sábado, 13 de octubre de 2007

Salma, la Barbie islamista

En Indonesia, una pequeña empresa se está haciendo de oro vendiendo como rosquillas un remedo de Barbie a la última moda islámica, con su ropaje hasta los pies y su burka como principales señas de identidad, de nombre Salma. Entre los principales complementos de la muñeca, no es cierto que figure un cinturón explosivo. Son infundios. Ni tampoco está comprobado que camine varios pasos detrás del remedo de Ken, de nombre Osama, que no tardará en salir al mercado con su uniforme completo de talibán, que incluirá, éste sí, un ordenador portátil de última generación para hacer llegar al último confín del mundo por medio de la tecnología más puntera de todas las puntas mensajes anclados en el siglo XVI.

Mientras, felizmente, en España se les han devuelto sus derechos a dos niñas musulmanas a las que el Consejo Escolar había apartado de clase por personarse en el colegio con su velo y todo. Que ya lo ha dicho de forma rimbombante cierto Laarbi Maateis, presidente de la Unión de Comunidades Islámicas, pidiendo respeto para esta tradición, cuando otros hablan de "desconocimiento" y "prejuicios".

Las niñas no tienen la culpa de nada, obviamente, pero a mí la medida de readmitirlas con velo no me parece nada bien. Ya lo siento por lo de las culturas, pero como que no. Me explico. Yo, cuando viajo a tierras musulmanas, me acoplo a su estructura social, léase religiosa. No bebo alcohol, no blasfemo en público, mi esposa viste como de primera comunión, falda larga, sin pantalones, bragas de cuello alto, brazos cubiertos, pañuelo sobre la cabeza, y se deja obedientemente tocar el culo en las aglomeraciones de Han-el-Jalili. Si voy a entrar en una mezquita, me descalzo obedientemente. Son sus costumbres y es su tierra, de modo que si no las acepto, no voy o me largo y listo. No las comparto, me parecen retrógradas y tercermundistas, pero las asumo en su zona por cortesía (y porque, si no, me cortan la patriz).

Pero ésta es mi tierra, y aquí consideramos que las mujeres son iguales que los hombres, que disponen de sus mismos derechos y deberes y que no se admite que se les discrimine por cuestiones de sexo, creencias o religión. Y, aquí, la falta de respeto es la de quien me quiere imponer a mí sus costumbres antidiluvianas en mi propia casa. La de quienes pretenden echar por tierra los avances conseguidos por la mujer española en lucha por su igualdad plena. Esas niñas no son propiedad de ellos. A todos los efectos, y por ello reciben educación gratuita, son y deben ser tratadas como las niñas españolas. Y están obligadas a comportarse como tales.

No me trago la teoría de que esto son tradiciones. También lo es en África Central la ablación del clítoris de las niñas y a todos nos parece una salvajada y un delito. ¿Qué razón hay para aceptar, sin más, las imposiciones integristas de los padres de estas niñas? Están en España, donde estas vejaciones sobre la mujer quedaron bien atrás, y es evidente que a permanecer aquí no les obliga nadie. Su insistencia en esta cuestión tiene que derivar ya en unas normas urgentes de nuestro estado de derecho que defiendan la igualdad de la mujer ante la Ley en todos los órdenes, éste incluído. Harían bien las chicas del Instituto de la Mujer en pensar un poco en ello y dejarse de tanto mirar con lupa la publicidad (que también), por un momento.

En la imagen, otra Barbie musulmana llamada Fulla.

11 comentarios:

Anónimo dijo...

Completamente de acuerdo con lo comentado, D. Antonio. Sé que el planteamiento puede sonar demagogo y maniqueo -más que nada por lo manido del argumento- pero ello no lo hace menos cierto. Resulta muy curioso comprobar como determinados sectores claman por la tolerancia y el respeto hacia sus costumbres e ideologías -bien sean religiosas, sociales o políticas- y lo hacen a costa incluso de pasar por encima de los de las demás. Y nada tiene que ver con el origen de esas personas ni con calidad o validez de los valores que defienden. Hay muchas causas correctas defendidas por personas equivocadasy hay personas que no han hecho lo más mínimo por ganarse un ápice de respeto. Por muy loable que pueda ser la causa que defienden.

Al hilo de esto siempre me viene a la cabeza una disputa que mantuve en cierta ocasión con una persona de origen marroquí que era un autentico joputa con pintas en los lomos. Su principal argumento defensivo ante los continuos desmanes que cometía eran "eres un xenofobo y un racista. Me atacas porque soy extranjero". Y realmente no era ese el motivo. Es que era un autentico cabrón. Y es que mala gente la hay en todas partes, hayan nacido en Marruecos, Vallecas o Vilanova i la Geltrú. La diferencia es que algunos de ellos, con tanto cogernosla con papel de furmar, tienen servidas en bandeja las disculpas a sus tropelías.

