sábado, 27 de octubre de 2007

vértigo

Cuando preparas una mudanza entras en un estado anímico especial parecido al vértigo. Es como si en cada caja, pero sobre todo en cada descarte, le dieras un repaso a tu vida al decidir qué es lo que quieres que te acompañe todavía y qué vas a dejar atrás para siempre. Un permanente viaje de equilibrista con los pies al borde del abismo de los recuerdos, fingiendo indiferencia ante el riesgo, paso a paso sobre la delgada soga que traza el sendero entre el ahora y el después, entre el aquí (territorio conocido) y el allí (desconocido, acaso hostil), ahora un pie, con cuidado el otro, ¿qué hacemos con esto que te regaló tu abuela?

Así que ya estáis avisados de que tengo el corazón en carne viva, los recuerdos a flor de piel, que estoy más sensible que un adolescente que se cree desafiado por todo el mundo, más tierno que el día de la madre ante la que será, sin duda, mi verdadera noche de Walpurgis. El que avisa no es traidor, sino, más bien, avisador. Así que este es el marco histórico en el que se están desarrollando los últimos posts y los que están por venir.

Por cierto, mis disculpas, amigos, por la súbita intermitencia en mis entradas, antes rigurosamente diarias, que habréis sin duda lamentado (sonrisa sardónica y esquinada). Bien sabéis que no es mi costumbre, ni mi método, porque soy más bien de Stajanov. Lo que pasa es que las circunstancias vitales no son independientes de esta cuasinecesidad de asomarse a la ventana de la vida, a verla pasar. E influyen. ¡Vaya si influyen!

Aún así, no me negaréis que lo intento, impasible el alemán que decía el himno grabado a fuego en el menor que era uno por aquel lejano entonces, tal vez refiriéndose al mismo alemán pesado que no me deja ponerle nombre a esa cara que me llega del pasado tan nítida como muda. Lo que pasa..., es que a veces no me sale nada, o lo que me sale no es de recibo. Sé que lo entendéis.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Tú eres de los que tienen la ventana abierta, como decía Pablo Guerrero, y no la cierras. Ya lo sabía.
Cuando hablo de alguien sobre esto de los blogs, siempre digo: "nadie te paga por ello, así que puedes escribir tanto o nada como quieras". Es un hobby, a fin de cuentas.

Anónimo dijo...

Hoy te leo melancólico Antonio. Cierto es que el proceso de mudanza ya se ha convertido en un tópico de recuerdos y reflexiones sobre la vida de uno pero hay que mirar p'alante.
Donde te tengo que corregir es cuando te disculpas por tus "ausencias articulistas" que yo no detecto por ninguna parte. Visito diariamente muchos blogs y en el tuyo siempre me encuentro alguna sorpresa así que sigue así. Yo sí que traiciono continuamente mi espíritu estajanovista proporciando un texto por lustro.

Un saludo y a seguir bien