domingo, 31 de diciembre de 2006

Me niego a cerrar en falso

Aunque mi prójima lo ignore, ella que es la sal de mi vida y el soporte de mi camino, esta Nochevieja la vamos a pasar solos ella y yo.
Prepararé unas bobadas para cenar, nada del otro jueves, posiblemente unos cortes de lomo con huevo hilado, un poquito de pastel de cabracho con huevas de arenque y un toque de mayonesa alta en limón, el cardito de mis entretelas justo para probar un par de cucharadas y que quede sobrado para mañana y unas gulas del norte bien sabrosas y picantes en silente homenaje a mi poder adquisitivo, que tampoco este año ha podido comprar de las de verdad. Lo regaremos con caldos varios, sobre todo algun blanquito que guardo para la ocasión, y cenaremos a la luz de las velas, vestidos de gala y mirándonos a los ojos sin más razón que salir a darse una vuelta por dentro del otro.
Ahora que se está dando un baño de espuma, arrullada por las canciones italianas de siempre, que tanto le gustan, y en la traquilidad uterina del calor de un par de luminarias con rastros de incienso, ahora que no puede oirme ni siquiera pensar en voz alta, os diré muy bajito que adoro cada pequeño pedazo de esta mujer que me ha tocado en suerte, que me hace infinitamente feliz cada pequeña sonrisa suya.
Guardadme el secreto con el máximo rigor, porque hay algo de excesivamente tierno, casi obsceno, en el espectáculo de un viejo combatiente enamorado.
No os riais demasiado cuando os confiese que, antes de sonar las doce de esta noche, la desnudaré entre mis brazos, y haré lo mismo conmigo sin más vergüenza que la que tendría si el tiempo no me hubiera castigado tanto, y que tomaremos las uvas desnudos como al nacer y que recibiremos el año nuevo brindando por vosotros, pero también por nosotros y por la felicidad que todavía nos debemos para cada día, y por que podamos alcanzarla tan a menudo como nos dejen las cosas de cada día.
Y, si dios es bueno, follaremos después, por si el año que viene quisiera empezar buenamente
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8 comentarios:

Anónimo dijo...

Otra vez el cardo. Este tío no aprende. Y luego lo demás ... me cago en su alma.

Jonás

Anónimo dijo...

Si la envidia fuese tiña....

Anónimo dijo...

Jonás de la Esperanza, eres un tocawebos

Antonio Piera dijo...

Otros, sin embargo, carecen de alma en la que defecar a gusto. ¿Qué habremos hecho mal, tan mal, como para que coexistan con nosotros seres tan abyectos e insensibles, entes obtusos con carne y ojos? Algo no hemos hecho bien, porque si no, no se entiende.

Anónimo dijo...

Oño, qué cosa tan tierna y bonita. Sí que es para tener envidia, sí.

Anónimo dijo...

Precioso texto, sí señor. Nos emocionó a mí y a la nena mayor. Pero como no funcionaba bien internet, no pudimos enviaros un mensaje.Espero que cumplieras a rajatabla la "hoja de ruta" de tu nochebuena y que no defraudaras a la prójima. Abrazos para los dos.

Antonio Piera dijo...

A la prójima le gustó tanto la entrada como la salida, que convirtieron en auténtica noche buena la noche vieja. A buen entendedor...

Anónimo dijo...

Jonás, Jonás, qué suerte tuviste de que la ballena no tuviera los dientes de una piraña...