Abrazos,
Pedro de Paz

Luna Carmesi dijo...

Al leer tu buenisimo comentario me has hecho sonreir con lo de las barbies...Pero el tema de las niñas aqui en España me ha tocado.
Primero de todo, oido en TV y no en tertulianos de GH, ninguna regla islamica indica que una niña (sin mestruacion) deba llevar velo.
Segundo, enseñanza publica y laica igual a ninguna señal religiosa una vez cruzado la puerta del colegio.
Se acabo la discusión.

Seres Humanos dijo...

Tienes más razón que un santo ;-), y personalmente paso olímpicamente de las religiones, pero me viene a la memoria que hace un par de años aquí en Palma, en la población de Marratxi, justo al lado de un cementerio, querían hacer una mezquita con un pilarete(me parece que se dice así) de casi 50 mts,efectivamente se lió una buena, y no se llego construir. Ahora vete tú a un país musulmán y le construimos una catedral. Imposible no?.
El principal problema de los musulmanes y otros inmigrantes que vienen a España, creo yo personalmente, es que no se integran en nuestra sociedad, la cual no digo que sea obligatorio, pero como mínimo no intenten meternos sus costumbres,cultura y formas de actuar por decirlo de alguna manera a nuestra sociedad, es como si yo me voy a Alemania a imponerles mi cultura.
Se supone y así lo dice la constitución que somos un país laico.
La religión que cada cual se acoja a la que le de la gana, pero un niño es un niño y un colegio no es el mejor sitio de imponer por parte de los padres su religión.
Así conseguimos separarnos más y jamas nos integraremos ni ellos ni nosotros.
Saludos Antonio
Pd: Que guay estás con la guitarra :-)

Anónimo dijo...

Total y absolutamente de acuerdo con esta exposición. Si yo viajo aun país extranjero debo, por respeto, adaptarme a sus costumbres. Si van totalmente en contra de mis criterios puedo, por curiosidad o sed de cultura, visitar ese país en cuestión pero si, lo que pretendo es vivir allí, tengo que asumir sus costumbres y tradiciones y, repito, si no las asumo, desde luego no voy a establecerme allí ni, por supuesto, tratar e imponer mi modus vivendi ni mis costumbres.
Lo dicho, totalmente de acuerdo.

Anónimo dijo...

Pues miren que yo esto no lo veo tan ABSOLUTAMENTE claro. Tengo colgada en mi habitación una pegatina de Izquierda Unida que dice algo como: "la educación a las escuelas; la religión a las iglesias". Con esto quiero decir que soy el primero que "me cuelgo" ese lema pero estamos hablando de todas las religiones y no creo que sea justo que mientras manifestaciones de otras religiones (en concreto la católica, para qué andarnos con rodeos) son consentidas: crucifijos colgados del cuello, por ejemplo, o el hecho de que se imparta la clase de religión (que es a lo que verdaderamente hace referencia la pegatina de IU), se expluse a una estudiante de otra religión de su centro de estudios. A la vez que no entra un pañuelo no creo que deba entrar una cruz. Al menos así lo veo yo. Por otra parte, Antonio, no es lo mismo un pañuelo (que no "burca") que una ablación de clítoris; por lo que tengo entendido el pañuelo de esta chica tenía que ver con una tradición y no con la religión islámica. Algunos chicos y chicas occidentales llevan pendientes, pañuelos al "estilo-hip hop", gorras... por estética y nadie los expulsa porque esto no obstaculiza su labor de estudiantes. Créanme que sigo mi pegatina al pie de la letra pero, por eso mismo, yo no habría expulsado a la niña. Creo que lo último que se debe hacer con un estudiante es echarle de la clase; es el peor castigo que puede recibir (lo crea el estudiante o no).

Un saludo

Anónimo dijo...

Se puede decir más alto pero no más claro. Totalmente de acuerdo con su comentario. Lástima que exponer éstas ideas le hagan parecer a uno facha y retrógrado a ojos de nuestros chachigobernantes.

Browner...Seguro? dijo...

Bajo mi punto de vista este tema es muy complejo, por una parte esta la libertad de religión y de ser como uno quiera, por lo tanto porque no pueden llevar el pañuelo si realmente lo desean, por otra parte esta el derecho/obligación a la educación con lo que para mi lo prioritario es que esas niñas vayan a la escuela, pero claro, también esta la otra parte que efectivamente si nosotros fuésemos a sus países no podríamos construir iglesias, ni llevar minifaldas, ni beber alcohol, etc.. ¿entonces si a nosotros no nos dejan porque los tenemos que dejar?, yo creo que si consiguiésemos mediante educación y cultura integrarlos a nuestras costumbres esta gente también evolucionaría y estas cosas se terminarían, pero es complicado estar a favor o en contra la verdad.

