EpC. ¿De qué se quejan los obispos? (I)
Igual que aquél que echaba la mano a la pistola cuando oía hablar de cultura, yo tiro de calculadora en cuanto escucho quejarse a los obispos. La experiencia me ha enseñado que sólo protestan cuando no les salen las cuentas. Igual que su jefe de Roma con el ataque a Amnistía Internacional, que ya os contaré algún día, los aspavientos de Cañizares, el ariete de Rouco en la tierra, tienen sin duda su origen espúreo en el vil metal. ¿Qué temen los obispos, entonces?
Lo que en el terreno ideológico se podría traducir como la pérdida de la exclusiva en materia de educación social, que hasta hoy mantienen contra viento y marea en plena sociedad civil y aconfesional, toma ahora tintes de drama cuando se miran el bolsillo. Porque, siendo optativa la asignatura, les cabe pensar que la demanda de Religión se verá afectada a la baja, y mucho, desde la implantación de la de Educación para la Ciudadanía, que además es obligatoria, y ello podría empobrecer una de sus principales cajas B, por llamar así a los dineros que este Gobierno que tanto denostan les paga para sufragar su profesorado.
¿De cuánto estamos hablando? Pues de un montante anual cercano a los 55.000 millones de las antiguas pesetas (330 millones de euros) que reciben del Estado, y eso calculando los sueldos de los 18.500 profesores de Religión que hay en España a una media de 18.000 euros anuales, casi, casi mileuristas, pese a que sospecho que reciban bastante más.
Así que, sin pensarlo dos veces, a lo que parece, se tiran al monte e inician campaña que desembocará en la desobediencia civil si nadie les para los pies, pese a que, bien mirado, no deberían quejarse demasiado en cuanto al trato que se les dispensa. En una próxima entrega, hablaremos del Concordato.
Por cierto, ¿sabéis cuántos profesores de Religión Islámica prestan sus servicios en España? Exactamente, dieciocho (18).
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