia moralidad y un sistema de creencias sin Dios. Se trata de una religión atea". Apareció la boina. Máscaras fuera, protestan por lo que consideran competencia desleal.
¿De quién se quejan tanto? Del mismo Estado que les está garantizando la supervivencia con el dinero de todos. A lo que algunos bienpensantes me responderán que, de eso, nada, porque el Estado sólo actúa como administrador, revirtiendo en la Iglesia el contenido de la famosa casilla marcada con una cruz, faltaría más, por los paganos que así lo desean. Pues va a ser que no.
El procedimiento es bien distinto y figura en el primer punto del Protocolo Adicional del Concordato. Comienza con la asignación de unas entregas a cuenta que se van efectuando mensualmente, según previa estimación consensuada para, supuestamente, cotejarlas al final del año fiscal con el resultado de las aportaciones voluntarias del Impuesto sobre la renta (IRPF) y corregir las desviaciones. Si han recibido de menos, se les complementa y, si la santa institución hubiera recibido dineros de más, pues lo devuelven y en paz. ¿Bello, verdad?
Solo que, curiosamente, tal cosa nunca se ha hecho. Nunca ha ocurrido. Pese a que la cantidad la Iglesia católica recibe supera en mucho lo que sus partidarios han destinado a sufragarles de sus impuestos, jamás la Iglesia que tanto protesta ha devuelto ni un duro, ni nunca, que se sepa, el Estado se lo ha exigido. Resulta fácil ser generoso con el dinero ajeno. Al final de cada año, siempre aparece en el BOE la siguiente y lapidaria frase: Se elevan a definitivas las cantidades entregadas a cuenta en el pasado año.
¿Sabéis de cuánto dinero estamos hablando? Valgan algunos ejemplos. Año 2001: Cantidad recibida por la Iglesia Católica de los Presupuestos Generales del Estado: 130.696.116,68 euros (21.746 millones de pesetas). Año 2006: 144.242.904,96 euros. Año 2007: recibirá 150.012.621,12 euros (más de 25.000 millones de pelas).
A pesar de que, en 2007, la asignación voluntaria del IRPF ha pasado del 0,52 al 0,7 por 100 de la cuota íntegra del impuesto, experimentando un incremento inusual de casi el 50%, tampoco la aportación voluntaria de los católicos va a dar para cubrir los mencionados desequilibrios.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Arriba España!!! Gora Espaina!!! Espaina ongi! Espaina Etorri! Espaina urtzaK!

Anónimo dijo...

Dice: España bien! España venida! y España grande... Si hubiera querido decir Una, grande y libre tendría que haber sido Ona, handia ta askatuta...

Anónimo dijo...

Perdón, me he equivocado: sería Bat, handi ta askatuta. Y "urtzak" así puesto es "grandes"