Anónimo dijo...

Yo estoy bastante de acuerdo con David. Eso de "aquí se hace de esta manera así que si quieres vivir en España a hacer lo que se te mande" me suena un poco duro. Evidentemente han venido a vivir a este pais, pero ni necesariamente todas las actitudes que tienen implican desprecio hacia la mujer y sometimiento ni tienen por qué comenzar a vivir como aquí se hace de manera obligada y urgente.
Hay muchas diferencias culturales y religiosas y supongo que muchas de ellas podrán ir valorando cómo quieren vivir. Es cierto que en el caso de niñas desaparece su capacidad de libertad y elección, pero como dice David, cuántos niños van tan contentos con su crucifijo a clase y nadie se pregunta (y menos les impide ir a clase)si están sometidos o no a una religión ?.

besos

Antonio Piera dijo...

Veo que hay opiniones para todos los gustos, que respeto igualmente. A quienes disienten me gustaría recordarles que no soy yo quien se plantea discriminar a nadie, sino los propios padres de las criaturas, a las que no existe ley alguna (dada su edad) que les obligue a vestir de esa manera. Como en todo, las fronteras de su libertad se colocan donde atentan contra la mía, y ésta está en lo más avanzado de las conquistas de la mujer por su completa emancipación.
Me fastidia que vuestras críticas a esta posición procedan del mismo frente que, estoy seguro, no duda en manifestarse claramente por la igualdad de sexos, pero que en los casos de los immigrantes, ignoro por qué razón, no defienden lo mismo. Yo, al menos, creo que por cierta confusión sobre el uso del concepto de libertad, aunque acepte su postura.
Pero, en mi país, y mientras yo pueda evitarlo, no estoy dispuesto a permitir ninguna tradición o costumbre que denoste y discrimine a la mujer, venga de quien venga, por mucha religión de que se disfrace, o precisamente porque se suele disfrazar de religión, como nos sucede también por aquí con la nuestra, en cuanto les dejamos las manos libres.

Anónimo dijo...

No se trata exactamente de eso, Isa. A nadie se le debe negar el derecho a que cada cual, provenga de donde provenga, actue en consecuencia con sus ideas y creencias. El problema radica en lo que ocurre cuando surge el conflicto de intereses. ¿Cómo actuar cuando la expresión pública de dichas ideas o creencias están en contraposición con las de otros, con las costumbres ancestrales del lugar o con la legalidad vigente? ¿A quién concedemos el derecho o privilegio de que prevalezca su criterio?

Creo que el ejemplo de D. Antonio está bastante bien traído. Si yo me desplazo a un país árabe, no se me ocurriría ir haciendo ostentación de un gran crucifijo colgado de mi cuello ni comería glotonamente y con delectación, haciendo gala de ello delante de los demás durante el mes del Ramadan, ni consideraría un agravio ofensivo el que los bares del lugar no dispusiesen de tapas de torreznitos para acompañar a un buen fino 'La Ina' que también exigiría que tuviesen a disposición. Por pura deferencia hacia mis anfitriones y a sus ancestrales costumbres, simplemente.

Saludos,
Pedro de Paz

Antonio Piera dijo...

David: al cuello que lleven la media luna, si les peta, pero vestir así no es una moda sino un signo de discriminación por razones de sexo. ¿O es que has visto chicos árabes varones con velo? Te repito que no es la moda ni lo que se lleva, sino la vestimenta que señala la función a que son destinadas por sus padres.
David: ¿cuales serían tus argumentos contra que usaran gurka?
Isa, no es eso exactamente, pero si algo hemos avanzado luchando día a día, no me parece que se haga a los immigrantes favor alguno excluyéndoles de nuestra evolución porque son "atrasados". Evidentemente que deben integrarse en la sociedad que les acoge, faltaría más. ¿O tu permitirías que se educaran immigrantes japonesas como gheisas en la puerta de al lado?
Grendel, si me dicen facha, que les zurzan. Me da igual.
En París, mis amigos negros me decían que lo mejor para follar seguro eran las españolas. Al preguntarles por qué, lo explicaban. Les metes mano y cuando vas a por todo, si te apartan les dices, ¿no quieres conmigo porque soy negro? Y con nueve de cada diez bastaba con esta retórica.
¡Cómo somos!