domingo, 7 de octubre de 2007

lugares secretos

Luego de una tarde entera planchando, (¡qué coñazo este tío, siempre con lo mismo!) ya tengo preparado el ajuar de ejecuta para la semana, tras haberme provisto, de milagro y gracias a ciertas familiares ayudas (a mis años), de varios trajes en los que al fin he podido embutir esta tripa que me habéis dado entre todos, horas y horas al ordenador desde hace meses... (Véase qué elegante manera de echar balones fuera).

Me desesperaba probarme uno a uno los uniformes laborales acumulados en el armario desde mi segunda juventud y comprobar con horror que apenas era capaz de inscribir en ellos parte de mi anatomía, dejando al descubierto siempre, casualmente, las llamadas zonas menos nobles -aunque nunca entenderé por qué las llaman así. Y eso que sólo estoy hablando de pantalones, que si les entro a las chaquetas de imposible abotonar...

El caso es que, para rentabilizar la inversión prevista, plausible y posible, nos hemos lanzado mi chica y yo por vericuetos insondables en busca de la mejor oferta en buenos trajes de ocasión, lo que nos ha permitido, de paso, incrementar conocimientos acerca de determinadas costumbres insospechadas de nuestros conciudadanos.

Alertados por un sobrino, que nos puso sobre la pista del lugar, echamos a rodar con más valor que cordura por carreteras de segundo orden, cruces y rotondas para dar y tomar, la gran ciudad a nuestras espaldas y el sol en la cara (hubiera sido mucho más cómodo al revés, estaréis conmigo), esta mañana de sábado, bien temprano, intentando por mi parte recuperar el adormecido instinto de orientación que tanto me enorgullecía cuando era boy scout.

Pero, pese a la evidente buena voluntad del chico, sus instrucciones no eran lo precisas que hubieran debido o acaso yo estoy más torpe de lo que creo, o mi memoria exploradora ha caducado, pero el hecho es que andábamos a eso de las diez más perdidos que carracuca cuando he divisado, a lo lejos, unas viejas naves con montones de coches aparcados a su vera. Por un camino de tierra nos hemos dirigido hacia ellas detrás de mi intuición, bendito 4 x 4, comprobando a medida que nos aproximábamos que nos habíamos quedado cortos en nuestras apreciaciones. Allí fluía más vida que en un muerto del CSI. Familias enteras, parejitas jóvenes, señoras en grupo y sesudos varones con su BMW de barro hasta los ejes transitaban el lugar cargados con enormes bolsas de plástico blanco. Frente a la puerta enrejada que parecía ser el acceso principal, un campesino del vecindario tenía abierto mercadillo vegetal en la trasera de su furgoneta, blanquísimos champiñones, pimientos verdes, melocotones y hasta mangos, que hay que ser exótico.

De la nave de hombres, básteos saber que me he hecho con varios trajes marcados en 365 por 80 euros, impecables y de cierta marca y nivel. Enorme oferta de ellos, algunas camisas, corbatas a 6 y liquidación de pantalones de loneta. Pero la nave de las mujeres... Aquello sí que era jauja. Por 1 euro mi chica se ha traído un pantalón de cuero precioso. Al mismo precio, ropajes interiores de Victoria Secret (que sí, que no son falsos), por 6 vestidos, por 3 faldas, por 4 pantalones y no sigo porque ya no me acuerdo, pero he alucinado junto a los tropecientos que escarbaban apasionados entre los estantes en busca de la ocasión que pintan calva.

Así que ya sabéis dónde pasan las mañanas de los sábados esos vecinos de los que siempre os habéis preguntado aquello de ¿dónde se mete, la chica del diecisiete, de dónde saca, pa tanto como destaca?

10 comentarios:

Anónimo dijo...

¡Joder!, D. Antonio. No sea malo y comparta con nosotros ese Shangrila textil que le ha descubierto su sobrino. Que a los demás también nos gusta lucir pintones por poco dinero, coñe. Que no está la economía para calzarse un Armani comprado de forma canónica.

Abrazos,
Pedro de Paz

RGAlmazán dijo...

Si no fuera porque uno ya no usa de esas cosas y no me va comprar por comprar, le pediría santo y seña, para ir. Casi me están entrando ganas de emularle y embutirme en uno de esos maravillos trajes de a 80 euros.
Le dejo que si no me viene el mono y yo creía que estaba curao.

Salud y República

Juan Pedro Ayllón dijo...

D. Antonio, diga por esa boquita donde está esa tierra de fertilidad textil, que me hace falta renovar el vestuario pero ya¡¡. Antonio Alcantara me llaman por la calle. No le digo más.

Anónimo dijo...

A mí lo que es comprar, ya sean gangas o finuras, me aburre aunque te tengo que decir que si uno encuentra ese "paraíso de la oferta" está bien aprovechar. Aún así estoy con RGalmazán: comprar no ha de ser una adicción sino el cubrir la necesidad.

Un saludo

Antonio Piera dijo...

Don Pedro, cualquier día se lo comento tomando cañas, pero si hay una urgencia, y se lo digo a usted como a todos los visitantes, os lo digo en directo por mail, que no es caso matar la gallina esa o reventar el chollo. A vuestra disposición, siempre que no sea para vicios.

Anónimo dijo...

Pues no se hable más. La tarde que a usted le venga bien me lo dice y compartimos cañas y confidencias sobre trapitos y esas cosas (que raro me ha quedado esto último, ¿verdad?)

Abrazos,
Pedro de Paz

Browner...Seguro? dijo...

Hombre... no es mala cosa aprovecharse de las oportunidades, pero por otra parte; has pensado de donde salen esas mercancias ¿son robadas o de segunda mano?, porque si son robadas yo soy de los que pienso (inocentemente quizas) que si nadie comprase, nadie robaria... y nadie da duros a dos pesetas, asi que no me cuadra.

Antonio Piera dijo...

La verdad es que sí, don Pedro, pero lo importante es el fondo..., a la derecha. Mala esta corta semana para tan buenas intenciones, por cierto.
No son robadas, ni de segunda mano, sino la forma que tiene una empresa reconocida para quitarse los excedentes y evitar gastos de almacén. De lo que dan idea sus precios es de los bajísimos costes a los que reciben la mercancía, es decir de sus altísimos diferenciales que les generan tan enormes beneficios.

Anónimo dijo...

Sí, esta semana está complicado, pero no nos apuremos. Quizá la que viene encontremos un hueco para visitar "El Cangrejero". O a la otra. Como dicen por ahí, "hay más días que longaniza"

Un abrazo,
Pedro de Paz

Browner...Seguro? dijo...

Pues entonces si no son robadas, me parece maravilloso que existan sitios asi, ojala por aqui hubiese alguno..