miércoles, 8 de agosto de 2007

hablando solos

Algún ilustre visitante, con acertado sentido crítico, me ha recomendado amablemente que vigile y mejore los titulares de este blog. Lo haría, de verdad, si pensara que ejercen aquí la misma función que en prensa. Pero me ocurre que, al ser éste un blog personal, he optado por que los titulares sinteticen más mi estado de ánimo, la proyección de lo que pienso en el momento, que un atractivo para incitar la lectura o un buen resumen de los contenidos de la entrada. Tal vez esté equivocado, pero me gustaba la idea de aclarar que se trata de una opción personal, buena o mala, pero elegida. Gracias, Némesis.

Cada vez veo más gente hablando sola por la calle, en el metro, hasta conduciendo, aunque de los últimos sospecho que transportan algún bajito o que hablan por el móvil oculto en el salpicadero. Los hay que lo hacen caminando, mientras gesticulan en apoyo de sus vehementes tesis, a veces a gritos pero mayoritariamente en el tono coloquial que usarían si llevaran su interlocutor al lado. Suelen ser gentes de edad. De una edad, de esa edad a partir de la cual la soledad deja de convertirse en una dorada y excepcional opción para devenir carga insoportable. Me da pena sobre todo cuando detienen su perorata para escuchar las imaginarias respuestas, su gesto de decepción al comprobar hasta qué punto su charloteo ha resultado estéril.

Luego están los que hablan por el móvil caminando, en el metro o en el autobús, tan aislados de la realidad que les rodea que no es difícil enterarte de datos biográficos del calado de los últimos cuernos que el/la protagonista le ha calzado a su prójimo o incluso, en algún caso extremo, de las dimensiones y performances del instrumento con el que se perpetró el engaño.

Luego, los que agitan en solitario, frente a la televisión, el mando de la play como si se tratara del mango de una raqueta, las cachas de un Magnum del 44 o, pobre de mí, una caña de pescar. La soledad elevada al cubo, el patetismo del gesto subrayando que no tienes contrincante, ni pez en el agua, ni tan siquiera enemigo malo que llevarte por tí mismo al punto de mira.

Hablar solos es el destino que nos depara una sociedad cuya tendencia a favorecer el aislamiento, el egoísmo y el individualismo, va convirtiendo poco a poco en enfermizo el antaño noble proceso de intercambiar ideas, pensamiento, fluidos corporales, palabras, insultos o golpes.

Pensándolo bien. ¿No es este blog otra forma de ello?

6 comentarios:

PETA dijo...

bonito blog

http://mamalista.blogspot.com/

Anónimo dijo...

¿No lo son todos al fin y al cabo?

Anónimo dijo...

Don Antonio, por favor, que mi comentario de los titulares era una chorrada del porte de un sauce llorón, ni que fuera su editor, que yo tambien apoyo su política de titulares (lo hago en mi blog)...

Creo que el hablar solo no implica en todos los casos una soledad, sino que es como cuando uno se dedica al gayolismo en intimidad, buscamos en nosotros al oyente que nos escucha sin interrumpirnos, al que no quiere imponer su opinión a toda costa, al que es paciente con nuestras divagaciones, al que le importa lo que nos pasa, y por qué no, pontificarnos, aleccionarnos, convencernos y sorprendernos.
En todo caso, que bueno sería encontrar las primeras cosas en una persona que solo nos preste sus oidos. Como ya dice el dicho, haciendose pajas, uno se lo pasa bien, pero follando se conoce gente.

misántropo dijo...

Hace algún mes que visito con regularidad su blog.
Muy interesante.
Aunque no participe sepa usted que tiene atento visitante

RGAlmazán dijo...

Cuantos más medios de comunicación, cuantas más falicidades de convivencia, parece que corresponde más soledad. Hoy los niños juegan más solos, los viejos se los llevan a residencias, la familia cada día es más nuclear, menos extensa, y su pricinpal interlocutor es la televisión.
Lo que ocurre es que también hay más posibilidades de salvarse de la soledad. Hay que aprovecharlas, uno es un blog. En definitiva, una forma de comunicación, aunque no sea física.

Salud y República

Johana Albrecht dijo...

¡Hola!

Tines razón, escribir un blog no es más que dar permiso a los pensamientos para que escapen de la cabeza y queden estampados en un papel (o pantalla), es como pensar en voz alta,y más allá de lo que se dice, lo relajante es el ejercicio de pensar en sí mismo, es liberador, es hacer catarsis.

Me gustó pasar por aquí, lo haré con más frecuencia, al igual que por La Coctelera, que también me gusta mucho.

Un saludo afectuoso.