jueves, 9 de agosto de 2007

al alcalde de La Herrera le sobran los rumanos

Leo por ahí que unos 2.000 rumanos acampan a las afueras del pueblo albaceteño de La Herrera, habitualmente con una población de menos de quinientos habitantes. Que son pobres, que son sucios y encima que, cuando se lavan, lo hacen en las aguas del trasvase Tajo-Segura, a la altura del Acueducto, aguas y jabones que luego beberán en Murcia, Alicante o Almería, fíjense, qué guarros, sobre todo si nos olvidamos de que hay depuradoras. Asegura el preboste del poblado que, además, ocupan el pueblo, incluso que se resguardan en los portales de la calle principal y que lo llenan todo de basura. Menos, mal, dice, que pronto se irán.

Hasta aquí, todo normal. El ajeno es el culpable. Ya está. Lo de siempre. Un edil cabreado porque ocupan su espacio y les cuadriplican en número. Su pizca de racismo. Lo dicho, aquí y ahora, lo normal.

Pero te pones a leer entre líneas y enseguida aparece la boina, cuando el alcalde va y manifiesta que ignora la razón por la que han venido los rumanos, aunque apunta la posibilidad de que "procedan de la campaña del ajo". ¡Acabáramos! Ahora sabemos el porqué de la airada protesta del alcalde. Lo que pasa es que ya se ha acabado la campaña, ¿comprendéis? La mano de obra barata y trashumante, sin seguros y a dos duros, en euros, ha terminado su función. Ya cayó el telón, ya dejaron cuantos beneficios debían, ya han cobrado sus cuatro reales, ya el ajo y sus dueños, los poderosos, los electores, tan contentos, y justo entonces es cuando cae uno en la cuenta de lo que molestan. No cuando llegaron. No cuando se instalaron. Entonces debían lavarse con agua embotellada.

Que se vayan a otro sitio (que vendimien o recojan el algodón, que se lo curren y duerman al cielo raso, que arrastren sus hijos por otros caminos, que vendan su fuerza de trabajo al peso o por lo que quieran darles), que molesten a otros.

Pero que no olviden volver el año que viene.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Me encanta, te lo juro. Me encanta que se denuncie el abuso de poder y la sinrazón de quienes olvidaron que hace muy pocos años, esos pobres desalmados, sucios y sin un duro (ahora euro) que llevarse al bolsillo, éramos nosotros. Me encanta que se denuncie la caradura (por no poner algo mucho más fuerte) que supone el darse cuenta de que "ocupan tu espacio" quien te ha ayudado a recoger lo sembrado, aprovechándote de su precariedad para pagarles lo mínimo y que cuando ya se ha "cumplido" con tu sembrado te quejes de que no tienen dinero (el que tu no les has pagado) para dejarte los beneficios que deja el turista. Me encanta como está escrito, me encanta que haga pensar.
¿he dicho que me encanta?

RGAlmazán dijo...

Me llega todavía el olor a ajo. Nunca se ha llevado bien el ajo y el agua. De ahí que cuando se quiera decir que alguien se aguante se diga: ajo y agua.
Este individuo, alcalde a la sazón y a la sinrazón, merece que le manden al car-ajo y que le metan los ajos a lo rum-ano.

Y lo peor es que aunque esté ajado, hay unos cuantos canallas como él.

Salud y República

Beta dijo...

Mira el Bellotari de hoy, me ha salido divertido :)

J. G Centeno dijo...

Cuando se produjo lo que el Pp llamó proceso de regularización masivo tuve que acudir varias veces, para legalizar la situación de la chica búlgara que ayuda en casa, a las oficinas de la Seguridad Social de San Lorenzo de El Escorial. Las instrucciones eran muy claras, tenía que ser el empleador, en este caso yo, el que tenía que personarse con toda la documentación (Contrato, certificado de penales del empleado, autentificado por traductor, fotocopia del pasaporte, etc..) con el fin de darse de alta en el registro correspondiente de la SS, y hacer efectivas las cuotas mensuales. Insisto en que teníamos que ser los empleadores los que nos personaramos, pues bien, en la cola el único era yo, los demas eran los propios inmigrantes, que a pesar de llevar, muchos de ellos, la documentación necesaria, habían recibido de sus señoritos/as la más rotunda negativa a personarse, dando en algunos casos como pretexto que no podían perder una mañana,y en otros siendo más sinceros al afirmar que No quiero aparecer, para nada, en registro alguno de la SS. Esa es la doble moral de mucha gente, algunos de ellos con discurso progresista, pero sólo cuando se trata de sus derechos, no de los deberes que contraen.