domingo, 1 de julio de 2007

presentación

Ayer sábado estuvimos en la presentación de la novela de Juan Madrid que se titula Pájaro en mano, en la librería Estudio en Escarlata de Madrid. Presentaba la cosa don Rafael Reig, cuya mano estreché por vez primera, y asistieron, pese a que la convocatoria parecía hecha a conciencia por el peor enemigo del autor, que hay que ver qué día y hora, gentes interesantes entre las que me cabe destacar a los aventureros del Hotel Kafka, -¿sabes que vamos a hacer un curso de novela negra?- al eZcritor Rafael Fernández, con su morenaza minifaldera de turno al lado, Javier Macua, don Javier Puebla, el hombre del sombrero, y más que desconozco o no recuerdo...
Charlando con el Johnny de siempre, reencontrado alrededor de unas cervezas, ¿dónde si no?, nos comentaba que sí, que la edad de oro de la delincuencia con códigos ha caído en el pasado más lejano, que ya no quedan honores entre las gentes del hampa, como me temía y certifica la opinión del experto. También le vi un poco triste y algo alicaído de antemano porque, a sus sesenta años, no va a tener otra que alinearse con la docena y perder una virginidad que le quedaba comprándose un ordenador y conectándose a la cosa ésta de la red. Intenté animarle pintándosela de color de rosa, que tanto se lleva en estas páginas desde ayer, pero sospecho que, aunque afirmaba que vale, que sí, que seguro..., en el fondo de sus ojillos inquisidores es donde se encontraba la verdad de su derrota. Cosas de las nuevas aventuras periodísticas, que tienen al mundillo revolucionado e inquieto.

6 comentarios:

Rafael Reig dijo...

Don Antonio, fue un placer y un privilegio tu presencia. La pena, que no te quedaras más rato. Que no os quedarais, quiero decir, porque si Ezcritor iba escoltado por "morenaza minifaldera", tú tenías a tu vera espectacular rubia con pantalones, que todo se sabe. Abrazo.

Antonio Piera dijo...

No me importa que se sepa, don Rafael. Tiempo habrá para bienbeber en compañía, pero deseábamos perdernos por las calles del centro para refrescar la reconquista del espacio perdido desde Tierno para acá, y ello no admitía diletancia, que ha sido visto y no visto.
Por lo demás, La Cachimba ya no es lo que era, refugio de los acratones antaño y de los garrafones hogaño. Sic transit...

Anónimo dijo...

Me hubiera gustado estrecharle la mano don Antonio. Ya otro día le presento a la morena si usted me presenta a la rubia jejejeje (es broma).

Un abrazo.

Antonio Piera dijo...

No sé yo los resultados que puede arrojar el intercambio que me sugiere, pero ya decía un amigo que todo es negociable. Ja y ja. La próxima vez que no vayamos tan de prisa, lo mismo nos tomamos algo juntos. Otro abrazo.

Anónimo dijo...

Sepan todos ustedes que mi acompañante se sentaba a mi derecha y no era el tal Ezcritor sino mi marido que se llama Paco.

Anónimo dijo...

¿podría alguien poner una foto de la morena?... la morena incluso si quiere tener ese detalle...